lunes, 31 de mayo de 2010

Benedicto XVI exhorta a vivir la fe de forma plena

miércoles, 26 de mayo de 2010

Broche de oro con Los Nocheros en el festejo patrio

Antes de que cayera la tarde, miles de salteños se reunieron en el Paseo Balcarce. La cita estaba prevista para las 18. La propuesta: regalarle al pueblo salteño un poco de la música que lo representa, como un modo de continuar la celebración por los 200 años de nuestra patria.
Los primeros en subir al escenario montado en Balcarce y Ameghino fueron los músicos del dúo “Los izquierdos de la cueva”, sus primeros acordes comenzaron a sonar alrede­dor de las 18. Luego, cerca de las 20, se hicieron presentes Los Nocheros, que anoche festejaron por partida doble pues, además de protagonizar el festejo patrio, anticiparon algunos temas de su nuevo material disco­gráfico “La otra luna”, que saldrá a la venta el 29 de junio.
“Participar de los festejos del Bi­centenario, acá en Salta, es una de las cosas más importantes que nos han pasado. Llegamos a esta noche llenos de ilusión porque hace un tiempo que no cantábamos en la provincia y, además, con la alegría de presentar los temas del nuevo disco. Es como un renacer”, dijo Alvaro Teruel.
Rubén Ehizaguirre agregó: “Es una felicidad estar aquí esta noche. Que­ ríamos estar presentes en un día como el de hoy. Estuvimos ayer tocando en Córdoba y veíamos lo que pasaba al mismo tiempo en el obelisco, y pensábamos: ‘Mañana nos toca en la tierra de nosotros’. Así que lo soñábamos.
Queríamos darnos este lu­jo y darle a la gente este regalo”. El repertorio transitó por los discos más conocidos del popular cuarteto salteño. La canción elegida para dar inicio al recital que duró casi dos horas fue “Señal de amor”, le siguieron temas como “Basta de heridas”, “Las moras”, el tinku “Fue” y “Canto nochero”. El momento cúlmine fue cuando comenzó a sonar el charango de Kike al ritmo del “Humahuaqueño”. En ese momento, la gente que estaba sentada se levantó y sin ningún pudor se animó a bailar junto a las sillas.
El entusiasmo también corrió como reguero entre los miles que presenciaron el recital de pie y estalló la fiesta. Una recordada zamba fue “la frutilla del postre”: “La cerrillana”, coreada por las más de 15mil personas que concurrieron al espectáculo musical.
Para cerrar la conmemoración his­tórica, el recital nochero terminó con la emotiva entonación del Himno Nacional, fuegos artificiales y un es­perado “¡Viva la patria!”.

domingo, 23 de mayo de 2010

Carta de Pentecostés‏

Queridas Amigas, queridos Amigos:
Estamos a finales del tiempo Pascual, con la fiesta de Pentecostés que celebramos hoy.
El día de Pentecostés (al término de las siete semanas pascuales), la Pascua de Cristo se consuma con la efusión del Espíritu Santo que se manifiesta, da y comunica como Persona divina: desde su plenitud, Cristo, el Señor (cf. Hch 2, 36), derrama profusamente el Espíritu.
En este día se revela plenamente la Santísima Trinidad. Desde ese día el Reino anunciado por Cristo está abierto a todos los que creen en Él: en la humildad de la carne y en la fe, participan ya en la comunión de la Santísima Trinidad. Con su venida, que no cesa, el Espíritu Santo hace entrar al mundo en los "últimos tiempos", el tiempo de la Iglesia, el Reino ya heredado, pero todavía no consumado:
«Hemos visto la verdadera Luz, hemos recibido el Espíritu celestial, hemos encontrado la verdadera fe: adoramos la Trinidad indivisible porque ella nos ha salvado» (Oficio Bizantino de las Horas. Oficio Vespertino del día de Pentecostés, Tropario 4)
(Catecismo de la Iglesia Católica, 731 y 732)

miércoles, 12 de mayo de 2010

“El perdón no suple a la justicia”

El papa Benedicto XVI aseguró durante el vuelo a Portugal que “el perdón no reemplaza a la justicia” al responder a los periodistas sobre cómo la Iglesia debe reaccionar ante el escándalo por los abusos contra menores cometidos por sacerdotes.
El pontífice, que desde hace varios meses debe hacer frente a a denuncias por el encubrimiento en la Iglesia Católica de los curas pedófilos, enumeró “las respuestas que la Iglesia debe dar”. Mencionó la “penitencia, la oración, la aceptación, pero también la necesidad de justicia”, dijo.

Vaticano

Los abusos sexuales en la Iglesia fueron revelados por Fátima

Según el Santo Pontífice, que está en Portugal, el tercer secreto de la Virgen habla “sobre los pecados” dentro de la institución.
Los actuales “sufrimientos” que está pasando la Iglesia a causa de los abusos sexuales a menores cometidos por sacerdotes forman parte del tercer secreto de Fátima, revelado por la Virgen a través de varias apariciones a tres niños portugueses en 1917. Lo aseguró Benedicto XVI camino de Portugal a los periodistas que lo acompañaban en el vuelo papal.
Cuando era prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Joseph Ratzinger acompañó con un comentario teológico la revelación del tercer secreto de Fátima, según el cual un obispo vestido de blanco caería al suelo a causa de unos disparos, y que fue interpretada como la revelación del atentado que el 13 de mayo de 1981 Juan Pablo II sufrió en la Plaza de San Pedro a manos de el turco Ali Agca. Y ayer interpretó esas revelaciones a la vista del escándalo de pederastia que sacude a la Iglesia.
“Más allá de la misión de sufrimiento del Papa, que en primera instancia podemos relacionar con el atentado contra Juan Pablo II, en el mensaje de Fátima hay indicaciones sobre la realidad del futuro de la Iglesia”, señaló Benedicto XVI, que hoy peregrinará al famoso santuario mariano de Fátima, subrayando además que las visiones que tuvieron Jacinta, Francisco y Lucía hablaban “de la pasión de la Iglesia. El Señor ha dicho que la Iglesia sufrirá hasta el fin del mundo. Y esto lo vemos hoy de manera particular”.
El “pecado” de la Iglesia
“Hoy las mayores persecuciones contra la Iglesia no vienen de afuera, sino de los pecados que están dentro de la propia Iglesia”, añadió a los periodistas que le acompañaban en el vuelo papal que aterrizó en Lisboa, en clara alusión al escándalo de pederastia que sacude a la Iglesia y que el Pontífice no ha dudado en calificar de “realmente aterrador”.
El Papa fue recibido en el aeropuerto de Lisboa por el presidente portugués, Aníbal Cavaco Silva, en medio de una fortísima la atención mediática sobre el primer viaje del Pontífice a Portugal.

jueves, 6 de mayo de 2010

MAYO: LLEGÓ EL BICENTENARIO, UNA NACIÓN SE CONSTRUYE ENTRE TODOS...

Cuando Jesús dice sobre el templo que no quedará piedra sobre piedra, no es solo una profecía, sino una constatación de la realidad.Jesís nos llama a la reflexión de que las instituciones que no cumplen sus funciones en la sociedad están condenadas a desaparecer.
Es en el servicio desiterensado a los demás donde el poder se legitima y es en respeto a todas las instituciones donde un pais se engrandece.
 Cuando los lesgiladores y gobernantes, jurán como representantes desempeñar fielmente sus cargos, defendiendo el estado de derecho de todos los ciudadanos, y piden que si así no lo hicieren la Patria y Dios  se lo demanden, no pueden desoir el clamor de la opinión pública y el sentir de la buena fe de la  población, porque es ahí donde Dios y la Patria reclaman. Un pais que no dialoga con todos los actores y sectores sociales está inmerso en una crisis existencial.
Antes se festejaban las fiestas patrias con un Te Deúm, con un gran desfile cívico de las instituciones, colegios, voluntarios, fuerza de seguridad, etc.  y terminaban no con discursos banales sino con un a liento para redoblar las fuerzas de la construcción y el desarrollo de todas nuestras potencialidades. Hoy no podemos marchar unidos.
Nos hacen falta integrarnos a círculos virtuosos de  diálogo, donde se potencien todos los factores que
nos posibilitan una vida mejor. La conferencia espiscopal prepara para el 8 de mayo una celebración en Luján y en todos los santuarios Marianos del Pais.
recemos todos por nuestra patria.
( ver oración por la patria en etiqueta: oraciones)
P. Hernán Pérez Etchepare.

martes, 4 de mayo de 2010

La alegría cristiana

Experimentar la alegría constituye un desafío para las personas en la sociedad hodierna. En un mundo lacerado por profundas divisiones y rupturas, donde la abundancia de rostros sombríos son elocuente testimonio de la profunda desesperanza y tristeza por la cual atraviesan los hombres y mujeres de hoy, ¿existe todavía un lugar para la alegría?
La felicidad ciertamente es una necesidad fundamental del ser humano. El anhelo de ser feliz está tan arraigado en el corazón del hombre como la búsqueda de sentido a la propia existencia. La misma experiencia cotidiana así nos lo demuestra. Es por ello que tantos buscan infructuosamente esta felicidad en las múltiples ofertas de la cultura de muerte. El consumismo, la búsqueda desordenada del placer por el placer, de lujos, riquezas y confort, la ambición del poder, el hedonismo... son tan sólo algunos signos de lo que el mundo nos ofrece como sucedáneos a nuestra necesidad de la auténtica felicidad.
Sin embargo, es igualmente evidente que la degradación de estas propuestas es proporcional al vacío y frustración que dejan en el hombre. Y no puede ser de otra manera, pues la falsa alegría que ofrece la anti-cultura está fundada en aspiraciones de poder, tener o placer, las cuales alienan más y más al ser humano de lo profundo de sí mismo y del recto sentido de sus dinamismos fundamentales y, por lo tanto, de su realización personal. De ahí que la alegría puramente mundana sea vacía, superficial, transitoria, incapaz de colmar de verdadero gozo el corazón humano.
La alegría, signo del cristiano
La vida cristiana y la alegría son dos realidades íntimamente unidas. La alegría cristiana nace de la opción fundamental por el Señor Jesús, es fruto de una experiencia de fe en Él y de comunión con Aquel que es Camino, Verdad y Vida1, que me muestra cuál es el sentido de mi vida en el mundo, la grandeza de mi destino.
El Evangelio es un mensaje de alegría, pues se trata de una Buena Noticia: estamos invitados a vivir el amor y es posible vivirlo aquí y ahora, porque el Señor Jesús nos amó primero. El Hijo de Santa María nos muestra el verdadero significado y el alcance del amor y nos invita a vivirlo. La auténtica alegría es un primer efecto del amor. Y este amor, el mismo amor de Cristo, ha sido infundido en nuestros corazones por el Espíritu Santo2. Por eso afirma San Pablo que «el fruto del Espíritu... es alegría»3.
La alegría es un signo presente en la existencia cristiana. Nuestra alegría testimonia la profundidad de nuestro compromiso con el Plan divino. Quien vive su fe con tristeza y abatimiento, no ha comprendido bien el núcleo del mensaje del Señor Jesús.
En la Anunciación-Encarnación el ángel invita a María a vivir la alegría mesiánica: «Alégrate, llena de gracia...»4. María se llena de gozo en el Señor, pues el Mesías nacerá de Ella por obra del Espíritu Santo. El cántico del Magníficat es una hermosa expresión de alegría humilde, limpia, transparente, profunda. María exulta de gozo «en Dios mi Salvador... porque ha hecho en mi favor grandes maravillas»5. Cuando María y José presentan al niño en el Templo, tanto el anciano Simeón como Ana se gozan en el Espíritu ante la presencia del Reconciliador6.
El Señor Jesús llama felices a los discípulos porque sus ojos ven y sus oídos oyen7, es decir, porque ellos han acogido la Buena Nueva, porque están abiertos al mensaje del Señor. En el momento de la Transfiguración, ese encuentro íntimo con el Señor mueve a Pedro a exclamar: «Señor, bueno es estarnos aquí»8. Sólo el Señor Jesús puede ofrecer la alegría que nadie nos podrá arrebatar9.
Alegría-dolor
El horizonte de la vida cristiana no está exento de pruebas y dificultades, de incomprensiones y rechazo, de dolor y sufrimiento. Sin embargo, en medio de las pruebas y el dolor el creyente sabe conservar el dinamismo de la alegría, pues ella es algo más que un sentimiento pasajero, es un estado permanente del espíritu que nace de la fe y compromiso con el Señor Jesús.
San Pablo nos enseña que el cristiano se hace fiel seguidor del Maestro «abrazando la Palabra con gozo del Espíritu Santo en medio de muchas tribulaciones»10. Esta enseñanza la testimonia el Apóstol de Gentes con su propia actitud ante la vida: «Estoy lleno de consuelo y sobreabundo de gozo en todas nuestras tribulaciones»11.
Sufrir para el cristiano no es, pues, motivo de abrumadora tristeza, sino que la experiencia pierde su ácida mordiente al estar unida al Señor Jesús: «Alegraos en la medida en que participáis de los sufrimientos de Cristo, para que también os alegréis alborozados en la revelación de su gloria»12. Por eso los Apóstoles, cuando fueron perseguidos y encarcelados, «marcharon de la presencia del Sanedrín contentos por haber sido considerados dignos de sufrir ultrajes por el Nombre. Y no cesaban de enseñar y de anunciar la Buena Nueva de Cristo Jesús cada día en el Templo y por las casas»13.
Apóstoles de la alegría
Todos estamos llamados al apostolado, al anuncio del Evangelio en primera persona, según nuestras capacidades y posibilidades. Como ya hemos visto, el Evangelio es un mensaje de alegría. El mismo Señor Jesús es el Evangelio, la Noticia Feliz que colma nuestras existencias.
Por ello nuestra acción apostólica debe estar informada por la alegría. Un anuncio apagado, triste, sin vida ni entusiasmo, desvirtúa la esencia del mensaje cristiano. Todo nuestro apostolado debe brotar de la alegría profunda que nace del corazón convertido y entregado al servicio del Señor y de su Plan de reconciliación.
San Pablo nos invita a ser apóstoles «a tiempo y a destiempo»14. De ahí que nuestra vida cotidiana también es ocasión de testimoniar la grandeza y plenitud de la vocación cristiana. Viviendo la alegría en todas las esferas de nuestra vida, nos convertimos en verdaderas antorchas vivas capaces de llevar la luz de la esperanza a un mundo enfermo y agonizante por falta de la verdadera luz15.
Cuando María visita a Isabel, lo hace movida por el amor y el servicio. Un acto para Ella trabajoso como viajar para ayudar a su pariente encinta se convierte en un magnífico testimonio de alegría cristiana. Isabel experimenta de tal modo la alegría que ve en María y percibe la magnitud de la presencia de aquella que es portadora de Vida, que se ve impulsada por el Espíritu a llamarla «feliz», porque «ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor»16.
Para meditar
Motivos de la alegría cristiana: Dt 16,14-15; Dt 26,11; 1Sam 2,1-2; Sal 5,12-13; Sal 16(15),7-11; Jer 15,16; Lc 2,10-11; Lc 10,20; Lc 15,6-7; Lc 15,32.
La alegría es signo del cristiano: Sal 33(32),1; Hch 5,41; 1Tes 5,16-18.
Dinámica del dolor-alegría: Jn 16,22; Rom 5,3-5; 2Cor 1,3-5; Col 1,24; 2Tim 1,11-12; Heb 10,32-36; Heb 12,1-4; Stgo 1,2-4; Stgo 1,12; 1Pe 1,6-7; 1Pe 3,13-14; 1Pe 4,12-14; Ap 7,14-17.
Características de la alegría cristiana: Jn 16,22.
María, modelo de alegría en el Señor: Zac 9,9; Lc 1,28; Lc 1,45-47.
Un mundo que huye
El dolor es una realidad inevitable para la humanidad. Desde que nacemos hasta que morimos conocemos el dolor en sus distintas manifestaciones: soledad, malestares físicos, defectos morales, tristeza, cansancio, debilidades de todo tipo. El Papa Juan Pablo II llega a decir que el sufrimiento «parece ser particularmente esencial a la naturaleza del hombre... El sufrimiento parece pertenecer a la trascendencia del hombre; es uno de esos puntos en los que el hombre está en cierto sentido “destinado” a superarse a sí mismo, y de manera misteriosa es llamado a hacerlo»17.
También es claro que el dolor está casi siempre asociado al mal que existe en el mundo. Por un lado, suele manifestarse de alguna manera como consecuencia del mal. Por otro lado, consecuencia del mal o no, podríamos decir que el dolor en sí mismo es un mal, una limitación, una negación de un bien determinado. El dolor evidencia nuestra propia limitación y finitud; por eso tendemos casi naturalmente a evitarlo.
El mundo en el que vivimos, marcado por el hedonismo promovido por la cultura de muerte, adopta frente al dolor una actitud de fuga desesperada. Si se pudiera expresar en una frase esta disposición, diríamos así: “evita el dolor a toda costa”. Sin embargo, el problema no está en evitar el dolor en sí mismo, sino en la aproximación inmadura y evasiva frente a la vida que se desprende de esta manera de pensar y que se podría plasmar en esta expresión: “consigue el placer a toda costa”. Y es que sin una visión de fe la identificación dolor-mal se agranda hasta convertirse en desesperación. Por ello se invierten tantos esfuerzos en huir de esta realidad.
A pesar de los adelantos técnicos y científicos el hombre no ha podido extirpar el dolor y la muerte. Recogiendo estas inquietudes fundamentales, el Concilio se preguntaba: «¿Qué es el hombre? ¿Cuál es el sentido del dolor, del mal, de la muerte, que, a pesar de tantos progresos hechos, subsisten todavía?»18.
Las interrogantes no desaparecen con no mirarlas; hay que darles una respuesta. El Santo Padre nos señala que responder al problema del dolor es una necesidad del corazón y un imperativo de la fe. La necesidad del corazón no es otra cosa que nuestra mismidad que clama por una respuesta para nosotros mismos y para los demás. El imperativo de la fe es la llamada que el Señor Jesús nos hace para vivir y proclamar la respuesta que Él mismo le da al dolor.
El Señor Jesús y el sentido del sufrimiento
El Señor Jesús no vino a librarnos del sufrimiento, sino a darle sentido. Él mismo vive intensamente la experiencia del dolor. Nada de lo humano le es ajeno, a excepción —claro está— del pecado. En Él todas las interrogantes que produce el dolor son resueltas. En Él, el dolor pierde su carga de negatividad para volverse ocasión de crecimiento en el amor y la esperanza. El sentido del dolor de la Cruz se manifiesta plenamente en la alegría de la resurrección. Estas dos realidades son el fundamento de la pedagogía del “dolor-alegría” en la que el Señor Jesús quiere educarnos para llevarnos a vivir la plenitud.
La pedagogía divina
Cuando hablamos de la pedagogía “dolor-alegría” nos estamos refiriendo a un proceso en el que ambas realidades coexisten en el entramado de la vida cristiana. No se trata de dos momentos sucesivos, sino más bien de un mismo dinamismo en el que, la mayoría de las veces, la alegría y el dolor se dan de manera simultánea. Si miramos al Señor y a Santa María descubrimos que la alegría cristiana subsiste aun en el dolor, que aparece como un telón de fondo, como esperanza en las situaciones más dramáticas. La Cruz se presenta así no como señal de tortura, sino como signo de reconciliación y alegría. El Señor Jesús nos invita incesantemente a leer nuestra experiencia del dolor desde la fe en Él. Sólo así podemos comprender el misterio del sufrimiento humano y convertirlo no solamente en crecimiento propio, sino en un valioso caudal de reconciliación que misteriosamente llegará a muchos hermanos. Se trata de lo que expresa San Pablo: «Completo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo en favor de su Cuerpo, que es la Iglesia»19.
El término “pedagogía” se refiere a la noción de educación de una persona para su recto desarrollo. Cuando hablamos de la “pedagogía divina de la alegría-dolor” nos referimos a un camino privilegiado por el que el Señor nos educa y conduce a la plenitud del encuentro en el amor. Esta pedagogía responde a la naturaleza misma del ser humano. Como anotamos al principio, desde el parto hasta el fin de su peregrinar terreno, el hombre se ve signado por el dinamismo de la alegría y del dolor. Toda etapa de su crecimiento está acompañada de algún tipo de crisis, que puede ser bien o mal asumida. La misma experiencia de vivir contiene la conciencia de finitud que produce un profundo dolor: «El máximo enigma de la vida humana es la muerte. El hombre sufre con el dolor y con la disolución progresiva del cuerpo. Pero su máximo tormento es el temor por la desaparición perpetua»20. La pedagogía divina de la alegría-dolor hace posible dejar de lado lo secundario para permanecer en lo esencial y desde ahí desplegarse en un horizonte de mayor plenitud. Al crecer la tensión entre lo contingente y lo permanente se produce una experiencia de sufrimiento, de inseguridad e incertidumbre que, bien asumida desde la fe, permite descubrir el sentido profundamente positivo de la vida y la muerte en el Señor Jesús.
Vale la pena señalar algunos de los elementos que se presentan en esta pedagogía de la alegría-dolor. Por un lado, educa en un horizonte de esperanza, pues lleva a levantar la mirada por encima de las vicisitudes presentes, a la espera cierta de la alegría prometida por el Señor Jesús21. Ayuda también a centrarnos sobre lo esencial, desechando los obstáculos que impiden nuestra realización personal. Lleva necesariamente a tener una visión de profundidad, pues la situación dolorosa no admite argumentos superficiales sino que clama por respuestas consistentes exigidas por lo profundo de nuestro ser. Quien se habitúa a esta pedagogía aprende también a vivir el realismo cristiano, tan necesario en nuestra aproximación al mundo. Nos educa en una visión positiva pero nunca ingenua, pues no evade las realidades de ruptura que necesitamos reconciliar. Además, la alegría-dolor es una pedagogía que nos prepara para la vivencia del amor, pues éste exige una autodonación generosa y la renuncia a otras opciones que suelen parecernos agradables o incluso justas, pero que se oponen al Plan de Dios22. En el fondo nos preparamos para conformarnos cada vez más al Señor Jesús, dispuestos a amar hasta dar la vida por los amigos23.
En compañía de María
Santa María nuestra Madre es la pedagoga del Evangelio. Los pasajes de su peregrinar recogidos en el Evangelio son un claro reflejo de su vivencia de la alegría-dolor.
En la Anunciación-Encarnación24 la alegría inmensa por la venida del Reconciliador se ve traspasada por la memoria de las profecías del Siervo Sufriente; el júbilo desbordante por el nacimiento del Salvador en el establo de Belén25, frente al dolor por no hallar una morada digna para que nazca su Hijo; el dolor por la pérdida del Hijo, y la alegría al hallarlo en el Templo evidenciando su conciencia mesiánica26; en el momento culminante de la Cruz27 el dolor desgarrador por la pasión de su Hijo —en la visión de fe de María— coexiste con la alegría por el cumplimiento del divino Plan, cuando el Señor Jesús, amando a la humanidad hasta el extremo, realiza la obra de nuestra reconciliación.
Al compás de la alegría y el dolor, la Virgen de Nazaret que nos concibe en la Anunciación-Encarnación se va convirtiendo en la Mujer Fuerte, en la Madre que a los pies del madero da a luz a toda la humanidad. Esta maternidad que se gesta desde el anuncio del ángel culmina en una expresión plena de amor bajo la pedagogía alegre y dolorosa del Señor. Ésta es la gran lección que da María, y que, de alguna manera, el Señor Jesús nos describe: «La mujer, cuando va a dar a luz, está triste, porque le ha llegado su hora; pero cuando ha dado a luz al niño, ya no se acuerda del aprieto por el gozo de que ha nacido un hombre en el mundo»28.
Y es que la única realidad capaz de transfigurar el sufrimiento humano, lo único que disipa las tinieblas del dolor estéril para convertirlo en un caudal de alegría profunda que inunda el corazón humano es el amor, manifestado en la obediencia del Crucificado y en la presencia silenciosa de la Inmaculada del Dolor.
Para meditar
Asumir el dolor con visión de eternidad: Eclo 2,1-6; Jn 16,20-22; Rom 8,18; 1Tim 4,10; Ap 2,10-11.
Las experiencias de alegría-dolor nos purifican y fortalecen en el Señor: Rom 5,3-5; 2Cor 6,4-10; Flp 4,11b-13; Col 1,24; Heb 2,18; 1Pe 5,10.
Vivir la alegría-dolor a semejanza de nuestra Madre: Lc 1,26-38; Lc 2,33-35; Jn 19,25.
El dolor es ocasión para acercarnos al Señor: Job 19,25-27; Rom 8,35-39; 2Cor 4,9-11; 2Cor 4,16-18

domingo, 2 de mayo de 2010

EVANGELIO DEL DIA DOMINGO

EVANGELIO DEL DIA



¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
domingo 02 Mayo 2010. Domingo de la V Semana de Pascua
Hoy la Iglesia celebra : San Atanasio, Advocación Mariana: Nuestra Señora de Gracia, Santa Mafalda, Santa Wiborada, San José María Rubio S.J.

Evangelio según San Juan 13,31-33.34-35.

Después que Judas salió, Jesús dijo: "Ahora el Hijo del hombre ha sido glorificado y Dios ha sido glorificado en él. Si Dios ha sido glorificado en él, también lo glorificará en sí mismo, y lo hará muy pronto. Hijos míos, ya no estaré mucho tiempo con ustedes. Ustedes me buscarán, pero yo les digo ahora lo mismo que dije a los judíos: 'A donde yo voy, ustedes no pueden venir'. Les doy un mandamiento nuevo: ámense los unos a los otros. Así como yo los he amado, ámense también ustedes los unos a los otros. En esto todos reconocerán que ustedes son mis discípulos: en el amor que se tengan los unos a los otros".

Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

Leer el comentario del Evangelio por : Beata Teresa de Calcuta (1910-1997), fundadora de las Hermanas Misioneras de la Caridad

Un Camino muy simple
«Que os améis unos a otros como yo os he amado»
Yo digo siempre que el amor comienza en casa. Lo primero es vuestra familia y después vuestra ciudad. Es fácil pretender amar a los que están lejos, pero mucho menos fácil es amar a los que viven con nosotros o muy cerca. Desconfío de los proyectos impersonales porque lo único que cuenta es cada persona. Para conseguir amar a alguien es necesario estar cerca de ella. Todo el mundo tiene necesidad de ser amado. Cada uno de nosotros tiene necesidad de saber que es alguien para los demás y que es de un valor inestimable a los ojos de Dios.
Cristo dijo: «Amaos los unos a los otros como yo os he amado». Y dijo también: «Cada vez que lo hicisteis con uno de estos mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis» (Mt 25,40). Es a él a quien amamos en cada pobre, y cada ser humano en la tierra es pobre en alguna cosa. Dijo: «Tuve hambre y me disteis de comer. Estuve desnudo y me vestisteis » (Mt 25,35). Siempre recuerdo a mis hermanas y a nuestros hermanos que nuestra jornada está compuesta de veinticuatro horas con Jesús.

EVANGELIO DEL DIA

¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
domingo 09 Mayo 2010
Domingo de la VI Semana de Pascua. Hoy la Iglesia celebra : San Pacomio
Evangelio según San Juan 14,23-29.
Jesús le respondió: "El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y habitaremos en él. El que no me ama no es fiel a mis palabras. La palabra que ustedes oyeron no es mía, sino del Padre que me envió. Yo les digo estas cosas mientras permanezco con ustedes. Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi Nombre, les enseñará todo y les recordará lo que les he dicho. Les dejo la paz, les doy mi paz, pero no como la da el mundo. ¡ No se inquieten ni teman ! Me han oído decir: 'Me voy y volveré a ustedes'. Si me amaran, se alegrarían de que vuelva junto al Padre, porque el Padre es más grande que yo. Les he dicho esto antes que suceda, para que cuando se cumpla, ustedes crean.
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
Santa Teresa de Ávila (1515-1582), carmelita descalza, doctora de la Iglesia . Relaciones, 46 y 48
«El que me ama... y vendremos a él y haremos morada en él»
Estaba una vez recogida con esta compañía que traigo siempre en el alma y parecióme estar Dios de manera en ella, que me acordé cuando san Pedro dijo: «Tú eres Cristo, hijo de Dios vivo» (Mt 16,16); porque así estaba Dios vivo en mi alma. Esto no es como otras visiones, porque lleva fuerza con la fe; de manera que no se puede dudar que está la Trinidad por presencia y por potencia y esencia en nuestras almas. Es cosa de grandísimo provecho entender esta verdad. Y como estaba espantada de ver tanta majestad en cosa tan baja como mi alma, entendí: «No es baja, hija mía, pues está echa a mi imagen» (Gn 1,27).
Estando una vez con esta presencia de las tres Personas que traigo en el alma, era con tanta luz que no se puede dudar el estar allí Dios vivo y verdadero... Yo estaba pensando cuán recio era el vivir que nos privaba de no estar así siempre en aquella admirable compañía, y... díjome el Señor: «Piensa, hija, cómo después de acabada no me puedes servir en lo que ahora, y come por Mí y duerme por Mí, y todo lo que hicieres sea por Mí, como si no lo vivieses tú ya, sino Yo, que esto es lo que dice san Pablo» (Gal 2,20).


EVANGELIO DEL DIA 16-5-10

¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
XLectura del santo Evangelio según san Lucas 24, 46-53

Jesús dijo a sus discípulos:
«Así esta escrito: el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día, y comenzando por Jerusalén, en su Nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de todo esto. Y yo les enviaré lo que mi Padre les ha prometido. Permanezcan en la ciudad, hasta que sean revestidos con la fuerza que viene de lo alto.» Después Jesús los llevó hasta las proximidades de Betania y, elevando sus manos, los bendijo. Mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo. Los discípulos, que se habían postrado delante de él, volvieron a Jerusalén con gran alegría, y permanecían continuamente en el Templo alabando a Dios.
Palabra del Señor.
Reflexión
Después de la Resurrección del Señor, cuarenta días antes, los apóstoles permanecieron dos o tres semanas en Galilea y después fueron a Jesusalén como Jesús se los había mandado. Aquí se les apareció con frecuencia el Señor para enseñarles su doctrina y fortalecer su fe. Un día, mientras estaban a la mesa, les encargó que no se fueran de Jerusalén hasta no recibir el Espíritu Santo, “la promesa del Padre que va a venir sobre Ustedes”
La hora de la despedida estaba a punto de llegar. A los pocos días los llevó hacia Betania, y allí los bendijo. Y según el relato del Evangelio de San Marcos que leíamos: “Sucedió que mientras los bendecía se alejó de ellos y se elevó al Cielo”. La bendición es el último gesto del Señor aquí en la tierra. Y los discípulos lo adoraron. Se postraron en tierra mientras Jesús ascendía. Es el primer acto de adoración a Jesús glorificado. Y después se quedaron medio atontados viendo como a Jesús lo ocultaba una nube y desaparecía de su vista. Era el signo de entrada del Señor a los cielos.
La vida de Jesús en la tierra no concluye con su muerte en la cruz, sino con la Ascensión a los cielos. Es el último misterio de la vida del Señor que, junto con su Pasión, Muerte y Resurrección, constituye el misterio pascual. Era necesario que los discípulos del Señor, que habían presenciado su muerte en la cruz, entre insultos y burlas, fueran testigos también de su exaltación suprema. Así se cumplían las palabras que el mismo Jesús había dicho tiempo antes: “Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a Vuestro Dios”.
Jesús fue levantado ante los ojos de sus discípulos y una nube lo ocultó de su vista. Jesús multiplicó las «pruebas» de su Resurrección con aquellos que tendrían que ser testigos de ella por vocación, pero le fue necesario mostrarles ahora el fin último de su Resurrección. Al subir al Cielo en su última aparición, Jesús les reveló el sentido de su propia historia: había venido del Padre, y retornaba al Padre. Pero no vuelve solo, lleva consigo a la humanidad redimida, a todo «un pueblo de cautivos» (Ef 4,8) que arranca del poder de las tinieblas para hacerlo entrar en su reino de luz (Col 1,13). El se va para prepararnos un lugar a fin de que donde él está, estemos también nosotros (J 14,2-3).
Cristo, el Señor, se encuentra en el Cielo con su Cuerpo glorificado, con la señal del Sacrificio redentor, con las huellas de la Pasión. Jesús glorificado tiene en el cielo su lugar natural. Está sentado a la derecha del Padre con toda su gloria y el honor de la divinidad, donde el que existía como Hijo de Dios antes de todos los siglos.
Y mientras los apóstoles miraban al cielo, se presentaron dos ángeles con forma humana que dijeron: “Hombres de Galilea ¿qué hacen ahí mirando al cielo? El mismo Jesús que los ha dejado para subir al Cielo, vendrá de igual manera que lo vieron subir”
Los ángeles les revelan a los apóstoles que es hora de comenzar la inmensa tarea que les espera, que no deben perder el tiempo. Con la Ascensión termina la misión de Cristo en la tierra.
El Señor, antes de partir, renueva la promesa del envío del Espíritu Santo. Con su llegada comienza la tarea de los discípulos y de la Iglesia
Por eso San Lucas comienza los hechos de los Apóstoles, donde están relatados los comienzos de la Iglesia, con este último misterio de la vida de Jesús. El misterio de su Ascensión.
San Lucas relata que los once apóstoles volvieron a Jerusalén con gran gozo. Esta alegría tiene su fundamento en la fe en Jesús, que ahora los llena porque han visto su gloria, y en la esperanza de recibir al Espíritu Santo.
Por el momento, los discípulos están todavía en el mundo, en medio del cual deben dar testimonio de la realidad nueva inaugurada por Jesús, a saber, un reino que no es como los de la tierra, establecidos sobre el poder y el dinero (Lc 22,25-26), sino un reino de amor, de justicia y de paz. No hay que buscar este reino entre las nubes, pues ya está en medio de nosotros (Lc 17,20-21) y crece cada vez que nos dejamos guiar por el Espíritu de Dios.
Los apóstoles se vuelven solos a Jerusalén pero tienen a su maestro más cerca que nunca, y su vida tiene ya su objetivo primordial: dar a conocer a Cristo entre las gente de toda tierra.
Pidamos a María que por su intersección aumente también en nosotros la fe en Cristo y la esperanza de recibir el Espíritu Santo, para que seamos verdaderos apóstoles que difundimos su doctrina con nuestras obras y nuestra palabra.
(Extractado parcialmente del Servicio “Unos Momentos …”)
Comentario
Celebramos este domingo, la Ascensión del Señor. La escena de la Ascensión es única de Lucas. Aunque Mc 16,19 nos da un dato similar, no se tiene en cuenta como original de Marcos, porque los vv. 9-20 de ese capítulo, que cierran dicho evangelio, aunque son canónicos, no se consideran ni de la mano de Marcos ni siquiera de su misma época.
Varias reflexiones suscitan los once primeros versículos del capítulo 1 de los Hechos. En primer lugar, la insistencia de Lucas en las instrucciones que da Jesús a sus discípulos antes de su partida; instrucciones que abarcan tanto el período de su ministerio público como el período pos pascual, que tanto Lucas como Mateo y Juan “certifican” con las noticias de las apariciones del Resucitado. Esas apariciones tienen como finalidad afirmar la continuidad de la presencia de Jesús en medio de la comunidad y, por otra parte, apremiar a la comunidad apostólica para que inicie la tarea de propagación del Evangelio “a toda criatura” (Mc 16,15).
Sólo la paciencia pedagógica de Jesús va logrando que poco a poco los discípulos entiendan que hay una tarea por realizar, y que esa tarea le corresponde ahora a la comunidad discipular. “¿Qué hacen mirando al cielo...”? (Hch 1,10-11). Jesús ha cumplido un ciclo de “formación” y de “acompañamiento” al grupo de discípulos; es lo que podríamos denominar el “tiempo de Jesús”; ahora, en la secuencia de la historia salvífica que Lucas narra a su comunidad, viene el “tiempo de la comunidad”, en el cual se podrá ciertamente seguir experimentando la presencia de Jesús, pero ya no físicamente vivo, sino a través de su espíritu.
Sin embargo, la comunidad no puede realizar “su tiempo” en una actitud de mera contemplación; tiene que emprender su camino, el mismo del Maestro. Es evidente que Jesús ya no estará presente en términos físicos, materiales. Con gran sentido pedagógico, Lucas ilustra esta “separación” con el relato de la Ascensión. Jesús ha llevado a término su parte en el plan de Dios, y vuelve al Padre; “asciende”. Los discípulos no pueden quedarse mirando al cielo, como esperando en forma pasiva o contemplativa a ver cuándo ellos también serán llevados al cielo. Ellos“ascenderán” también, pero sólo cuando hayan realizado la parte de la misión que el Señor les tiene señalada. Esa parte de la misión que deben realizar queda muy bien definida en el Evangelio: “ir por todo el mundo a anunciar la Buena Noticia” (Mc 16,15-16), con un solo objetivo: despertar la conciencia y la fe de los oyentes, quienes han de ser bautizados, es decir, incorporados a la familia de los hijos de Dios.
Si la Resurrección la leemos desde la aparición de los ángeles de la Ascensión que llaman la atención a los apóstoles por quedarse mirando alelados al cielo (Hch 1,10-11), entenderemos el deseo de Cristo resucitado de que su iglesia mire hacia la tierra, donde queda su gran misión: anunciar la redención a tantos seres humanos esclavizados en el cuerpo y en el espíritu, y arrebatar a los poderes tanta vida consumida por su ambición y tanta sangre derramada por su violencia. Hacia la tierra es donde hay que mirar, porque aquí es donde está la tarea de liberación. Esto es lo que nos dice el relato de los Hechos.
Y si leemos la Resurrección desde la carta a los Efesios (1,17-23), encontramos una gran palabra de aliento y la extraordinaria promesa que fortalece nuestra esperanza: Jesús está en la eterna compañía de su Padre y del Espíritu, pero lo está como hermano mayor de una gran familia que se le irá uniendo, o como cabeza de un gran cuerpo que ya comienza a sentirse resucitado, porque ya empieza a sentirse transformado con el deseo inmenso de parecerse a su Maestro, que entregó su vida por todos sus hermanos del mundo.
Con la Ascensión se cierra el ciclo de las apariciones del Resucitado. Si las juntamos todas y leemos su contenido simbólico, nos daremos cuenta de que nos narran las diversas experiencias de la Iglesia acerca del Resucitado. Pero la Ascensión tiene una particularidad: le da a la pequeña iglesia naciente la certeza de que desde su pequeñez puede conquistar al mundo, como lo hizo Jesús al morir, aunque impotente en la cruz. Sólo después de haber pasado por la cruz adquiere Jesús poder sobre todo “Principado, Potestad, Virtud y Dominación”. Oigámoslo bien: ¡sólo después de pasar por la cruz! Celebrar la Ascensión implica tener a la vista al Crucificado; implica saber que la gloria no es patrimonio de este mundo, sino del mundo que comienza con la Ascensión, el bello nombre de la gloria del Crucificado.
Completamos este comentario con un excelente texto de Leonardo BOFF, que recomendamos vivamente, tanto para quienes han de preparar una homilía, como para quienes quieran utilizarlo en la reunión de estudio bíblico, o incluso para el estudio personal; puede ser tomado de la biblioteca de los Servicios Koinonía, aquí: http://www.servicioskoinonia.org/biblico/textos/ascension.htm
Para la revisión de vida
- ¿Estoy asumiendo la misión propia de mi identidad como bautizado/a en Cristo Jesús? ¿En qué doy verdadero «testimonio» de Jesús y de su Causa, y en qué no lo doy aún?
- ¿Qué me falta para madurar más en la fe? ¿Conozco suficientemente el Proyecto de Jesús? ¿Busco vivir por su Causa con la fuerza de su Espíritu y su experiencia de Dios Padre-Madre?
- ¿Qué señales doy de interés por los demás y por su liberación de esclavitudes o angustias, de sufrimientos, marginación, opresión o depresión?
Para la reunión de grupo
La ascensión del Señor, ¿fue un hecho histórico, físico, espiritual, teológico...?
Cuál es el mensaje fundamental del «misterio» de la ascensión?
La tierra es el único camino que tenemos para ir al cielo... Comentar esta famosa sentencia del famoso misionólogo P. Charles.
[El "texto complementario", de Boff, que ofrecemos, se presta muy fácilmente a ser utilizado como una sesión de estudio bíblico que involucre a varios temas fundamentales de la comprensión de la Biblia, así como otros respecto a la cosmovisión -cielo, tierra, tiempo, eternidad...-.]
Dice Lucas en Hch 1,3, que Jesús, después de resucitar, se dedicó con insistencia a hablar a sus discípulos acerca «del Reino de Dios»: ¿qué creemos que significaba eso para Jesús entonces, y para aquellos primeros discípulos; y qué significa para nosotros hoy? Compartamos nuestra opinión personal sobre ello.
En Mc 16,15-18 aparece esta promesa de Jesús: quienes crean el anuncio del Evangelio y se bauticen, ejercerán «poderes mesiánicos» liberadores, para destruir lo que amenaza y mata la vida. El texto simboliza esos poderes en estas «señales»: «expulsarán demonios, hablarán lenguas, agarrarán serpientes y, aunque beban veneno no les hará daño; curarán enfermos». ¿Qué pueden significar hoy los «demonios», las «lenguas», las «serpientes», los «venenos» y también la «imposición de manos»? ¿Cuáles deben o pueden ser las «señales» que hemos de dar hoy?





EVANGELIO DEL DIA



¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
domingo 20 Junio 2010
XII Domingo del Tiempo Ordinario.Hoy la Iglesia celebra : Santa Florentina
Evangelio según San Lucas 9,18-24.
Un día en que Jesús oraba a solas y sus discípulos estaban con él, les preguntó: "¿Quién dice la gente que soy yo?". Ellos le respondieron: "Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los antiguos profetas que ha resucitado". "Pero ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy yo?". Pedro, tomando la palabra, respondió: "Tú eres el Mesías de Dios". Y él les ordenó terminantemente que no lo dijeran a nadie. "El Hijo del hombre, les dijo, debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar al tercer día". Después dijo a todos: "El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz cada día y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá y el que pierda su vida por mí, la salvará.
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :Catecismo de la Iglesia Católica§ 306-308
«Que tome su cruz y que me siga»
Dios es el Señor soberano de su designio. Pero para su realización se sirve también del concurso de las criaturas. Esto no es un signo de debilidad, sino de la grandeza y la bondad de Dios Todopoderoso. Porque Dios no da solamente a sus criaturas la existencia, les da también la dignidad de actuar por sí mismas... y de cooperar así a la realización de su designio.
Dios concede a los hombres incluso poder participar libremente en su providencia confiándoles la responsabilidad de «someter la tierra y dominarla» (Gn 1, 26-28). Dios da así a los hombres el ser causas inteligentes y libres para completar la obra de la Creación, para perfeccionar su armonía para su bien y el de sus prójimos. Los hombres, cooperadores a menudo inconscientes de la voluntad divina, pueden entrar libremente en el plan divino no sólo por sus acciones y oraciones, sino también por sus sufrimientos. Entonces llegan a ser plenamente «colaboradores de Dios» (1C 3,9 ; 1Te 3,2) y de su Reino.
Es una verdad inseparable de la fe en Dios Creador: Dios actúa en las obras de sus criaturas. Es la causa primera que opera en y por las causas segundas: «Dios es quien obra en vosotros el querer y el obrar, como bien le parece (Flp 2,13).

EVANGELIO DEL DIA

¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
domingo 27 Junio 2010. XIII Domingo del Tiempo Ordinario
Hoy la Iglesia celebra : San Cirilo de Alejandría, Beato Estefan (José) Nehme
Evangelio según San Lucas 9,51-62.
Cuando estaba por cumplirse el tiempo de su elevación al cielo, Jesús se encaminó decididamente hacia Jerusalén y envió mensajeros delante de él. Ellos partieron y entraron en un pueblo de Samaría para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron porque se dirigía a Jerusalén. Cuando sus discípulos Santiago y Juan vieron esto, le dijeron: "Señor, ¿quieres que mandemos caer fuego del cielo para consumirlos?". Pero él se dio vuelta y los reprendió. Y se fueron a otro pueblo. Mientras iban caminando, alguien le dijo a Jesús: "¡Te seguiré adonde vayas!". Jesús le respondió: "Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza". Y dijo a otro: "Sígueme". El respondió: "Permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre". Pero Jesús le respondió: "Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve a anunciar el Reino de Dios". Otro le dijo: "Te seguiré, Señor, pero permíteme antes despedirme de los míos". Jesús le respondió: "El que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :Santa Teresa-Benedicta de la Cruz [Edith Stein] (1891-1942), carmelita descalza, mártir, copatrona de Europa
Meditación para la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz
«Sígueme»
El Salvador nos ha precedido en el camino de la pobreza. A Él le pertenecen todos los bienes del cielo y de la tierra. Para Él no presentaban ningún peligro; podía usar de ellos al mismo tiempo que conservaba su corazón enteramente libre. Pero sabía muy bien que es casi imposible al ser humano poseer bienes sin subordinarse a ellos y hacerse su esclavo. Por esta razón lo abandonó todo, y con su ejemplo nos ha enseñado, aún más que con sus palabras, que sólo lo posee todo el que no posee nada. Su nacimiento en un establo y su huída a Egipto nos hacen comprender ya, que el Hijo del hombre no tendría un lugar donde reposar la cabeza. El que quiera seguirle debe saber que nosotros no tenemos aquí abajo una morada permanente. Cuanto más vivamente tomemos conciencia de ello, más ardientemente tenderemos hacia nuestra morada futura y exultaremos sólo de pensar que tenemos derecho de ciudadanía en el cielo.


EVANGELIO DEL DIA

¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
domingo 04 Julio 2010. XIV Domingo del Tiempo Ordinario
Hoy la Iglesia celebra : Santa Isabel de Portugal, Santos Oseas y Ageo
Evangelio según San Lucas 10,1-12.17-20.
Después de esto, el Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos para que lo precedieran en todas las ciudades y sitios adonde él debía ir. Y les dijo: "La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha. ¡Vayan! Yo los envío como a ovejas en medio de lobos. No lleven dinero, ni alforja, ni calzado, y no se detengan a saludar a nadie por el camino. Al entrar en una casa, digan primero: '¡Que descienda la paz sobre esta casa!'. Y si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo contrario, volverá a ustedes. Permanezcan en esa misma casa, comiendo y bebiendo de lo que haya, porque el que trabaja merece su salario. No vayan de casa en casa. En las ciudades donde entren y sean recibidos, coman lo que les sirvan; curen a sus enfermos y digan a la gente: 'El Reino de Dios está cerca de ustedes'. Pero en todas las ciudades donde entren y no los reciban, salgan a las plazas y digan: '¡Hasta el polvo de esta ciudad que se ha adherido a nuestros pies, lo sacudimos sobre ustedes! Sepan, sin embargo, que el Reino de Dios está cerca'. Les aseguro que en aquel Día, Sodoma será tratada menos rigurosamente que esa ciudad. Los setenta y dos volvieron y le dijeron llenos de gozo: "Señor, hasta los demonios se nos someten en tu Nombre". El les dijo: "Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Les he dado poder para caminar sobre serpientes y escorpiones y para vencer todas las fuerzas del enemigo; y nada podrá dañarlos. No se alegren, sin embargo, de que los espíritus se les sometan; alégrense más bien de que sus nombres estén escritos en el cielo".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :Cardenal Joseph Ratzinguer [Papa Benedicto XVI]. Mensaje para la jornada mundial de la misiones 2006
La caridad, alma de la misión
La misión, si no es fruto de la caridad, si no brota de un profundo acto de amor divino, corre el riesgo de reducirse a una simple actividad filantrópica y social. El amor que Dios tiene por cada persona constituye, en efecto, el corazón de la experiencia y del anuncio del Evangelio, y todos los que lo acogen se convierten, a su vez, en unos testigos. El amor de Dios que da vida al mundo es el amor que nos ha sido dado en Jesús, Palabra de salvación, icono perfecto de la misericordia del Padre celestial.
El mensaje salvífico podría muy bien resumirse con las palabras del evangelista Juan: «En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único para que vivamos por medio de él» (1Jn 4,9). Jesús lo confió el mandamiento de difundir el anuncio de este amor, a sus apóstoles después de su resurrección, y los apóstoles, transformados interiormente el día de Pentecostés por el poder del Espíritu Santo, comenzaron a dar testimonio del Señor muerto y resucitado. Después la Iglesia ha seguido esta misma misión, que constituye, para todos los creyentes, un compromiso permanente al que no se puede renunciar.





EVANGELIO DEL DIA

¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
domingo 11 Julio 2010. XV Domingo del Tiempo Ordinario
Hoy la Iglesia celebra : San Benito Abad.
Evangelio según San Lucas 10,25-37.
Y entonces, un doctor de la Ley se levantó y le preguntó para ponerlo a prueba: "Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la Vida eterna?". Jesús le preguntó a su vez: "¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?". El le respondió: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu prójimo como a ti mismo". "Has respondido exactamente, le dijo Jesús; obra así y alcanzarás la vida". Pero el doctor de la Ley, para justificar su intervención, le hizo esta pregunta: "¿Y quién es mi prójimo?". Jesús volvió a tomar la palabra y le respondió: "Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos ladrones, que lo despojaron de todo, lo hirieron y se fueron, dejándolo medio muerto. Casualmente bajaba por el mismo camino un sacerdote: lo vio y siguió de largo. También pasó por allí un levita: lo vio y siguió su camino. Pero un samaritano que viajaba por allí, al pasar junto a él, lo vio y se conmovió. Entonces se acercó y vendó sus heridas, cubriéndolas con aceite y vino; después lo puso sobre su propia montura, lo condujo a un albergue y se encargó de cuidarlo. Al día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al dueño del albergue, diciéndole: 'Cuídalo, y lo que gastes de más, te lo pagaré al volver'. ¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado por los ladrones?". "El que tuvo compasión de él", le respondió el doctor. Y Jesús le dijo: "Ve, y procede tú de la misma manera".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por : San Severo de Antioquia (hacia 465-538), obispo


Homilía 89
«Bajó del cielo» (Credo)
«Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó». Cristo... no dijo «alguien bajaba» sino «un hombre bajaba», porque el pasaje se refiere a toda la humanidad. Ésta, después de la falta de Adán, abandonó la mansión elevada, pacífica, sin sufrimiento y maravillosa del paraíso, al que, con todo derecho, se le da el nombre de Jerusalén –nombre que significa «la Paz de Dios»- y bajó a Jericó, país con altos y bajos y con un calor asfixiante. Jericó es la vida febril de este mundo, y que nos separa de Dios... Una vez que la humanidad se desvió del buen camino de esta vida..., la tropa de demonios salvajes la atacó como una banda de malhechores. La despojaron de los vestidos de la perfección, sin dejarle ninguna señal de la fuerza del alma, ni de la pureza, ni de la justicia, ni de la prudencia, ni nada de nada de lo que es propio de la imagen divina (Gn 1,26), sino que los diversos pecados la maltrataron con repetidos golpes, abatiéndola en fin, y dejándola medio muerta...
La Ley dada por Moisés ya pasó..., faltada de fuerza no llevó a la humanidad a una completa sanación, no levantó a la que yacía... Porque la Ley ofrecía unos sacrificios y unas ofrendas «que no pueden nunca hacer perfectos a los que se acercan a ofrecerlas» porque «es imposible que la sangre de los toros y de los machos cabríos quite los pecados» (Hb 1,1.4)...
Y al fin pasó un Samaritano. Cristo se da expresamente a sí mismo el nombre de Samaritano. Porque... es él mismo el que ha venido dando cumplimiento al designio de la Ley y haciendo ver, a través de sus obras, «quién es el prójimo» y en qué consiste eso de «amar a los otros como a sí mismo».


25-7-10Evangelio del día Día litúrgico: Domingo XVII (C) del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Lc 11,1-13): Un día que Jesús estaba en oración, en cierto lugar, cuando hubo terminado, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar, como Juan lo enseñó a sus discípulos». Les dijo: «Cuando oráis, decid: ‘Padre, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Danos cada día el pan que necesitamos. Perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos todos los que nos han ofendido. Y no nos expongas a la tentación’».
También les dijo Jesús: «Supongamos que uno de vosotros tiene un amigo, y que a medianoche va a su casa y le dice: ‘Amigo, préstame tres panes, porque otro amigo mío acaba de llegar de viaje a mi casa y no tengo nada que ofrecerle’. Sin duda, aquel le contestará desde dentro: ‘¡No me molestes! La puerta está cerrada y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme a darte nada’. Pues bien, os digo que aunque no se levante a dárselo por ser su amigo, se levantará por serle importuno y le dará cuanto necesite. Por esto os digo: Pedid y Dios os dará, buscad y encontraréis, llamad a la puerta y se os abrirá. Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra y al que llama a la puerta, se le abre. ¿Acaso algún padre entre vosotros sería capaz de darle a su hijo una culebra cuando le pide pescado? ¿O de darle un alacrán cuando le pide un huevo? Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre que está en el cielo dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!».
Comentario: Abbé Jean GOTTIGNY (Bruselas, Bélgica)
Jesús estaba en oración… ‘Señor, enséñanos a orar’
Hoy, Jesús en oración nos enseña a orar. Fijémonos bien en lo que su actitud nos enseña. Jesucristo experimenta en muchas ocasiones la necesidad de encontrarse cara a cara con su Padre. Lucas, en su Evangelio, insiste sobre este punto.
¿De qué hablaban aquel día? No lo sabemos. En cambio, en otra ocasión, nos ha llegado un fragmento de conversación entre su Padre y Él. En el momento en que fue bautizado en el Jordán, cuando estaba orando, «y vino una voz del cielo: ‘Tú eres mi hijo; mi amado, en quien he puesto mi complacencia’» (Lc 3,22). Es el paréntesis de un diálogo tiernamente afectuoso.
Cuando, en el Evangelio de hoy, uno de los discípulos, al observar su recogimiento, le ruega que les enseñe a hablar con Dios, Jesús responde: «Cuando oráis, decid: ‘Padre, santificado sea tu nombre…’» (Lc 11,2). La oración consiste en una conversación filial con ese Padre que nos ama con locura. ¿No definía Teresa de Ávila la oración como “una íntima relación de amistad”: «estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos que nos ama»?
Benedicto XVI encuentra «significativo que Lucas sitúe el Padrenuestro en el contexto de la oración personal del mismo Jesús. De esta forma, Él nos hace participar de su oración; nos conduce al interior del diálogo íntimo del amor trinitario; por decirlo así, levanta nuestras miserias humanas hasta el corazón de Dios».
Es significativo que, en el lenguaje corriente, la oración que Jesucristo nos ha enseñado se resuma en estas dos únicas palabras: «Padre Nuestro». La oración cristiana es eminentemente filial.
La liturgia católica pone esta oración en nuestros labios en el momento en que nos preparamos para recibir el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo. Las siete peticiones que comporta y el orden en el que están formuladas nos dan una idea de la conducta que hemos de mantener cuando recibamos la Comunión Eucarística.



EVANGELIO DEL DIA

¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
domingo 01 Agosto 2010. XVIII Domingo del Tiempo Ordinario. Hoy la Iglesia celebra : San Serafin de Sarov
Evangelio según San Lucas 12,13-21.
Uno de la multitud le dijo: "Maestro, dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia". Jesús le respondió: "Amigo, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre ustedes?". Después les dijo: "Cuídense de toda avaricia, porque aún en medio de la abundancia, la vida de un hombre no está asegurada por sus riquezas". Les dijo entonces una parábola: "Había un hombre rico, cuyas tierras habían producido mucho, y se preguntaba a sí mismo: '¿Qué voy a hacer? No tengo dónde guardar mi cosecha'. Después pensó: 'Voy a hacer esto: demoleré mis graneros, construiré otros más grandes y amontonaré allí todo mi trigo y mis bienes, y diré a mi alma: Alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe y date buena vida'. Pero Dios le dijo: 'Insensato, esta misma noche vas a morir. ¿Y para quién será lo que has amontonado?'. Esto es lo que sucede al que acumula riquezas para sí, y no es rico a los ojos de Dios".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por : San Basilio (hacia 330-379), monje y obispo de Cesarea de Capadocia, doctor de la Iglesia



Homilía 6, sobre las riquezas; PG 31, 261 s.
«Ser rico ante Dios»
«¿Qué haré? ¿Qué comeré? ¿Con qué me vestiré?» Eso es lo que dice este rico. Sufre su corazón, la inquietud le devora, porque lo que a los demás les alegra, al avaro lo hunde. Que todos sus graneros estén llenos no le da la felicidad. Lo que atormenta a su alma es tener demasiadas riquezas al rebosar sus graneros...
Considera bien, hombre, quién te ha llenado de sus dones. Reflexiona un poco sobre ti mismo: ¿Quién eres? ¿Qué es lo que se te ha confiado? ¿De quién has recibido ese encargo? ¿Por qué te ha preferido a muchos otros? El Dios de toda bondad ha hecho de ti su intendente; te ha encargado preocuparte de tus compañeros de servicio: ¡no vayas a creer que todo se ha preparado para tu estómago solamente! Dispón de los bienes que tienes en tus manos como si fueran de otros. El placer que te procuran dura muy poco, muy pronto van a escapársete y desaparecer, y sin embargo te pedirán cuenta rigurosa de lo que has hecho con ellos. Luego lo guardas todo, puertas y cerraduras bien cerradas; pues aunque lo hayas cerrado todo, la ansiedad no te deja dormir...
«¿Qué haré?» Tenía una respuesta a punto: «Llenaré las almas de los hambrientos; abriré mis graneros e invitaré a todos los que pasan necesidad... Haré que oigan una palabra generosa: Venid a mí todos los que no tenéis pan, tomad la parte que os corresponde de los dones que Dios ha concedido, cada uno según su necesidad».

EVANGELIO DEL DIA



¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
domingo 08 Agosto 2010.XIX Domingo del Tiempo Ordinario. Hoy la Iglesia celebra : Santo Domingo de Guzmán
Evangelio según San Lucas 12,32-48.
No temas, pequeño Rebaño, porque el Padre de ustedes ha querido darles el Reino. Vendan sus bienes y denlos como limosna. Háganse bolsas que no se desgasten y acumulen un tesoro inagotable en el cielo, donde no se acerca el ladrón ni destruye la polilla. Porque allí donde tengan su tesoro, tendrán también su corazón. Estén preparados, ceñidos y con las lámparas encendidas. Sean como los hombres que esperan el regreso de su señor, que fue a una boda, para abrirle apenas llegue y llame a la puerta. ¡Felices los servidores a quienes el señor encuentra velando a su llegada! Les aseguro que él mismo recogerá su túnica, los hará sentar a la mesa y se pondrá a servirlo. ¡Felices ellos, si el señor llega a medianoche o antes del alba y los encuentra así! Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora va llegar el ladrón, no dejaría perforar las paredes de su casa. Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre llegará a la hora menos pensada". Pedro preguntó entonces: "Señor, ¿esta parábola la dices para nosotros o para todos?". El Señor le dijo: "¿Cuál es el administrador fiel y previsor, a quien el Señor pondrá al frente de su personal para distribuirle la ración de trigo en el momento oportuno? ¡Feliz aquel a quien su señor, al llegar, encuentre ocupado en este trabajo! Les aseguro que lo hará administrador de todos sus bienes. Pero si este servidor piensa: 'Mi señor tardará en llegar', y se dedica a golpear a los servidores y a las sirvientas, y se pone a comer, a beber y a emborracharse, su señor llegará el día y la hora menos pensada, lo castigará y le hará correr la misma suerte que los infieles. El servidor que, conociendo la voluntad de su señor, no tuvo las cosas preparadas y no obró conforme a lo que él había dispuesto, recibirá un castigo severo. Pero aquel que sin saberlo, se hizo también culpable, será castigado menos severamente. Al que se le dio mucho, se le pedirá mucho; y al que se le confió mucho, se le reclamará mucho más.
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por : San Cipriano (hacia 200-258), obispo de Cartago y mártir
Sobre la unidad, 26-27
«Estad a punto»
El Señor veía en sueño nuestro tiempo cuando dijo: «Cuando vuelva el Hijo del Hombre, ¿encontrará fe en la tierra?» (Lc 18,8). Vemos que esta profecía se realiza. Ya nadie cree en el temor de Dios, la ley de la justicia, la caridad, las buenas obras... Todo lo que nuestra conciencia temería, si todavía creyera, no lo teme porque ya no cree. Porque si creyera estaría vigilante; si estuviera en vigilante espera, se salvaría.
Por tanto, mientras somos capaces de ello, desvelémonos, hermanos muy queridos. Vigilemos en observar y cumplir los preceptos del Señor. Seamos tal como él nos ha dejado escrito: «Estad prestos para el servicio y mantened vuestras lámparas encendidas. Sed como los que esperan a que su amo regrese de sus bodas para abrirle, tan pronto llegue y llame a la puerta. Dichosos los siervos a quienes su amo, al llegar, encuentre vigilantes».
Sí, permanezcamos en traje de servicio por miedo a que, cuando llegue el día de partir, no nos encuentre turbados y enredados. Que nuestra luz brille y resplandezcan las buenas obras, que nos lleve de la noche de este mundo a la luz y a la caridad eternas. Esperemos cuidadosa y prudentemente la repentina llegada del Señor a fin de que, cuando llame a la puerta, nuestra fe esté despierta para recibir del Señor la recompensa de la vigilancia. Si observamos estos preceptos, si estamos atentos a sus preceptos y advertencias, las ardides engañosas del Acusador no nos harán sucumbir durante el sueño. Sino que, siendo reconocidos como vigilantes siervos, reinaremos con Cristo triunfante.

EVANGELIO DEL DIA

¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
domingo 15 Agosto 2010
La Asunción de la Virgen María - Solemnidad
Hoy la Iglesia celebra : La Asunción de la Santísima Virgen
Evangelio según San Lucas 1,39-56.
En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: "¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor". María dijo entonces: "Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque el miró con bondad la pequeñez de tu servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo! Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre". María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa.
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por : San Bernardo (1091-1153), monje cisterciense y doctor de la Iglesia
1er sermón sobre la Asunción
«Por Cristo todos volverán a la vida, cada uno en su puesto» (1C 15,22-23)
Hoy, la Virgen María, sube gloriosa al cielo. Colma completamente el gozo de los ángeles y de los santos. En efecto, es ella quien, con la simple palabra de salutación, hizo exultar al niño todavía encerrado en el seno materno (Lc 1,41). ¡Cuál ha debido de ser la exultación de los ángeles y de los santos cuando han podido escuchar su voz, ver su rostro, y gozar de su bendita presencia! ¡Y para nosotros, amados hermanos, qué fiesta en su gloriosa Asunción, qué causa de alegría y qué fuente de gozo el día de hoy! La presencia de María ilumina el mundo entero tal como el cielo resplandece por la irradiación esplendorosa de la santísima Virgen. Es, pues, con todo derecho, que en los cielos resuena la acción de gracias y la alabanza.
Pero nosotros..., en la misma medida que el cielo exulta de gozo por la presencia de María ¿no es razonable que nuestro mundo de aquí abajo llore su ausencia? Pero no nos lamentamos porque no tenemos aquí abajo la ciudad permanente (Hb 13,14) sino que buscamos aquella a donde la Virgen María ha llegado hoy. Si estamos ya inscritos en el número de los habitantes de esta ciudad, es conveniente que hoy nos acordemos de ella..., compartamos su gozo, participemos de la misma alegría que goza hoy la ciudad de Dios, y que hoy cae como rocío sobre nuestra tierra. Sí, ella nos ha precedido, nuestra reina nos ha precedido y ha sido recibida con tanta gloria que nosotros, sus humildes siervos, podemos seguir a nuestra soberana con toda confianza gritando [con la Esposa del Cantar de los Cantares]: «Llévame en pos de ti: ¡Correremos tras el olor de tus perfumes!» (Ct 1,3-4). Viajeros todavía en la tierra, hemos enviado por delante a nuestra abogada..., madre de misericordia, para defender eficazmente nuestra salvación.





sábado, 1 de mayo de 2010

FELIZ DIA DEL TRABAJADOR!!!!!!!!!!!!!!!!!!

El trabajo es una colaboración del hombre con Dios con la naturaleza para un perfeccionamiento de lo creado. Es el camino austero hacia la redención humana, hacia la solidaridad manifestada en la distribución de bienes y en la remuneración del trabajo. lo que supone un esfuerzo en favor de orden social más justo dónde haya respèto y soluciones.
El trabajo humano es un llamado a prolongar en unidad, y para mutuo beneficio, la obra creadora, dominando la tierra.
El trabajo, por lo tanto,es un deber, que nos ayuda a destacar los dones y talentos que tenemos. Uno ejerce y aplica una parte de las capacidades inscritas en su naturaleza. Su valor, el del trabajo, está en que le pertenece al hombre por ser su autor y destinatario.



EL TRABAJO SE HIZO PARA  Y NO EL HOMBRE PARA EL TRABAJO!!!!