domingo, 31 de octubre de 2010

EVANGELIO DE FIN DE SEMANA

¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
domingo 31 Octubre 2010. XXXI Domingo del Tiempo Ordinario. Santo(s) del día : San Wolfgango
Evangelio según San Lucas 19,1-10.
Jesús entró en Jericó y atravesaba la ciudad. Allí vivía un hombre muy rico llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos. El quería ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la multitud, porque era de baja estatura. Entonces se adelantó y subió a un sicomoro para poder verlo, porque iba a pasar por allí. Al llegar a ese lugar, Jesús miró hacia arriba y le dijo: "Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa". Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría. Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: "Se ha ido a alojar en casa de un pecador". Pero Zaqueo dijo resueltamente al Señor: "Señor, voy a dar la mitad de mis bienes a los pobres, y si he perjudicado a alguien, le daré cuatro veces más". Y Jesús le dijo: "Hoy ha llegado la salvación a esta casa, ya que también este hombre es un hijo de Abraham, porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por : Santa Teresa del Niño Jesús (1873-1897), carmelita descalza, doctor de la Iglesia. Carta 137, a su hermana Celina
«Zaqueo, baja en seguida»
Jesús nos ha atraído a las dos juntas, aunque por caminos diferentes. Juntas nos ha elevado sobre todas las cosas quebradizas de este mundo, cuya apariencia pasa. Él ha puesto, por así decirlo, todas las cosas bajo nuestros pies. Como Zaqueo, nos hemos subido a un árbol para ver a Jesús... Por eso, podemos decir con san Juan de la Cruz: «Todo es mío, todo es para mí; la tierra es mía, los cielos son míos, Dios es mío y la Madre de mi Dios es mía»2.
Celina, ¡qué gran misterio es nuestra grandeza en Jesús! Ya ves todo lo que Jesús nos ha enseñado al hacernos subir al árbol simbólico del que te hablaba hace poco. Y ahora ¿qué ciencia va a enseñarnos? ¿No nos lo ha enseñado ya todo...? Escuchemos lo que él nos dice: «Bajad enseguida, porque hoy tengo que alojarme en vuestra casa». ¿Pero cómo...? Jesús nos dice que bajemos... ¿Adónde tenemos que bajar? Celina, tú lo sabes mejor que yo; sin embargo, déjame que te diga hasta dónde debemos ahora seguir a Jesús. Una vez, los judíos le preguntaron a nuestro divino Salvador: «Maestro, ¿dónde vives?», y él les respondió: «Las zorras tienen madrigueras y los pájaros del cielo nidos, yo no tengo donde reclinar la cabeza» (Mt 8,20). He ahí hasta dónde tenemos que bajar nosotras para poder servir de morada a Jesús: hacernos tan pobres, que no tengamos donde reposar la cabeza.

jueves, 28 de octubre de 2010

El largo camino hacia la libertad

Manuel había sido siempre un “rebelde”, el típico chico que quiere hacer su voluntad sin importarle transgredir las normas o reglas que la convivencia con otras personas nos imponen. Para Inés, madre soltera, no había sido fácil educar, corregir y contener a este hijo de temperamento indomable. Muchas eran las horas que tenía que trabajar para poder darle una vida digna.

Había pasado el tiempo y Manuel se había convertido en un muchacho con ganas de hacer su vida sin que nadie le pusiera límites ni pesadas obligaciones. El documento de identidad marcaba su mayoría de edad y era hora de hacer uso de su tan ansiada libertad. Fue así cómo tras conseguir un trabajo de medio día, consolidó su autonomía económica y comenzó a malgastar su juventud en salidas nocturnas, malas compañías y desenfrenos en vicios como el alcohol y apuestas. Muchos fueron los buenos consejos de su madre y súplicas para que recapacitara, pero Manuel no escuchaba, él era dueño de su libertad.

Así fue cómo una noche después de salir de una bailanta, hubo entre sus amigos y un grupo de maleantes una espantosa pelea. La furia y la fatalidad quisieron que uno de los jóvenes muriera.

La vida no había sido muy grata para Inés, pero ahora cambiaba. Su tan querido hijo, involucrado en un crimen que no había cometido, estaba detenido. Nada podía hacer. Comenzó así un largo peregrinar entre abogados y juzgados, pero parecía que todo era inútil. Su hijo no volvería a casa por mucho tiempo...

La tristeza, la angustia, la desesperación, el cansancio, el insomnio, la soledad... nada impidió que Inés bajara los brazos en la lucha. Su objetivo era claro: que hicieran justicia con su hijo. Un hijo revoltoso y obstinado no era sinónimo de malhechor y mucho menos de asesino.

Su fe en Dios y su corazón de madre la llevaron a seguir golpeando puertas; largas cadenas de oración la acompañaban en este peregrinar tan desafortunado y doloroso. Todos los domingos visitaba a Manuel transmitiéndole fuerza y esperanza para sostenerlo y alentarlo. Fue en la celda sombría y en soledad donde Manuel comprendió y valoró el don de la vida que Dios con tanto amor le regalaba.

Pasó mucho tiempo, las peticiones y súplicas al buen Dios tuvieron la respuesta que Inés con tanta humildad y paciencia esperaba. El caso de Manuel pasaba a otro juzgado, el expediente comenzaba a ser estudiado, sin burócratas, sin abogados corruptos que entorpecieran el camino. La tan ansiada libertad de Manuel, la verdadera libertad, empezaba a ser una realidad.

lunes, 25 de octubre de 2010

domingo, 24 de octubre de 2010

EVANGELIO DE FIN DE SEMANA

¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
domingo 24 Octubre 2010
XXX Domingo del Tiempo Ordinario.
 Hoy la Iglesia celebra : San Antonio María Claret
Evangelio según San Lucas 18,9-14.
Y refiriéndose a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, dijo también esta parábola: "Dos hombres subieron al Templo para orar: uno era fariseo y el otro, publicano. El fariseo, de pie, oraba así: 'Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, que son ladrones, injustos y adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago la décima parte de todas mis entradas'. En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se animaba siquiera a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: '¡Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador!'. Les aseguro que este último volvió a su casa justificado, pero no el primero. Porque todo el que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :San Juan Crisóstomo (hacia 345-407), presbítero en Antioquia, después obispo de Constantinopla, doctor de la Iglesia
Homilías sobre la conversión, nº 2
«¡Oh Dios, ten compasión de este pecador!»
Un fariseo y un publicano subieron al templo a orar. El fariseo comenzó enumerando todas sus cualidades, proclamando: «¡Oh Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, ladrones, injustos y adúlteros; ni como ese publicano!» ¡Miserable, te atreves a juzgar la tierra entera! ¿Por qué te atreves a desanimar a tu prójimo? ¿No te basta la tierra entera que tienes necesidad de condenar a ese pubicano? Has acusado a todos los hombres sin excepción: «No soy como los demás hombres... ni como ese publicano; ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo». ¡Cuánta suficiencia en estas palabras! ¡Maldito!...
El publicano había comprendido muy bien estas palabras. Hubiera podido corregirlo de esta manera: ¿Quién eres tú que te atreves a proferir semejantes difamaciones contra mí? ¿Qué sabes tú de mi vida? Jamás has vivido en mi entorno, tú no eres uno de mis íntimos. ¿Por qué manifiestas tanto orgullo? Por otra parte, ¿quién puede dar testimonio de la realidad de tus buenas acciones? ¿Por qué te empeñas en hacer tu propio elogio, qué es lo que te incita a ensalzarte de esta manera?» Pero no, no hizo nada de eso –sino todo lo contrario- se prosternó diciendo: «¡Oh Dios ten compasión de este pecador!» Y por haber dado pruebas de humildad, quedó justificado.
El fariseo se marchó del Templo sin recibir ninguna absolución, mas el publicano se marchó con el corazón renovado por haber reencontrado la justicia... Sin embargo, no es que allí hubiera mucha humildad, en la medida en que este término se usa cuando se humilla uno que es noble; ahora bien, en el caso del publicano, no se trataba de humildad, sino de simple verdad, porque lo que decía era verdad.

jueves, 21 de octubre de 2010

OREMOS JUNTOS.....

SEÑOR:
.Fortalécenos con este mismo Espíritu para que todos nosotros, pueblo de Dios, caminemos alegres en la esperanza y firmes en la fe y comuniquemos al mundo el gozo del Evangelio. Así, por medio de tu Hijo, que nos abre el camino de la vida, llegaremos, a travé de este mundo, al gozo perfecto de tu reino.

lunes, 18 de octubre de 2010

El Papa proclama a seis nuevos santos, entre ellos una española y la primera santa australiana

El Papa ha canonizado a seis nuevos santos, entre ellos la Madre Cándida Maria de Jesús Cipitria y Barriola, una religiosa española nacida en Guipúzcoa y fundadora de las Hijas de Jesús, y a Mary Mackillop of the Cross, la primera santa australiana.
En la misa de canonización, ante más de 50.000 personas presentes en la Plaza de San Pedro, el Papa ha manifestado que los nuevos santos "hacen resplandecer la Iglesia". Además, ha destacado la importancia de la oración en la vida cristiana, que debe ser "verdadera expresión de fe".
De la Madre Cándida, el Pontífice ha destacado su afán por vivir "sólo para Dios" y su fidelidad a la misión de educar a los más jóvenes y a la promoción de la mujer. Con escasos medios, ha dicho Benedicto XVI, "contagió a otras Hermanas para seguir a Jesús" . La Madre Cándida es la fundadora de la Congregación de las Hijas de Jesús, presentes en 17 países de los cinco continentes.
Sobre Mary Mackillop, la primera santa de Australia, el Papa ha destacado su dedicación a los pobres de las zonas rurales de Australia, a quienes "dedicó su juventud, inspirando a otras mujeres para que se unieran a ella en la primera comunidad de religiosas de ese país". Según ha indicado Benedicto XVI en la homilía, Mary Mackillop "proporcionó una formación espiritual e intelectual a los jóvenes que se confiaron a ella, sin reparar en el rango o la riqueza".
Según ha declarado al diario australiano 'The Sidney Morning Herald' el Cardenal George Pell, de Sidney, la canonización de Mary Mackillop es la confirmación de que no se trata simplemente de una santa local, sino que "tiene un mensaje para todo el mundo católico". Esta canonización , ha concluido, es un gran paso para la historia del catolicismo en Australia.
A la ceremonia han acudido una representación de más de 4.000 españoles procedentes sobre todo de Burgos, Salamanca y País Vasco, acompañados por el obispo de Salamanca, monseñor Carlos López Hernández. Según cifras oficiales, los australianos llegan a más de 6.000 personas presentes en la ceremonia.
Los otros beatos que han sido canonizados son Stanislaw Kazimierczyk Soltys, polaco, Andrè (Alfred) Bessete, proveniente de Canadá, Giulia Salzano italiana y religiosa y Battista Camilla Da Varano, religiosa italiana de la Orden de Santa Clara. Con estos seis nuevos santos, ya son 29 los beatos elevados a los altares por Benedicto XVI.

domingo, 17 de octubre de 2010

¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
domingo 17 Octubre 2010. XXIX Domingo del Tiempo Ordinario
Hoy la Iglesia celebra : San Ignacio de Antioquía, Santa Mary MacKillop, Santa Cándida María de Jesús , San Andre Bessette
Evangelio según San Lucas 18,1-8.
Después Jesús les enseñó con una parábola que era necesario orar siempre sin desanimarse: "En una ciudad había un juez que no temía a Dios ni le importaban los hombres; y en la misma ciudad vivía una viuda que recurría a él, diciéndole: 'Te ruego que me hagas justicia contra mi adversario'. Durante mucho tiempo el juez se negó, pero después dijo: 'Yo no temo a Dios ni me importan los hombres, pero como esta viuda me molesta, le haré justicia para que no venga continuamente a fastidiarme'". Y el Señor dijo: "Oigan lo que dijo este juez injusto. Y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que claman a él día y noche, aunque los haga esperar? Les aseguro que en un abrir y cerrar de ojos les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por : Beata Teresa de Calcuta (1910-1997), fundadora de las Hermanas Misioneras de la Caridad
Nadie tiene amor más grande
«Orar siempre sin desanimarse»
Ama orar. Siente a menudo la necesidad de orar a lo largo del día. La oración dilata el corazón hasta que éste sea capaz de recibir el don de Dios que es él mismo. Pide, busca, y tu corazón se ensanchará hasta el punto de recibirle, de tenerle en ti como tu bien.
Deseamos mucho orar, pero después, fracasamos. Es entonces cuando nos desanimamos y renunciamos. Si quieres orar mejor, debes orar más. Dios acepta el fracaso, pero no quiere el desánimo. En la oración cada día más quiere que seamos como niños, cada vez más humildes, cada vez más llenos de agradecimiento. Quiere que tengamos presente que todos pertenecemos al cuerpo místico de Cristo, en el que la oración es perpetua.
En nuestras oraciones debemos ayudarnos unos a otros. Liberemos nuestros espíritus. No hagamos largas oraciones, que no se acaban nunca, sino más bien breves, llenas de amor. Oremos por los que no oran. Acordémonos que el que quiere poder amar, debe poder orar.

viernes, 15 de octubre de 2010

El eco de un mensaje

¿Qué podemos hacer nosotros, los cristianos de a pie, para ayudar al Papa en su ministerio de unidad y servicio a los cristianos y a la humanidad?
Autor: Ramiro Pellitero
Fuente: www.religionconfidencial.com
Un libro reciente, “Ataque a Ratzinger” (de Paolo Rodari y Andrea Tornielli, ed. Piemme, 2010), recoge, en su prefacio, el deseo, que algunos tenían, de que el pontificado de Benedicto XVI fuera breve y pasara inadvertido. El mismo Papa explicó que elegía el nombre de Benedicto en honor del santo patrono de Europa y también en recuerdo de Benedicto XV: un Papa que había trabajado por la paz, si bien su pontificado no había sido muy largo.
Lo de pasar inadvertido no cuadra con la actividad del Papa. Y como parece que no ha pasado tan velozmente como alguno deseaba -dicen con fina ironía los autores-, “visto que su pontificado está destinado a dejar un signo, se han multiplicado los ataques contra Benedicto XVI”. De ahí el título del libro.
Se preguntan estos dos expertos vaticanistas si el Papa está solo; responden que realmente no es así, porque muchas personas le apoyan, aunque sus colaboradores probablemente podrían ayudarle mejor en la organización del trabajo, las relaciones con los medios de comunicación, etc. No faltan quienes silencian su mensaje, lo obstaculizan o lo manipulan. Y en algunos casos se puede comprobar la existencia de verdaderas “alianzas” mediáticas para desprestigiarle.
El prefacio termina citando las palabras de Benedicto XVI en la Misa inaugural de su pontificado (24.IV.2005): “Rogad por mí, para que no huya, por miedo, ante los lobos”.
Ahora bien, cabe preguntarse, ¿qué podemos hacer nosotros, los cristianos de a pie, para ayudar al Papa en su ministerio de unidad y servicio a los cristianos y a la humanidad?
San Josemaría Escrivá de Balaguer escribió: “Nuestra Santa Madre la Iglesia, en magnífica extensión de amor, va esparciendo la semilla del Evangelio por todo el mundo. Desde Roma a la periferia. -Al colaborar tú en esa expansión, por el orbe entero, lleva la periferia al Papa, para que la tierra toda sea un solo rebaño y un solo Pastor: ¡un solo apostolado!” (Forja, 638).
Además de rezar y seguir trabajando cada uno lo mejor posible para gloria de Dios y servicio de la sociedad, podemos y debemos hacer eco a su mensaje, sirviéndole de altavoz con nuestra vida y nuestras palabras. No vale pensar: “Esto a mí no me afecta mucho, es cosa del Papa y sus colaboradores...”.
Es necesario que los cristianos -junto con otras muchas personas de buena voluntad- ayudemos a que se “escuche” y se valore el mensaje de Benedicto XVI, que no es otro sino el del Evangelio, renovado en nuestro tiempo. Hay que contrarrestar los silencios de algunos, la ineficacia de otros, las manipulaciones de ciertos medios de comunicación. Es preciso llegar, como podamos, individualmente o en grupo, a mucha gente, para explicar lo que realmente el Papa propone: la primacía del amor, el aprendizaje de la esperanza, la responsabilidad de todos por la promoción humana y el desarrollo integral de las personas. Para esto se requiere conocer bien sus grandes documentos (las tres encíclicas y la exhortación sobre la Eucaristía), así como sus principales mensajes y discursos.
Brevemente: se impone el estudio y el diálogo sobre lo que el Papa dice: ¿lo conocemos? ¿Hemos pensado en nuestras posibilidades para hacerle eco en todos los niveles de la sociedad?
Es éste un buen momento para que los jóvenes (porque son los que pueden tener más vigor para expresar su fe, y en los que la Iglesia y el mundo ponen su esperanza), sean convocados a “apiñarse” junto al Papa. Todos los cristianos hemos de sentir esta invitación a la unidad: primero a través de nuestra unión con Jesucristo, puesto que el Papa es el vicario de Cristo, cabeza del Cuerpo místico. También, planteándonos cada uno, según su lugar en la Iglesia y en el mundo, sus dones y circunstancias (edad, capacidad, estudios, responsabilidades, misión, carismas, etc.), “qué hacemos y qué podemos hacer”, además de rezar por el Papa y su ministerio, además de ser personalmente mejor cristianos y ayudar a otros a serlo, que es sin duda lo primero. Todo ello puede ser y será sin duda percibido por otros creyentes, y aun por personas que buscan un sentido transcendente de la vida.
Los estudiantes podrán hablar con sus compañeros, organizar grupos de encuentro y diálogo sobre los grandes temas del Papa. Otro tanto, por su parte, podrán hacer los educadores y comunicadores, los responsables de grupos y movimientos, los padres y madres de familia (y los abuelos), los sacerdotes en las parroquias y en las instituciones eclesiales, los profesionales con sus amigos, etc.. Todos podemos colaborar a nivel personal y social. Algunos podrán convocar a más personas, promover acciones de alcance cultural y público: adhesiones, entrevistas, publicaciones, etc., a nivel local, nacional o internacional.
Lo único que no deberíamos hacer es cruzarnos de brazos, pues eso significaría prolongar los silencios, las ineficacias y las manipulaciones. No podemos dejar al Papa solo, porque su misión -promover la unidad y la vida de los cristianos, testimoniar y fortalecer la fe, presidir e impulsar el Evangelio por el mundo, de forma que la humanidad se convierta en la gran familia de Dios- es también nuestra misión. Debemos hacernos eco de su mensaje, el Evangelio, con nuestra vida y nuestras palabras.
Una ocasión especialmente apropiada son los viajes del Papa, principalmente con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud. Se trata de trabajar para que muchos jóvenes se encuentren con él (físicamente o a través de los medios de comunicación), de modo que el Evangelio pueda hacerse vida -como una propuesta de sabiduría y belleza, de verdad, bien y alegría- en la vida del mundo.

domingo, 10 de octubre de 2010

EVANGELIO DE FIN DE SEMANA

¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68

domingo 10 Octubre 2010
XXVIII Domingo del Tiempo Ordinario
Hoy la Iglesia celebra : Daniel Comboni
Evangelio según San Lucas 17,11-19.
Mientras se dirigía a Jerusalén, Jesús pasaba a través de Samaría y Galilea. Al entrar en un poblado, le salieron al encuentro diez leprosos, que se detuvieron a distancia y empezaron a gritarle: "¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!". Al verlos, Jesús les dijo: "Vayan a presentarse a los sacerdotes". Y en el camino quedaron purificados. Uno de ellos, al comprobar que estaba curado, volvió atrás alabando a Dios en voz alta y se arrojó a los pies de Jesús con el rostro en tierra, dándole gracias. Era un samaritano. Jesús le dijo entonces: "¿Cómo, no quedaron purificados los diez? Los otros nueve, ¿dónde están? ¿Ninguno volvió a dar gracias a Dios, sino este extranjero?". Y agregó: "Levántate y vete, tu fe te ha salvado".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por : San Bruno de Segni (hacia 1045- 1123), obispo
Comentario al evangelio de Lucas, 2, 40; PL 426-428
La fe que purifica
¿Qué es lo que representan los diez leprosos sino al conjunto de pecadores?... Cuando vino Cristo, nuestro Señor, todos los hombres eran leprosos del alma, incluso los que no estaban afectados por la del cuerpo... Ahora bien, la lepra del alma es mucho peor que la del cuerpo.
Pero sigamos adelante. «Se pararon a lo lejos y a gritos le decían: Jesús, maestro, ten compasión de nosotros». Estos hombres se mantenían a distancia porque, dado su estado, no se atrevían a acercarse más a él. Lo mismo sirve para nosotros: todo el tiempo que estamos metidos en nuestros pecados, nos mantenemos distanciados de él. Así pues, para recobrar la salud y curar la lepra de nuestros pecados, clamemos con fuerte voz y digamos: «Jesús, maestro, ten compasión de nosotros». De todas maneras, esta petición no debe salir de nuestra boca sino de nuestro corazón, porque el corazón habla con voz más fuerte que la boca. La oración del corazón penetra los cielos y se eleva muy alto, hasta el trono de Dios.

viernes, 8 de octubre de 2010

Octubre mes de las Misiones

La Iglesia Católica vive el mes de octubre dedicado a despertar el Espíritu Misionero en los fieles
Octubre mes de las Misiones
La Iglesia Católica vive el mes de octubre dedicado mundialmente a despertar el Espíritu Misionero en los fieles, con gestos de solidaridad hacia los 200,000 misioneros que entregan sus vidas por el anuncio del Evangelio en el mundo.
Durante este mes, llamado "Mes de las Misiones" se intensifica la animación misionera, uniéndonos todos en oración, el sacrificio y el aporte económico a favor de las misiones, a fin de que el evangelio se proclame a todos los hombres.
El domingo 24 de octubre de 2010 se celebrá la Jornada Mundial de las Misiones "Domund" en todas las Iglesias locales, como fiesta de la catolicidad y de solidaridad universal. La colecta de este día es destinada al fondo universal para las misiones más necesitadas.
Juan Pablo II en el Nº 72 de la Redemptoris Missio, menciona a los "movimientos eclesiales dotados de dinamismo misionero" que, "cuando se integran con humildad en la vida de las iglesias locales y son acogidos cordialmente por los Obispos y sacerdotes en las estructuras diocesanas y parroquiales, representan un verdadero don de Dios para la nueva evangelización y para la actividad misionera propiamente dicha".
Queridísimos hermanos y hermanas:
El compromiso misionero de la Iglesia constituye, también en este comienzo del tercer milenio, una urgencia que en varias ocasiones he querido recordar. La misión, como he recordado en la Encíclica Redemptoris Missio, está aún lejos de cumplirse y por eso debemos comprometernos con todas nuestras energías en su servicio (cfr. n.1). Todo el Pueblo de Dios, en cada momento de su peregrinar en la historia, está llamado a compartir la "sed" del Redentor (cfr Jn 19, 28). Los santos han advertido siempre con mucha fuerza esta sed de almas que hay que salvar: baste pensar, por ejemplo, a santa Teresa de Lisieux, patrona de las misiones, y a monseñor Comboni, gran apóstol de África, que he tenido la alegría de elevar recientemente al honor de los altares.
Consagrados y enviados para la misión.
Todos nosotros, miembros de la Iglesia e impulsados por el mismo Espíritu, somos consagrados, aunque de diverso modo, para ser enviados: por el bautismo se nos confía la misma misión de la Iglesia. A todos se nos llama y todos estamos obligados a evangelizar, y esta misión fontal, común a todos los cristianos, ha de constituir un verdadero "acicate" cotidiano y una solicitud constante de nuestra vida.
Es muy bello y estimulante recordar la vida de las comunidades de los primeros cristianos, cuando éstos se abrían al mundo, al que por vez primera miraban con ojos nuevos: era la mirada de quien ha comprendido que el amor de Dios se debe traducir en servicio por el bien de los hermanos. El recuerdo de su experiencia de vida me induce a reafirmar la idea central de la reciente encíclica: "La misión renueva la Iglesia, refuerza la fe y la identidad cristiana, da nuevo entusiasmo y nuevas motivaciones. ¡La fe se fortalece dándola!"(n. 2). Sí, la misión nos ofrece la extraordinaria oportunidad de rejuvenecer y embellecer a la Esposa de Cristo y, al mismo tiempo, nos hace experimentar una fe que renueva y fortalece la vida cristiana, precisamente porque se dona.
Pero la fe que renueva la vida y la misión que fortalece la fe no pueden ser tesoros escondidos o experiencias exclusivas de cristianos aislados. Nada está tan lejos de la misión como un cristiano encerrado en sí mismo: si su fe es sólida, está destinada a crecer y debe abrirse a la misión.
El primer ámbito de desarrollo del binomio fe-misión es la comunidad familiar. En una época en la que parece que todo concurre a disgregar esta célula primaria de la sociedad, es necesario esforzarse para que sea, o vuelva a ser, la primera comunidad de fe, no sólo en el sentido de la adquisición, sino también del crecimiento, de la donación y, por tanto, de la misión. Es hora de que los padres de familia y los cónyuges asuman como deber esencial de su estado y vocación evangelizar a sus hijos y evangelizarse recíprocamente, de modo que todos los miembros de la familia y en toda circunstancia -especialmente en las pruebas del sufrimiento, la enfermedad y la vejez- puedan realmente recibir la Buena Nueva. Se trata de una forma insustituible de educación a la misión y de preparación natural de las posibles vocaciones misioneras, que casi siempre encuentran su cuna en la familia.
Otro ámbito, asimismo importante, es la comunidad parroquial, o la comunidad eclesial de base, la cual, mediante el servicio de sus pastores y animadores, debe ofrecer a los fieles el alimento de la fe e ir en busca de los alejados y extraños, realizando así la misión. Ninguna comunidad cristiana es fiel a su cometido si no es misiones: o es comunidad misionera o no es ni siquiera comunidad cristiana, pues se trata de dos dimensiones de la misma realidad, tal como es definida por el bautismo y los otros sacramentos. Además, este empeño misionero de cada comunidad reviste la máxima urgencia hoy que la misión, entendida incluso en el sentido específico de primer anuncio del Evangelio a los no-cristianos, está llamando a las puertas de las comunidades cristianas de antigua evangelización y se presenta cada vez más como "misión entre nosotros".
Motivo de esperanza, para responder a las nuevas exigencias de la misión actual, son asimismo los Movimientos y grupos eclesiales, que el Señor suscita en la Iglesia para que su servicio misionero sea más generoso, oportuno y eficaz.
Cómo cooperar en la actividad misionera de la Iglesia.
Si todos los miembros de la Iglesia son consagrados para la misión, todos son corresponsables de llevar a Cristo al mundo con la propia aportación personal. La participación en este derecho-deber se llama "cooperación misionera" y se enraiza necesariamente en la santidad de vida: sólo injertados en Cristo, como los sarmientos en la vid (cf. Jn 15, 5), daremos mucho fruto. El cristiano que vive su fe y observa el mandamiento del amor dilata los horizontes de su actuación hasta abarcar a todos los hombres mediante la cooperación espiritual, hecha oración, sacrificio y testimonio, que permitió proclamar co-patrona de las misiones a santa Teresa del Niño Jesús, aunque nunca fue enviada a la misión.
La oración debe acompañar el camino y la obra de los misioneros para que la gracia divina haga fecundo el anuncio de la Palabra. El sacrificio, aceptado con fe y sufrido con Cristo, tiene valor salvífico. Si el sacrificio de los misioneros debe ser compartido y sostenido por el de los fieles, entonces todo el que sufre en el espíritu y en el cuerpo puede llegar a ser misionero, si ofrece con Jesús al Padre los propios sufrimientos. El testimonio de vida cristiana es una predicación silenciosa, pero eficaz, de la palabra de Dios. Los hombres de hoy, aparentemente indiferentes a la búsqueda del Absoluto, experimentan en realidad su necesidad y se sienten atraídos e impresionados por los santos que lo revelan con su vida.
La cooperación espiritual en la obra misionera debe tender sobre todo a promover las vocaciones misioneras. Por eso, invito una vez más a los jóvenes y a las jóvenes de nuestro tiempo a decir "sí", si el Señor les llama a seguirlo con la vocación misionera. No hay opción más radical y valiente que ésta: dejan todo para dedicarse a la salvación de los hermanos que no han recibido el don inestimable de la fe en Cristo.
La Jornada mundial de las misiones une a todos los hijos de la Iglesia, no sólo en la oración, sino también en el esfuerzo de solidaridad, compartiendo la ayuda y bienes materiales para la misión ad gentes. Tal esfuerzo responde al estado de necesidad que sufren tantas personas y poblaciones de la tierra. Se trata de hermanos y hermanas que, necesitados de todo, viven principalmente en los países identificados con el Sur del mundo y que coinciden con los territorios de misión. Los pastores y los misioneros necesitan, pues, medios ingentes, no sólo para la obra de la evangelización -que es, ciertamente, primaria y onerosa-, sino también para salir al paso de las múltiples necesidades materiales y morales mediante las obras de promoción humana que acompañan siempre a toda misión.
Ojalá que la celebración de la Jornada mundial de las misiones sea un estímulo providencial para poner en marcha las estructuras de caridad y para que cada uno de los cristianos y sus comunidades den testimonio efectivo de la caridad. Se trata de "una cita importante en la vida de la Iglesia, porque enseña cómo se ha de dar: en la celebración eucarística, esto es, como ofrenda a Dios, y para todas las misiones del mundo" (Redemptoris missio, 81).
La animación de las Obras Misionales Pontificias.
En la obra de animación y cooperación misionera, que atañe a todos los hijos de la Iglesia, deseo reafirmar el cometido peculiar y la responsabilidad específica que incumben a las Obras Misionales Pontificias, como lo hice destacar ya en la citada encíclica (cf. n. 84).
Las cuatro Obras -Propagación de la fe, San Pedro Apóstol, Infancia Misionera y Unión Misional- tienen como objetivo común promover el espíritu misionero en el pueblo de Dios. Son la expresión de la universalidad en las Iglesias locales.
Deseo recordar especialmente la Unión Misional, que celebra su 75º aniversario de fundación. Tiene el mérito de realizar un esfuerzo continuo de sensibilización entre los sacerdotes, religiosos, religiosas y animadores de las comunidades cristianas, para que el ideal misionero se traduzca en formas adecuadas de pastoral y de catequesis misionera.
Las Obras Misionales deben ser las primeras en llevar a la práctica cuanto afirmé en la encíclica: "Las Iglesias locales, por consiguiente, han de incluir la animación misionera como elemento primordial de su pastoral ordinaria en las parroquias, asociaciones y grupos, especialmente los juveniles" (n. 83). Las Obras Misionales han de ser protagonistas de este importante mandato en la animación, formación misionera y organización de la caridad para la ayuda a las misiones.
Pero, una vez recordada la función de estas Obras y el empeño permanente en favor de la misión, no puedo terminar esta exhortación sin hacer llegar expresamente a los misioneros y misioneras -sacerdotes, religiosos y laicos esparcidos por el mundo- una expresión de afectuoso agradecimiento y estímulo, para que perseveren con confianza en su actividad evangelizadora, aun cuando llevarla a cabo pueda costar y cueste los mayores sacrificios, incluso el de la vida.
Queridísimos misioneros y misioneras: mi pensamiento y afecto os acompañan siempre, junto con la gratitud de toda la Iglesia. Sois la esperanza viva de la Iglesia, como testigos y artífices de su misión universal en el acto mismo que se realiza, y también el signo creíble y visible del amor de Dios, que a todos nos ha llamado, consagrado y enviado, pero que a vosotros os ha dado un mandato especial: el don singular de la vocación ad gentes. Vosotros lleváis a Cristo al mundo; y, en su nombre, como Vicario suyo, os bendigo y os llevo en el corazón. Con vosotros, bendigo a todos aquellos que con amor y generosidad participan en vuestro apostolado de evangelización y de promoción integral del hombre.
Misioneros, que María, Reina de los Apóstoles, guíe y acompañe vuestros pasos y los de todos aquellos que, de cualquier forma, cooperan en la misión universal de la Iglesia.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Octubre: Mes del Rosario: La Iglesia ha dedicado un mes, el de Octubre, para honrar a María con el rezo del Santo Rosario

Origen e historia de esta devoción:
En la antigüedad, los romanos y los griegos solían coronar con rosas a las estatuas que representaban a sus dioses, como símbolo del ofrecimiento de sus corazones. La palabra “rosario” significa "corona de rosas".
Siguiendo esta tradición, las mujeres cristianas que eran llevadas al martirio por los romanos, marchaban por el Coliseo vestidas con sus ropas más vistosas y con sus cabezas adornadas de coronas de rosas, como símbolo de alegría y de la entrega de sus corazones al ir al encuentro de Dios. Por la noche, los cristianos recogían sus coronas y por cada rosa, recitaban una oración o un salmo por el eterno descanso del alma de las mártires.
La Iglesia recomendó entonces rezar el rosario, el cual consistía en recitar los 150 salmos de David, pues era considerada una oración sumamente agradable a Dios y fuente de innumerables gracias para aquellos que la rezaran. Sin embargo, esta recomendación sólo la seguían las personas cultas y letradas pero no la mayoría de los cristianos. Por esto, la Iglesia sugirió que aquellos que no supieran leer, suplantaran los 150 salmos por 150 Avemarías, divididas en quince decenas. A este “rosario corto” se le llamó “el salterio de la Virgen”.
Cuenta la Historia que un día, a finales del siglo XII, Santo Domingo de Guzmán quien sufría mucho al ver que la gravedad de los pecados de la gente estaba impidiendo la conversión de los albigenses, decidió ir al bosque a rezar. Estuvo en oración tres días y tres noches haciendo penitencia y flagelándose hasta perder el sentido. En este momento, se le apareció la Virgen con tres ángeles y le dijo que la mejor arma para convertir a las almas duras no era la flagelación, sino el rezo de su salterio.
Santo Domingo se dirigió en ese mismo momento a la catedral de Toulouse, sonaron las campanas y la gente se reunió para escucharlo. Cuando iba a empezar a hablar, se soltó una tormenta con rayos y viento muy fuerte que hizo que la gente se asustara. Todos los presentes pudieron ver que la imagen de la Virgen que estaba en la catedral alzaba tres veces los brazos hacia el Cielo. Santo Domingo empezó a rezar el salterio de la Virgen y la tormenta se terminó.
En otra ocasión, Santo Domingo tenía que dar un sermón en la Iglesia de Notre Dame en París con motivo de la fiesta de San Juan y, antes de hacerlo, rezó el Rosario. La Virgen se le apareció y le dijo que su sermón estaba bien, pero que mejor lo cambiara y le entregó un libro con imágenes, en el cual le explicaba lo mucho que gustaba a Dios el rosario de Avemarías porque le recordaba ciento cincuenta veces el momento en que la humanidad, representada por María, había aceptado a su Hijo como Salvador.
Santo Domingo cambió su homilía y habló de la devoción del Rosario y la gente comenzó a rezarlo con devoción, a vivir cristianamente y a dejar atrás sus malos hábitos.
Santo Domingo murió en 1221, después de una vida en la que se dedicó a predicar y hacer popular la devoción del Rosario entre las gentes de todas las clases sociales para el sufragio de las almas del Purgatorio, para el triunfo sobre el mal y prosperidad de la Santa Madre de la Iglesia.
El rezo del Rosario mantuvo su fervor por cien años después de la muerte de Santo Domingo y empezó a ser olvidado.
En 1349, hubo en Europa una terrible epidemia de peste a la que se le llamó ¨la muerte negra” en la que murieron muchísimas personas.
Fue entonces cuando el fraile Alan de la Roche, superior de los dominicos en la misma provincia de Francia donde había comenzado la devoción al Rosario, tuvo una aparición, en la cual Jesús, la Virgen y Santo Domingo le pidieron que reviviera la antigua costumbre del rezo del Santo Rosario. El Padre Alan comenzó esta labor de propagación junto con todos los frailes dominicos en 1460. Ellos le dieron la forma que tiene actualmente, con la aprobación eclesiástica. A partir de entonces, esta devoción se extendió en toda la Iglesia.

domingo, 3 de octubre de 2010

EVANGELIO DE FIN DE SEMANA ( 3-10-10)

EVANGELIO: Lc 17, 3-10
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Dijo el Señor a sus discípulos: "Si tu hermano peca, repréndelo, y si se arrepiente, perdónalo. Y si peca siete veces al día contra ti, y otras tantas vuelve a ti, diciendo: 'Me arrepiento', perdónalo". Los Apóstoles dijeron al Señor: "Auméntanos la fe". Él respondió: "Si ustedes tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, y dijeran a esa morera que está ahí: 'Arráncate de raíz y plántate en el mar', ella les obedecería. Supongamos que uno de ustedes tiene un servidor para arar o cuidar el ganado. Cuando éste regresa del campo, ¿acaso le dirá: 'Ven pronto y siéntate a la mesa'? ¿No le dirá más bien: 'Prepárame la cena y recógete la túnica para servirme hasta que yo haya comido y bebido, y tú comerás y beberás después'? ¿Deberá mostrarse agradecido con el servidor porque hizo lo que se le mandó? Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les mande, digan: 'Somos simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber'".
Palabra del Señor.
Comentario
La imagen de mover una montaña es muy clara: nada debe quedar afuera de nuestra fe. Por eso, la fe nos lleva a mover, a generar movimiento y a que las cosas no queden como estaban. Y cuando todo parece imposible, cuando parece que no hay salida ni fuerzas, la fe será la fuerza de nuestra debilidad, y la fragilidad de nuestra condición humana será más inconmovible que los obstáculos.