sábado, 31 de agosto de 2013

¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68

                                                        
Evangelio según San Lucas 14,1.7-14.
1 Sucedió que un sábado fue a comer a casa de uno de los jefes de los fariseos. Ellos le estaban observando.
7 Notando cómo los invitados elegían los primeros puestos, les dijo una parábola: 8 «Cuando alguien te invite a una boda, no te pongas en el primer puesto, no sea que haya invitado a otro más distinguido que tú 9y, viniendo el que os invitó a ti y a él, te diga: `Deja el sitio a éste', y tengas que ir, avergonzado, a sentarte en el último puesto. 10 Al contrario, cuando te inviten, vete a sentarte en el último puesto, de manera que, cuando venga el que te invitó, te diga: `Amigo, sube más arriba.' Y esto será un honor para ti delante de todos los que estén contigo a la mesa. 11Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado.»
12 Dijo también al que le había invitado: «Cuando des una comida o una cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos; no sea que ellos te inviten a su vez y tengas ya tu recompensa. 13 Cuando des un banquete, llama a los pobres, a los lisiados, a los cojos, a los ciegos; 14 y serás dichoso, porque no te pueden corresponder, pues se te recompensará en la resurrección de los justos.»
Palabra del Señor

“LA RECOMPENSA”

“Aprender de Jesús el significado de la generosidad humilde; para que tengamos una mayor actitud de servicio a los más pobres”( "HUMILDAD - SERVICIO")

Y al notar cómo los invitados buscaban los primeros puestos, les dijo esta parábola:
Hoy Jesús nos enseña el valor de la humildad, nos previene, para nuestro bien, del deseo de ser grandes. Nos dice la Palabra que Jesús era bueno, pero no tonto, y se dio cuenta de la desesperación de los invitados por tener los primeros puestos. Mucho no ha cambiado la cosa cuando vemos la desesperación de los tontos de siempre que buscan acomodarse en los primeros lugar y salir en todas las fotos, estar en todas las fiestas o acontecimientos. Tan poca cosa serán que no se consideran nadie si no tienen la aprobación de los demás. Buscar los primeros puestos no solo es la soberbia más estúpida, sino también es una gran muestra de incapacidad para vivir la propia vida sin la aprobación de los demás.
8"Si te invitan a un banquete de bodas, no te coloques en el primer lugar, porque puede suceder que haya sido invitada otra persona más importante que tú, 9y cuando llegue el que los invitó a los dos, tenga que decirte: 'Déjale el sitio', y así, lleno de vergüenza, tengas que ponerte en el último lugar.
Para los tontos de siempre Jesús también tiene palabras de enseñanza. Yo los hubiera dejado así, peleándose por los mejores lugares para que la vergüenza les enseñe a ser gente. Pero el Señor tiene más bondad que nosotros y se toma el trabajo de enseñar aún a los que no quieren aprender. El consejo es clarito, pero puede más la estupidez que la inteligencia y, aún hoy, seguimos buscando los primeros puestos. Parece que tenemos la mente frágil cuando se trata de recordar las vergüenzas pasadas y volvemos a cometer los mismos errores. ¡Sé humilde!, deberíamos repetirnos todas las mañanas para no salir avergonzados por la estupidez que provoca la soberbia.
10 Al contrario, cuando te inviten, ve a colocarte en el último sitio, de manera que cuando llegue el que te invitó, te diga: 'Amigo, acércate más', y así quedarás bien delante de todos los invitados. 11 Porque todo el que ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado".
¡Al contrario”, dice el Señor. Veamos las palabras que usa para el hombre humilde: “Amigo, acércate más”. Ya no te van a hacer pasar vergüenza, vas a quedar como “Amigo”, y un amigo “cercano”. Debe haber poca gente humilde por el mundo para que valoremos esa virtud como lo hacemos, ya que si sobrara no la tendríamos muy en cuenta, ya que le damos poco valor a lo que tenemos de más. “Señor, con tu gracia, haz que podamos cobijar la humildad en nuestros corazones para que escuchemos tu voz amada diciéndonos: “Amigo, acércate más”. 
12 Después dijo al que lo había invitado: "Cuando des un almuerzo o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos, no sea que ellos te inviten a su vez, y así tengas tu recompensa.
Y ahora les tocan los palos a los que invitan. Creo que, salvo contadas excepciones, en esto nadie le hace caso al Señor. Nuestras fiestas son hechas para los amigos, para los que pueden devolvernos, para la gente “importante”, de la cual podemos, o creemos poder, sacar algún favor o concesión. “Mucho no hemos cambiado desde que estuviste con nosotros, Señor, en realidad parece que estamos peor”.
13 Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los paralíticos, a los ciegos. 14¡Feliz de ti, porque ellos no tienen cómo retribuirte, y así tendrás tu recompensa en la resurrección de los justos!".
Aunque el Señor sabe que mucha importancia a sus palabras no le van a dar, insiste con la idea. Es que Jesús no puede con su genio. Así vive Él, así haba. Nunca vamos a encontrar doblez en el Señor, no dice una cosa y hace otra… No. Jesús no juega a ser salvador, Jesús se toma en serio su tarea de Salvador y Maestro. Aunque no lo escuchen el insistirá siempre y en la cara nos dirá lo que tiene que decirnos.
De nuevo nos enseña a ser bienaventurados. Ayudar a los que no tienen para devolver, compartir con los que no tiene nada para compartir… esa es la clave. Y como ellos no tienen nada para dar, la recompensa por el servicio, la entrega el PADRE DIOS. la resurrección final es el premio por compartir hoy, por servir hoy, por dar sin esperar devolución. Como vemos poca cosa hay que hacer para recibir tamaña recompensa. Salgamos de la soberbia, volvamos al camino de la humildad y la generosidad y nuestra vida será feliz aquí y, sobre todo, en la eternidad. Amén.

sábado, 24 de agosto de 2013

¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68

Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (13,22-30):

En aquel tiempo, Jesús, de camino hacia Jerusalén, recorría ciudades y aldeas enseñando. Uno le preguntó: «Señor, ¿serán pocos los que se salven?» 
Jesús les dijo: «Esforzaos en entrar por la puerta estrecha. Os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta, diciendo: "Señor, ábrenos"; y él os replicará: "No sé quiénes sois." Entonces comenzaréis a decir. "Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas." Pero él os replicará: "No sé quiénes sois. Alejaos de mí, malvados." Entonces será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, lsaac y Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros os veáis echados fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios. Mirad: hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos.»

Palabra del Señor

“¿vale todo?”

“Reconocer que la salvación es don gratuito para todos; para que, dejándonos transformar por el Espíritu de Dios, nos comprometamos a trabajar por el Reino”

22Jesús iba enseñando por las ciudades y pueblos, mientras se dirigía a Jerusalén. 23Una persona le preguntó: "Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan?"

El relato evangélico de hoy nos muestra a Jesús que, como maestro, recorre las ciudades y pueblos en camino a Jerusalén. Jesús no solo vino a dar su vida por nosotros en la Cruz, sino que también nos enseña como debemos llevar nuestra existencia para alcanzar la salvación. La pregunta que le dirige esa persona es la pregunta que muchos se hacen, ¿cuántos serán los salvados? ¿Podrán encontrar salvación todos los seres humanos? Jesús responde, a su manera. 

El respondió: 24"Traten de entrar por la puerta estrecha, porque les aseguro que muchos querrán entrar y no lo conseguirán. 25En cuanto el dueño de casa se levante y cierre la puerta, ustedes, desde afuera, se pondrán a golpear la puerta, diciendo: 'Señor, ábrenos'. Y él les responderá: 'No sé de dónde son ustedes'.

Las palabras de Jesús se vuelven parábola. Entrar por la puerta estrecha es, literalmente, elegir el camino incómodo, lo no fácil, es tener prudencia en el andar, los espacios de maniobra son limitados y por lo tanto la senda estrecha pide atención al caminante. No cualquiera podrá lograr el cometido. Solo lo harán los prudentes y los que se esmeren en el andar.

De pronto el Señor nos sitúa en el Juicio final. Nos lanza de tal modo al futuro, que nos encontramos en la puerta de entrada a la salvación. La respuesta a nuestros golpes es negativa: “No sé de dónde son ustedes”, no los conozco. Triste desilusión para los que creen que con sus acciones y rezos ya tiene ganado el cielo.

26Entonces comenzarán a decir: 'Hemos comido y bebido contigo, y tú enseñaste en nuestras plazas'.

Las disculpas de siempre. “Estuvimos con vos”, casi como decir “somos de los tuyos”. En este caso la compañía no sirve de nada, estar juntos no es nada si no nos unimos. Hoy la gente vive apiñada en grandes torres de departamentos donde los vecinos no se conocen, donde nadie sabe de la vida de nadie. Saludarnos de vez en cuando no significa ser amigos, compartir el mismo edificio no significa conocernos, menos aún amarnos. 

27Pero él les dirá: 'No sé de dónde son ustedes; ¡apártense de mí todos los que hacen el mal!'.

El Señor reacciona rápido. No se puede ir con falsedades a su encuentro. Su negativa, más que un rechazo, es una llamada de atención. Hacer “el mal” en este caso más parece significar no hacer el bien. El pecado de omisión, abundante por estos tiempos, quedas al desnudo con la reacción del Salvador. No basta con “estar” también hay que “hacer”.

28Allí habrá llantos y rechinar de dientes, cuando vean a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, y ustedes sean arrojados afuera.

La imagen, de por sí, ya es gráfica. Quedarse afuera, sobre todo para los que pensaban que era seguro que ellos estaban adentro, tal vez solos, excluyendo a todo el mundo del cielo. Tenemos que tener cuidado de sentirnos salvados, no sea cosa que seamos arrojados afuera.

29Y vendrán muchos de Oriente y de Occidente, del Norte y del Sur, a ocupar su lugar en el banquete del Reino de Dios. 30Hay algunos que son los últimos y serán los primeros, y hay otros que son los primeros y serán los últimos".



“Y como si eso fuera poco…”. Rematándola, el Señor nos muestra como los de afuera se van a quedar con todo lo que pensábamos era nuestro. Lo que no supimos cuidar no nos pertenece, en cambio, aquellos a quienes despreciábamos, pensando que eran pecadores y alejados de Jesús, parecen ser los más allegados a Él. El versículo 33 nos centra en la manera de pensar de Jesús: no busquen los primeros lugares, sean últimos en la tierra y serán primeros en el cielo. Fácil… solo hay que vivirlo.

sábado, 17 de agosto de 2013

¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68

Evangelio


Lectura del santo evangelio según san Lucas (12,49-53):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.»

Palabra del Señor


49Yo he venido a traer fuego sobre la tierra, ¡y cómo desearía que ya estuviera ardiendo! 

¿Cómo podemos entender esta frase de Jesús? La palabra fuego puede significar muchas cosas. Ya Juan el Bautista hablaba de Jesús bautizando "en el Espíritu Santo y en el fuego" (Lc 3, 16), y también recoge el trigo (los buenos) y "consumirá la paja en el fuego inextinguible" (los malos) (v. 17). Por lo tanto, el fuego, tendría el sentido de purificación o de poner en crisis. Así se separan los buenos de los malos, los que tienen fe de los que no la tienen. El Espíritu Santo, con su irradiación luminosa, clarifica los corazones de las personas y, como nos hace ver la realidad, podemos elegir, hacer opciones de vida. Por eso Jesús trae el fuego, porque quiere quemar lo que no sirve, la "paja". Por eso mismo quisiera que ya esté ardiendo el fuego que trae. Pero todavía no es tiempo del juicio. Todavía podemos decidir, tenemos tiempo, se nos está esperando. 

50Tengo que recibir un bautismo, ¡y qué angustia siento hasta que esto se cumpla plenamente! 

El final del tiempo de espera comienza con el "bautismo" que Jesús tiene que recibir. No es el mismo bautismo que recibió de manos de Juan, ahora es un bautismo de sangre. Su bautismo es la muerte en la cruz. Su bautismo es recibir sobre sí todo el dolor del mundo. Por eso se siente angustiado, su sufrimiento empieza siendo espiritual. La angustia de Jesús no nace principalmente de ver el sufrimiento físico que se avecina, sino, más bien, de ya ir cargando la cruz de la humanidad y compartir con todos nosotros las angustias de nuestras vidas. Las inseguridades humanas, los sufrimientos del hombre, sus dolores y tristezas… tienen en Jesús una atenta caja de resonancia. El dolor de toda la humanidad empieza sentirse sobre la frágil espalda de Cristo, el siervo sufriente que carga los pecados (y sus consecuencias) de todos nosotros. 

51¿Piensan ustedes que he venido a traer la paz a la tierra? No, les digo que he venido a traer la división. 

La paz a la cual se refiere Cristo es la paz de los ilusos, de los conciliadores políticos, de los gurúes actuales que proponen "buena onda". Esta paz es solo un espejismo. Es una paz egoísta: no me molestes, no te molesto. Esa paz es acomodaticia, es líquida: todo le viene bien. Lo que Jesús propone es la paz sólida, de grandes convicciones. Esa paz vendrá recién después de su resurrección. Por eso Jesús dice que trae división… porque no podemos andar en componendas, en arreglos diplomáticos, "tirando buena onda", haciéndonos los tontos para que nadie se enoje, acomodándonos a cualquier formato o situación. La división no la provoca el mismo Cristo, sino que es consecuencia de que con su presencia luminosa todos vemos con claridad. Ya no es posible quedarse en los grises que da el anonimato o la semioscuridad; ahora todos podemos vernos tal cual somos, conocer la realidad, ver con los nuestros propios ojos la verdad. Entonces ya no se puede llamar blanco a lo negro, o bueno a lo malo. Eso provoca división. Al poder distinguir, nadie es capaz de engañar a nadie y todos vemos con la claridad de Jesús. Muchos querrán seguir con sus malas acciones y eso se notará con claridad. 

52De ahora en adelante, cinco miembros de una familia estarán divididos, tres contra dos y dos contra tres: 53el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra". 

Las consecuencias de esa presencia de Cristo en la vida de los hombres es que podemos decidir qué y cómo queremos ser. Eso lleva a conflictos. Muchos serán conflictos durísimos, porque los que manipulan no toleran la libertad ajena y no quieren perder lo que antes conseguían en el "río revuelto". Ahora, con Cristo, no hay "grises", por lo tanto somos o no somos de Él. Otros conflictos tendrán matices. Sabedores de la verdad tendremos que trabajar por mostrarla a todo el mundo. La realidad es que, sea el conflicto que sea, siempre -los cristianos- obramos con caridad ante los que nos agreden o no nos entienden. Cuando ejercemos violencia, no importa el modo o grado que sea, estamos mostrando que estamos más cerca de la oscuridad que de la luz. Cuando obramos con caridad, mostramos que la luz del Señor nos llena el alma. Así de simple.

FELIZ DÍA DEL NIÑO A MIS SOBRINOS!!!!!!!!!!!!

HOY 18 DE AGOSTO EN ARGENTINA SE CELEBRA EL DÍA DEL NIÑO.

Porque el niño, la niña es la persona de mayor cariño, porque viven hechos o dichos que no tiene advertencia ni reflexión, sin experiencia. porque su acción propia es hacer niñería por medio de sus juegos y divertimientos, porque vive un periodo de la vida humana que va desde el principio o primer tiempo de la vida........... 



sábado, 10 de agosto de 2013

¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68

Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (12,32-48):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No temas, pequeño rebaño, porque vuestro Padre ha tenido a bien daros el reino. Vended vuestros bienes y dad limosna; haceos talegas que no se echen a perder, y un tesoro inagotable en el cielo, adonde no se acercan los ladrones ni roe la polilla. Porque donde está vuestro tesoro allí estará también vuestro corazón. Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas. Vosotros estad como los que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame. Dichosos los criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela; os aseguro que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y los irá sirviendo. Y, si llega entrada la noche o de madrugada y los encuentra así, dichosos ellos. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, no le dejaría abrir un boquete. Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.» 
Pedro le preguntó: «Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros o por todos?» 
El Señor le respondió: «¿Quién es el administrador fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración a sus horas? Dichoso el criado a quien su amo, al llegar, lo encuentre portándose así. Os aseguro que lo pondrá al frente de todos sus bienes. Pero si el empleado piensa: "Mi amo tarda en llegar", y empieza a pegarles a los mozos y a las muchachas, a comer y beber y emborracharse, llegará el amo de ese criado el día y a la hora que menos lo espera y lo despedirá, condenándolo a la pena de los que no son fieles. El criado que sabe lo que su amo quiere y no está dispuesto a ponerlo por obra recibirá muchos azotes; el que no lo sabe, pero hace algo digno de castigo, recibirá pocos. Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá.»

Palabra del Señor.

“vigilantes en el servicio”


“Reconocer que somos administradores de los bienes que el Señor nos confió; para que trabajemos con fidelidad y perseverancia en el servicio a los demás”. 


32No temas, pequeño Rebaño, porque el Padre de ustedes ha querido darles el Reino. 

La primera palabra que Jesús dirige a los discípulos en el evangelio de hoy es “no temas”. La invitación que Jesús nos hace es a confiar en el Padre, a no tener temor. El miedo, temor, paraliza, hace que huyamos de los acontecimientos. Mucha gente vive sumida en el temor, con falta de esperanza. Tiene temor la mujer que se deja golpear por su esposo para no dañar a sus hijos, tiene temor el hombre que acepta cualquier cosa de su jefe para no perder el empleo. Estamos llenos de temor, un miedo irracional nos invade, la inseguridad cotidiana, la muerte a la vuelta de la esquina, nos hace vivir en el temor. 

Jesús nos lanza a la esperanza, nos proyecta más allá de nuestros miedos, por irracionales que estos sean, la esperanza nos brinda seguridad. Cuando uno tiene en quien creer las cosas se hacen más simples, nos da vitalidad el saber que alguien está cuidando de nosotros. Los temores se disipan cuando entendemos que Dios Padre quiere darnos el Reino, cuando Dios nos dice que todo va a estar bien. Es su cercanía la que tranquiliza y no la promesa de algo futuro, aunque esto sea una realidad. 

33Vendan sus bienes y denlos como limosna. Háganse bolsas que no se desgasten y acumulen un tesoro inagotable en el cielo, donde no se acerca el ladrón ni destruye la polilla. 

La mirada del Señor es programática. Plantea Jesús lo que se debe hacer. Para vencer al temor hay que perder todo. El que nada tiene, nada teme. Es una invitación a renunciar a la autonomía, a la seguridad de “tener” y asegurarnos en el “ser”. Cuando alguien quiere guardar su dinero empieza a ver las opciones que los bancos le dan: seguridad, intereses, etc. Se trata de confiar en que esa institución va a devolverme lo que deposité en ella y con creces. ¿En manos de quién depositamos nuestras vidas? ¿Cómo estamos invirtiendo? Jesús sugiere que lo hagamos en el BANCO del cielo. Todo lo que demos a los demás es una inversión a futuro para nuestra casa en la tierra prometida. Todo lo que entreguemos a los más necesitados, nos será devuelto, como toda inversión, con creces por “el banco del cielo”. “En la oración consulte por las tasas de interés que el BANCO de DIOS tiene para usted”. 

34Porque allí donde tengan su tesoro, tendrán también su corazón. 

Las razones de Jesús son sencillas. Los seres espirituales aspiran a tesoros espirituales. El corazón, en la Biblia, es el centro de las decisiones del ser humano, no solo de los afectos, sino de toda decisión. Por eso, según sea tu aspiración de vida, así serán tus tesoros. No ha de extrañarnos que mucha gente, aunque hable de cosas espirituales, tenga su tesoro en las cosas terrenales. Esto siempre es así, somos como hormiguitas, miramos el más acá, cuando Jesús nos invita a ver el más allá. Preocupados como andamos por las cosas de este mundo, perdemos la vida en agitaciones y ocupaciones vanas, que a la larga no sólo no nos dan satisfacción, sino que nos hunden en depresiones, angustias, banalidades, etc. ¿Qué esperamos para situar nuestro corazón en las cosas celestiales? 

35Estén preparados, ceñidos y con las lámparas encendidas. 

De pronto, Jesús nos lanza a una atmósfera de vértigo, los consejos ya no son intemporales, ahora la invitación es a ajustarnos a la realidad: Las cosas pasan. Hay que estar preparados y con las lámparas encendidas. Tal vez no hay apuro, pero si urgencia. Tal vez no sea ahora el momento definitivo, pero ¿Acaso alguien sabe cuándo? Por eso hay que estar preparados. Vive la vida, pero vívela preparado para la partida. Los consejos prácticos de Jesús, con sus comparaciones, nos sirven para reflexionar sobre la urgencia de “estar preparados” (ver versículos 36 al 40). 

42El Señor le dijo: "¿Cuál es el administrador fiel y previsor, a quien el Señor pondrá al frente de su personal para distribuirle la ración de trigo en el momento oportuno? 43¡Feliz aquel a quien su señor, al llegar, encuentre ocupado en este trabajo! 44Les aseguro que lo hará administrador de todos sus bienes. 

No importa lo que hagamos, todos somos administradores de la multiforme gracia de Dios. No importa la tarea, grande o pequeña, todos tenemos responsabilidad en la construcción del reino. Por eso Jesús hace esta pregunta retórica, no importa quién lo hace, sino qué hace. A todos nos cabe alguna responsabilidad o tarea que sin nosotros no podría ser realizada. Por eso Jesús invita a “trabajar”, a ocuparnos de las cosas de Dios, a asumir la responsabilidad para lo cual se nos dieron tales o cuales talentos. La palabra que utiliza Jesús para establecer la condición del que hace bien su tarea es: “FELIZ”, “bienaventurado”. La promesa final (v. 44) muestra cuanto valora Dios tu tarea en la tierra, no importa lo pequeña y humilde que sea, por eso, si la realizas bien, te dará más responsabilidad entre sus elegidos. Dios no premia como lo hace el mundo, por amiguismo o acomodos, Dios premia por responsabilidad y seriedad en la tarea encomendada. 

45Pero si este servidor piensa: 'Mi señor tardará en llegar', y se dedica a golpear a los servidores y a las sirvientas, y se pone a comer, a beber y a emborracharse, 46su señor llegará el día y la hora menos pensada, lo castigará y le hará correr la misma suerte que los infieles. 

Aquellos que saben que la vida no es un paseo, o un sin sentido, valoran estas palabras de Jesús, no como una amenaza, sino como una advertencia para que no perdamos la alegría de servir, para que no perdamos la senda. Más allá de no cumplir con la tarea, el peor error de “este servidor” es abusar de las personas y las cosas. A su incumplimiento en el servicio, al ocupar un lugar que no dignifica ni merece, se le suma la conducta “abusiva”, “violenta” y “derrochadora” de los bienes de todos. Se hace sufrir a los que conviven con nosotros, se derrocha los bienes que sirven para todos, donde unos engordan y tiran, otros desfallecen y estiran sus manos sin encontrar respuesta. Ante situaciones de esta naturaleza es bueno que, en nuestras oraciones cotidianas le pidamos al Señor “que no tarde en venir”. 

47El servidor que, conociendo la voluntad de su señor, no tuvo las cosas preparadas y no obró conforme a lo que él había dispuesto, recibirá un castigo severo. 48Pero aquel que sin saberlo, se hizo también culpable, será castigado menos severamente. Al que se le dio mucho, se le pedirá mucho; y al que se le confió mucho, se le reclamará mucho más. 

Estas palabras finales nos muestran como Dios ama la Justicia. La armonía de Dios le lleva a la exigencia íntima de guardar proporción para sus servidores. En este caso, Dios, no discrimina entre buenos y malos, sino más bien, distingue entre los que “conocen” y los que no, entre los que reciben “mucho” y los que reciben “poco”. Dios nos invita a tomar conciencia de cuales son los dones con los que nos ha honrado y que estamos haciendo para que ellos estén al servicio de los demás. Así, no solo, haremos un mundo mejor que el que hemos recibido, si no que también estaremos seguros de que cuando el Señor se haga presente de nuevo entre nosotros seremos tratados como verdaderos y fieles servidores. Amén.

martes, 6 de agosto de 2013

EL CAMINO.....

                                                
Si miramos nuestro cuerpo. Diremos que está compuesto por sentidos y extremidades y todo lo que hay en el interior del mismo. Y, nos vamos a quedar con lo que son las extremidades, haciendo alusión al pie, a la pierna, mírensela por favor. Si, en el tránsito de nuestra vida nos pusiéramos a pensar, a meditar, sobre el caminar, sobre un camino o simplemente el camino que hacemos, trataremos de buscar una definición, como por ej.: CAMINAR: ir de viaje; caminar a… o para… ir de un lugar a otro dando pasos. Recorrer caminando. Y así hacemos un CAMINO que tiene que ver con la tierra hollada por dónde se transita habitualmente. O Cam. Vía que se transita, para transitar y tiene que ver con un viaje. También tienen que ver con un medio para hacer o conseguir alguna cosa. Y así vemos los tipos de caminos: 1- asenderado (Cam. Trillado) 2- de cabaña (vía de ganando trashumante).3- carretero (vía coches-carruajes) .4- carril (Cam. de carros) .5- cubierto (terraplén- túnel). 6-derecho (medio para andar sin rodeos). 7- de herradura (estrecho- caballería). 8- de hierro (ferrocarril). 9- real (el mas ancho que comunica con poblaciones importantes, medio fácil, seguro y con un fin). 10- de ronda (el exterior o inmediato a la muralla de una plaza o al borde de ella). 11- de ruedas (carretero). 12- seronero (vereda por dónde pasa solo la caballería) 13- de sirga (orillas de ríos – canales que sirve para llevar la embarcación tirándola).14- trillado (el usado frecuentemente) y 15- el vecinal (propio del municipio de paso).

Y, así, nos convertimos en un caminante, ya que, caminamos y hacemos caminatas al pasear o recorrer, y, a veces, esos paseos y recorridos se hacen largos y fastidiosos o quizás cortos, estos últimos son los que se hacen por diversión. Y por último, esto tiene que ver con un CAMINERO, al tener que ver o ser relativo al camino.

Y, vemos así, que nuestra vida es un camino que debemos transitar, hacer, caminar para llegar a……ej. Casa, trabajo, titulo, formar una familia, etc. Y ese camino, ese caminar está acompañado de lo sensual (sentidos), de sentimientos, hay esperanzas, que en momentos están muertas hay manifestaciones, charlas sobre lo que vivimos, sobre lo que vemos, sobre lo que hacemos. Y, en nuestro camino, nuestro caminar tenemos a alguien.

Si seguimos profundizando veremos que también nuestro caminar-camino en la vida es una acción y es ahí dónde entra en juego el verbo ver y reconocer: al ver y reconocer tal cosa, a tal persona, tal situación, una realidad.

Y si vamos a la Palabra de Dios, ella nos muestra todo un camino, todo un caminar. Ej.:

EVANGELIO LUCAS 24, 13-16 (se puede leerlo completo).

Nos relata que recorrían un camino de 12 km y que ese camino está lleno de historia, de momentos, de situaciones, de discusiones, de charlas,, de conversaciones, una historia entre ambos vivida. Y en ese caminar, en ese camino buscan encontrar una respuesta a esa situación, pero también, llegar a un lugar.

Es un camino que cansa, que le gana al día, a la Hs, al tiempo; que te invita a reflexionar, y quizás inquieta; te lleva a conocer a otra persona. Que lleva la realidad de una persona, de un lugar; no obstante, no olvidemos que quizás hayan personas que te llevan a pensar que no están enteradas de nada, de lo que está pasando a su alrededor. Y, hay huellas de personas de acciones; quizás te hace pensar, te hace creer en una cosa y al final termina siendo otra la realidad.

Es un camino, un caminar que a veces no entendemos; que en momentos se hace lento y nos cuesta creer hacia donde vamos; a veces nos cuesta creer lo que nos dices; y siempre hay alguien que nos habla.

Sepamos que hay momentos en que el camino nos pide un párate, nuestro caminar necesita detenerse y es ahí donde estamos invitado a quedarnos para descansar, para reflexionar, pensar en lo que hemos vivido, vivimos.

Imaginemos que este camino, el caminar tiene momentos de bendición que hace arder el corazón y que ese momento te invita a levantarte si has caído, si has tropezado, y decir que si se puede volver, en fe, a caminar, después de una caída, un tropiezo.

Desde nuestra concepción comenzamos a caminar, y ese caminar tiene que ver con el vivir, por lo tanto, hablamos del o los caminos de la vida. Y ante esto me viene a la memoria el poema “caminante no hay camino, se hace camino al andar…” y el tema musical “los caminos de la vida no son como yo pensaba, como los imaginaba, no son como yo creía…”

Quizás nuestro camino, nuestro caminar, en la vida está bendecido (ej. buenos momentos, titulo, familia, salud, afectos, etc.)Y ese momento se da, puede darse en un segundo, en un tranco, en un paso y eso basta para hacer arder nuestro corazón. O puede darse al revés, pasó todo lo contrario, y el camino, tu caminar tiene una historia que te tira, hace que te caigas una y otra vez (ej., pecado) y caes porque te quedas en el pasado, en lo que creías y no miras más allá (con los ojos de la fe), no escuchas. También te impide ver a aquella persona que te explica la verdad, te recuerda para que tenía que pasar lo que pasó; que dejes por un momento tu parte humana y camines en la fe, porque es lo que te va a levantar, te llevará por el camino correcto.

Al igual que Los discípulos de Emaús, cuando caminamos con dudas y bajo la tentación del desánimo, escuchemos las palabras consoladoras de Jesús. Cristo nos hace ver que, en muchas ocasiones, sus caminos no son los nuestros. Por eso, es necesario vivir con una fe profunda y luminosa que nos lleve a la aceptación amorosa de la voluntad de Dios en nuestra vida. Justamente en la Eucaristía encontramos el consuelo y la fuerza para seguir luchando aún en medio de las dificultades y contrariedades de la vida.

Ahora, te invito a pensar, reflexionar a preguntarte interiormente: hacia dónde me dirijo? Quien es el otro que va a mi lado conversando sobre lo que ocurre en mi vida, a mi alrededor? Si mi camino, mi caminar es de discusión? Que impide mi camino? Jesús dijo: “yo soy el camino”. Si realicé un párate y cómo voy en el camino? ( desanimado?).

Que asunto he tratado con Jesús en el camino? Cuál es tu pensamiento hacia El? Que dices de EL? Que me inquieta en el camino?. Cómo está mi corazón desde la fe?. Que no entiendo de la palabra, de mi camino?.

Que momento de padecimiento me llevó a glorificar a Dios a Jesús? He dejado que El me interprete la Palabra, que es su vida, dejando que entre en mi? Le dije, le digo: quédate! En este momento que camino mi vida porque solo así se quedará. A quien reconozco en mi camino y quien hace arder mi corazón.
Nuestro camino tiene que ser a la luz de la fe, con una nueva mirada. El pueblo de los creyentes (yo) está invitado a recorrer su camino en la fe, desde la fe y con Cristo a la par.
                                                                                                  "EL CAMINO DE LA VIDA".....
                                                                                                                                                  SILM@R

sábado, 3 de agosto de 2013

EL SANTO EVANGELIO Y SU PENSAMIENTO

EVANGELIO Lc 12, 13-21

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.

Uno de la multitud dijo al Señor: "Maestro, dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia". Jesús le respondió: "Amigo, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre ustedes?". Después les dijo: "Cuídense de toda avaricia, porque aun en medio de la abundancia, la vida de un hombre no está asegurada por sus riquezas". Les dijo entonces una parábola: "Había un hombre rico, cuyas tierras habían producido mucho, y se preguntaba a sí mismo: '¿Qué voy a hacer? No tengo dónde guardar mi cosecha'. Después pensó: 'Voy a hacer esto: demoleré mis graneros, construiré otros más grandes y amontonaré allí todo mi trigo y mis bienes, y diré a mi alma: Alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe y date buena vida'. Pero Dios le dijo: 'Insensato, esta misma noche vas a morir. ¿Y para quién será lo que has amontonado?'. Esto es lo que sucede al que acumula riquezas para sí, y no es rico a los ojos de Dios".

Palabra del Señor.

“Recordar que la importancia de ser rico a los ojos de Dios; para que, no busquemos acumular tesoros en la tierra, sino en el cielo”. 

                                       “SER RICOS A LOS OJOS DE DIOS”


15Después les dijo: "Cuídense de toda avaricia, porque aún en medio de la abundancia, la vida de un hombre no está asegurada por sus riquezas". 

En los versículos anteriores (13 y 14) el diálogo es entre Jesús y una sola persona, aquí el Señor se dirige a la multitud. Hablando en plural, enseña Jesús que hay que cuidarse de la avaricia. “Dentro de las materias que la iglesia indica como generadoras de actos pecaminosos o lo que comúnmente se denomina pecados, se registran siete: soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza. Dentro de esos siete pecado capitales, el segundo es la avaricia, específicamente un deseo desmesurado –ambición- de acumular bienes, prescindiendo absolutamente de la razonable necesidad”. De hecho, en el Nuevo Testamento, la avaricia “designa la sed de poseer cada vez más sin ocuparse de los otros, e incluso a sus expensas. … consiste en querer aumentar cada vez más los propios haberes, aunque sea a expensas de los otros y en apegarse… a los bienes ya poseídos”

16Les dijo entonces una parábola: "Había un hombre rico, cuyas tierras habían producido mucho, 17y se preguntaba a sí mismo: '¿Qué voy a hacer? No tengo dónde guardar mi cosecha'. 

Jesús aprovecha la ocasión para plantear una parábola. “Se llama parábola a una historia contada por Jesús para ilustrar su enseñanza. Hay que comprender la parábola como la escenificación de símbolos, es decir, de imágenes tomadas de las realidades terrestres para significar las realidades reveladas por Dios, imágenes que las más de las veces reclaman una explicación en profundidad". 

El hombre al cual Jesús se refiere ya es rico de antemano, a diferencia de las parábolas “del Reino” (ver Mt 13, 44-46), donde los protagonistas se encuentran con una riqueza inesperada. Aquí se resalta, no la alegría de encontrar algo que no se esperaba, sino el desborde de haber “producido mucho”. Lo triste es que el hombre rico piensa en guardar y no en compartir, piensa en acumular y no en dar. Su actitud es fuertemente egoísta y anti-solidaria. Su pregunta es práctica, apunta al hacer, la respuesta, por otra parte equivocada, llegará en los versículos siguientes. 

18Después pensó: 'Voy a hacer esto: demoleré mis graneros, construiré otros más grandes y amontonaré allí todo mi trigo y mis bienes, 19y diré a mi alma: Alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe y date buena vida'. 

El pensamiento de este hombre es muy común también en nuestros días. Después de casi 2.000 años de cristianismo las cosas no han cambiado mucho. 

Leamos lo que nos dice Samuel Oyin Abogunrin, comentarista Nigeriano del Evangelio de San Lucas: “En nuestro mundo se imitan con demasiada frecuencia las acciones del rico insensato. Las causas de los crímenes atroces cometidos por autoridades políticas en muchas áreas del mundo son la codicia, la avaricia y el deseo insaciable de acumular poder a expensas de los ciudadanos ordinarios que viven en extrema pobreza, sin lo imprescindible para vivir. Esas autoridades se han convertido en saqueadores que roban y dilapidan los recursos de las naciones en las que gobiernan. La mayor parte de la riqueza que depositan en otras naciones no beneficia a nadie cuando mueren, debido a las exigencias del secreto bancario. La Iglesia, como oráculo de Dios y voz de Jesucristo, tiene que dirigir la lucha por el arrepentimiento tanto de esas autoridades como de las instituciones bancarias que favorecen esas acciones” 

20Pero Dios le dijo: 'Insensato, esta misma noche vas a morir. ¿Y para quién será lo que has amontonado?'. 21Esto es lo que sucede al que acumula riquezas para sí, y no es rico a los ojos de Dios". 

En la parábola Jesús nos pone de improviso en contacto con nuestro último momento en la tierra. La muerte está al acecho, ¿Qué puede hacer frente a ella toda la riqueza del mundo? ¡Nada! La muerte viene como un ladrón, a robarnos, no los bienes, sino la vida. Cuando muere alguien muy rico la gente se pregunta: “¿Cuánto habrá dejado?” ¡Él no dejó nada! ¡Se lo quitaron! De nada le valió haber acumulado tesoros en la tierra, para la otra vida son totalmente inútiles. 

La enseñanza de Jesús apunta a hacernos ver cuan importante es ser rico, rico a los ojos de Dios. La riqueza a los ojos de Dios es “dar”, “compartir”, en realidad nos llevaremos a la otra vida lo que supimos dar en esta. Según hayamos sabido desprendernos a favor de los más pobres, así será lo que tengamos de riqueza a los ojos de Dios. “Si el rico se aleja egoístamente del hermano, se aleja definitivamente de Dios. Pierde una familia en la tierra y un padre en los cielos”