sábado, 14 de agosto de 2021

ASUNCIÓN DE LA VIRGEN.


 

María, eres Madre y Señora
y estás conmigo a cualquier hora.
Al empezar un nuevo día
me acompaña tu frescura
que con el paso de la mañana 
se convierte en hermosura. 
María, eres confidente y amiga 
de cualquiera que te lo pida. 
Quieres a todos por igual 
sin fijarte en la maldad. 
Estás hecha de bondad 
y compartes la alegría 
que sentimos al vivir con fe cada día.


Todos los seres de la tierra tienen una madre. También Jesús la tiene. ¿Por qué, dónde se vio un hijo sin una Madre?

Hoy voy a compartir con ustedes uno de los dogmas Mariano. LA ASCENCIÓN DE MARÍA.

María, es, fue un ser humano como nosotros, salvo por el hecho de haber sido preservada del pecado original. Nos invita a tener una relación especial con Ella por medio de su amor, del amor, de la confianza, del respeto.

Ella fue una mujer como todas las mujeres, solo la diferenciaba su entrega a Dios y su concepción virginal. Nos dice la Palabra en LC 1,39- 56.  María, después de ser visitada por el ángel,  saber que va a concebir un hijo y que le anunciara el ángel que Isabel también estaba embarazada, fue sin demora a visitar a su prima, al encontrarse ambas podemos deleitarnos con el hermoso relato del Magnifica, el gran saludo podríamos decir.

QUIÉN ES LA VIRGEN MARIA: María, que en hebreo quiere decir “Señora”, es la mujer con la cual se abre la promesa en la antigua alianza (Gen. 3:15) y con la cual cierra Simeón la antigua profecía (Lc. 2, 25-35). EL NOMBRE DE MARÍA, QUE EN HEBREO ES MIRIAM, SIGNIFICA: DONCELLA, SEÑORA, PRINCESA.

Es la Mujer que ha tenido el mayor contacto con la Santísima Trinidad en la historia. El Padre la escoge entre todas las mujeres para ser madre de su hijo unigénito, el Espíritu Santo engendro un hijo en sus entrañas y la segunda persona tomo carne y sangre en su vientre.

Si por Eva entró el pecado en el mundo, por la Virgen María entró la salvación.

Tiene la misión de combatir contra el “dragón” y la “bestia” del mal en los tiempos finales según el Apocalipsis. Resaltar las virtudes de María. Que tuvo padres santos: una familia...

Ella está en la gloria del Cielo, en cuerpo y alma. Esta “realidad última” de María Santísima es preámbulo de nuestra propia “realidad última”. El Cielo y la gloria en cuerpo y alma es el fin último de cada uno de nosotros los seres humanos. 

Sabemos por Dogma de Fe (de obligatoria creencia para todo católico) que María, “terminado el curso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial” (de la Bula que declara el Dogma de la Asunción el 1-11-1950). La Iglesia lo celebra el 15 de agosto es uno de los dogmas marianos:  MARIA fue asunta al cielo en cuerpo y alma.

la Asunción es la celebración de cuando el cuerpo y alma de la Virgen María fueron glorificados y llevados al Cielo al término de su vida terrena. No debe ser confundido con la Ascensión, la cual se refiere a Jesucristo.

¿Cómo terminó la vida terrestre María? El 1º de noviembre de 1950 el Papa Pío XII definió solemnemente, después de consultar a todos los obispos, que «la Inmaculada Madre de Dios, María siempre virgen, después de haber acabado el curso de su vida terrestre, ha sido elevada en cuerpo y alma a la gloria celestial.

Nada se dice sobre si María murió o no antes de haber sido elevada al cielo. Lo que se afirma es que su cuerpo no ha conocido la corrupción, no se ha degradado, sino que ha sido elevado a la gloria celestial. María es elevada al cielo por Dios (ella es pasiva, es Dios quien actúa).

La asunción de María es un mensaje de esperanza que nos hace pensar en la dicha de alcanzar el cielo, la gloria de Dios y en la alegría de tener una madre que ha alcanzado la meta a la que nosotros caminamos.

Esta fiesta tiene un doble objetivo: La feliz partida de María de esta vida y la Asunción de su cuerpo al cielo. La respuesta a por qué es importante para los católicos, la encontramos en el Catecismo de la Iglesia Católica, que dice en el numeral 966: “La Asunción de la Santísima Virgen constituye una participación singular en la Resurrección de su Hijo y una anticipación de la resurrección de los demás cristianos”.

La importancia que tiene para todos nosotros la Asunción de la Virgen se da en la relación que ésta tiene entre la Resurrección de Jesucristo y nuestra resurrección. El que María se halle en cuerpo y alma ya glorificada en el Cielo, es la anticipación de nuestra propia resurrección, dado que ella es un ser humano como nosotros.

Que la Virgen sea asunta en nuestro corazón. Hoy, Nuestra Señora es Asunta en muchos corazones. Pidamos en esta Solemnidad, que nuestra Madre divina sea asunta y apoyada en el corazón de todos los hombres. Porque si así lo hacemos, ella también sabrá hacernos subir a los Cielos, para un día, en sus brazos maternales descansar eternamente.

Oh María Inmaculada Asunta al cielo,

tú que vives bienaventurada en la visión de Dios:

Consuélanos desde el cielo, oh Madre misericordiosa,

por tus caminos de pureza y esperanza guíanos un día al encuentro feliz contigo

y con tu divino Hijo nuestro Salvador Jesús. ¡Amén!