martes, 25 de agosto de 2020


Padre Eterno, Tú  has hecho que el mundo entero deje de andar por un tiempo.

Tú has silenciado forzadamente el ruido que todos hemos creado a nuestro alrededor.

Tú nos has hecho doblar rodillas y pedir milagros.

Tú cerraste Tus Iglesias para que nos demos cuenta de cuán oscuro es nuestro mundo sin Ti en él.

Tú humillaste a los orgullosos y poderosos.

     La economía se está derrumbando, las empresas están cerrando.

     Hemos estado muy orgullosos pensando que todo lo que tenemos, todo lo que poseemos, ha sido el resultado de nuestro arduo trabajo.

     Hemos olvidado que ha sido Tu gracia, Tu misericordia, la que nos hizo quienes somos y nos ha dado todo lo que tenemos.

     Estamos dando vueltas en círculos en busca de alguna cura para esta enfermedad, cuando de hecho necesitamos humillarnos y pedir orientación y sabiduría sólo a Ti.

     Hemos estado viviendo nuestras vidas como si estuviéramos aquí en la Tierra para siempre, como si no existieran ni el Cielo, ni el Purgatorio ni el Infierno.

   Tal vez este virus es en realidad Tu forma de purificarnos y limpiar nuestras almas, devolviendonos a Ti.

     Hoy, mientras estas palabras viajan por el internet, que todos los que las vean unan sus corazones y manos en oración pidiendo perdón, pidiendo curación y protección contra este virus, pero sobre todo pidiendo que se haga  Tu Santa y Divina Voluntad y no la nuestra.

  DIOS ¡te suplicamos, líbranos de todo mal en la Tierra si es Tu voluntad!

 Padre, Tú has estado esperando pacientemente que volvamos nuestros rostros hacia Ti, que nos arrepintamos de nuestros pecados. ¡Lamentamos ignorar Tu voz!  De manera egoísta, a veces hemos olvidado que Tú eres DIOS!! ¡Señor, no soy digno de que entres en mi casa pero una palabra tuya bastará para sanarme!

Tú, Señor sólo necesitas decir la Palabra y nuestras almas serán sanadas.

    ¡Te pedimos a Ti  sanación y liberación en el  Nombre de Jesús!. Por los méritos infinitos de Su Sacratísimo Corazón y del Corazón Doloroso e Inmaculado de María. Amén.

Papa Francisco


martes, 11 de agosto de 2020

La importancia de dar gracias a Dios “EN TODO DAD GRACIAS… ”

 


Aprender a buscar a Dios también en estos momentos en los que nuestro corazón se llena de la alegría de vivir.

Hoy les quiero decir que NO PODEMOS OLVIDAR  DE DAR GRACIAS A DIOS EN TODO MOMENTO. Quiero Compartir  la importancia de dar gracias a Dios “EN TODO DAD GRACIAS… ”  Aprender a buscar a Dios también en estos momentos en los que nuestro corazón se llena de la alegría de vivir.

Nos dice la Palabra: 1 Tesalonicenses 5, 18

“Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para vosotros en Cristo Jesús”.

Sabemos que:

Nuestra vida está llena de alegrías. Un feliz encuentro con alguien que queremos, un regreso a casa después de tiempo, un título adquirido con mucho esfuerzo, la curación de una enfermedad, el nacimiento de un nuevo miembro de la familia, etc.

La lista de los gozos que vivimos son muchos. La vida es muy bella, siempre nos sorprende. Por eso debemos aprender a buscar a Dios también en estos momentos en los que nuestro corazón se llena de la alegría de vivir. A veces nos dirigimos al Señor por situaciones complejas, dificultades, problemas, dolores y sufrimientos. Pero no nos damos cuenta que en todo lo que vivimos esta la huella de Dios. Especialmente se encuentra la marca de Dios es las grandezas de la vida. De hecho, nuestra vida apunta a vivir en plenitud estos momentos de gozo en la eternidad. ¿Cómo orar en estas circunstancias de tanta plenitud? ¿Cómo elevar una oración a Dios para darle gracias?

Es a través de la oración de acción de gracias y es importante dar gracias a Dios, aprender a buscarlo  en esos momentos, momentos donde nuestro corazón se llena de la alegría de vivir.

La oración de acción de gracias es un modo de orar de la gente sencilla.

 Primeramente hablamos de un: AGRADECIMIENTO SINCERO

Para que el agradecimiento sea sincero, primero la persona debe aprender a reconocer que ella no es el origen de sus alegrías. Quien cree que por sus propios méritos ha triunfado, ha tenido logros, no será agradecido. Solo puede ser agradecido quien sabe que Dios es el que lo ha llenado con sus dones y que gracias a eso y solo por eso ha alcanzado la victoria.

La persona que sabe reconocer en Dios todo el bien de su vida agradece de manera sencilla y espontánea. No requiere de muchas palabras ni de tiempos reservados para ello. En el momento de la alegría, podemos decir con sinceridad de corazón: “Gracias, Señor”, “Todo el mérito es tuyo”, “Te lo debo a ti”, “Te lo regalo”. Estas frases hacen que el corazón no se apodere de lo que no le pertenece. Como nos dice el apocalipsis: “Eres digno, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria, el honor y el poder, porque tú  has creado el universo; por tu voluntad, existe y fue creado” (cf. Ap 4, 11).

La oración de acción de gracias: ENSANCHA EL CORAZÓN

Este tipo de agradecimiento ensancha el corazón. La felicidad que experimenta el alma no se queda reducida a sí misma. Sino que el agradecimiento hace partícipe al mismo Dios de este gozo. Y entonces la felicidad, en lugar de mantenerse encerrada en uno mismo, llega hasta los límites del Cielo. Ahí Dios Nuestro Señor, junto con los ángeles del Cielo y los santos, se alegran de nuestra alegría. Esto hace que el corazón crezca y que nuestro gozo sea más grande.

La oración de acción de gracias es el momento en los que nos dejamos invadir por el gozo, por la alegría, por la vida, por la plenitud y nos hacen experimentar un poco de lo que viviremos en el cielo.

Deberíamos de ser los seres humanos más alegres. Nuestro testimonio de gozo verdadero y de alegría que se traducen en alabanza y acción de gracias es lo más valioso para el mundo. Nadie quisiera ser cristiano si no ve en nosotros la plenitud que tanto desea su corazón.

Esta oración caracteriza la oración de la Iglesia que, al celebrar la Eucaristía manifiesta y se convierte cada vez más en lo que ella es y, sus miembros, que es cuerpo, con su acción de gracias participa la de su cabeza.

Agradeciendo somos signos de misericordia y de bendiciones, derramamos en nosotros y en todo lo creado un torrente de bendiciones que surgen del corazón, las bendiciones van a actuar purificando el amor, esparciendo y regalando gozo y paz interior, dando perseverancia en el bien, coherencia de vida y principios y poder para superar dificultades.

Si cultivamos el agradecimiento atraemos la felicidad y la bondad sobre lo creado, nosotros mismos, nuestras familias, enemigos, Iglesia y pastores, sobre todo, absolutamente todo.

El ser personas agradecidas nos desintoxica de lo negativo, del no puedo, del mal espíritu, de rencores, envidias, celos, agresiones, estas pueden ser de pensamientos, de palabras y obras.

El ser perseverante en la oración de gracias nos enriquece el espíritu regalándonos la alegría en el ser y quehacer diario. Dándonos equilibrio psíquico, dándonos la paz interior; animándonos a la generosidad en el servicio; liberándonos de tenciones del corazón y moviéndonos al verdadero amor.

Vivir en mí la acción de gracias me regala armonía con Dios, conmigo mismo, con los demás.

También lleva en sí = confianza, optimismos, bienestar interior y exterior, luz interior, fraternidad que acompaña, anima, crea lazos de verdad y libertad.

La acción de gracias se hace viva experiencia del Amor de Dios en los Sacramentos:

Bautismo: agradecemos y alabamos al Padre que nos hace sus hijos.

Confirmación: agradecemos al Esp. Sto que nos da sus dones.

Reconciliación: agradecemos a Jesús que nos concede su gracia: del perdón

Eucaristía: a la trinidad que nos plenifica y transforma.

Orden Sagrado: al poder de Dios en sus elegidos.

Matrimonio: al amor de Dios uno y trino en los esposos.

Unción de los enfermos: al Dios de la vida y salud

AGRADECER, COMO ALABAR Y BENDECIR SON SIGNOS EVIDENTES Y VISIBLE DE QUIENES VIVEN CON EL CORAZÓN PUESTO EN DIOS.

Todo acontecimiento y toda necesidad pueden convertirse  en ofrenda de acción de gracias.

Pongamos en nuestra balanza de la vida todo lo bueno y malo que vivimos, que hemos compartido, hicimos, porque toda alegría y toda pena, todo acontecimiento y toda necesidad pueden ser motivo de oración de acción de gracias, la cual, participando de la de Cristo, debe llenar nuestra vida  entera.

Como dice Col. 4,2 “Sed perseverantes  en la oración, velando en ella con acción de gracias”

Jesús, un hombre profundamente agradecido.

Jn 6,11, "Tomó entonces Jesús los panes y, después de dar gracias, los repartió entre los que estaban recostados y lo mismo los peces, todo lo que quisieron."

 Jn, 11, 42 Jesús levantó los ojos al cielo y exclamó: "Te doy gracias, Padre, porque me has escuchado.

Comparto con ustedes esta oración que, quiere Dios, les ayude a dar gracias y así ser hombres, cristianos más agradecidos.

Dejemos pues que el Espíritu Santo en nosotros nos enseñe, ayude, nos lleve a dar gracias  a nuestro Padre.

Espíritu divino, ven a mi alma. Poséela y elévala en oración de acción de gracias al Padre. Ora en mí y  agradécele en mí?

Dios mío, creador mío, redentor mío, te doy gracias por mi vida, por mis alegrías, por mis tristezas. Todo te lo debo a ti y todo es para ti. Te doy gracias  con mi vida. Que mi vida sea siempre una acción de gracias agradable en tu presencia. Esto es lo más grande que te puedo dar. Acéptalo Señor.

Amén.

El Señor nos habló de la importancia de volver a simplemente decirle... "GRACIAS".  Esta palabra tan sencilla tiene tanto poder y conmueve el corazón del Padre cuando lo decimos.

 

Cuando quieres agradecer las misericordias del Señor.

Colosenses 3, 17.

Tobías 12, 6-7

Lucas 17, 11-19

Del Salmo 117

Como dice Col. 4,2 “Sed perseverantes  en la oración, velando en ella con acción de gracias”