Aprender a buscar a Dios también en estos momentos en los que nuestro corazón se llena de la alegría de vivir.
Hoy les quiero decir que NO PODEMOS OLVIDAR DE DAR GRACIAS A DIOS EN TODO MOMENTO. Quiero
Compartir la importancia de dar gracias a
Dios “EN TODO DAD GRACIAS… ” Aprender a
buscar a Dios también en estos momentos en los que nuestro corazón se llena de
la alegría de vivir.
Nos dice la Palabra: 1 Tesalonicenses 5, 18
“Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para
vosotros en Cristo Jesús”.
Sabemos que:
Nuestra vida está llena de alegrías. Un feliz encuentro con
alguien que queremos, un regreso a casa después de tiempo, un título adquirido
con mucho esfuerzo, la curación de una enfermedad, el nacimiento de un nuevo
miembro de la familia, etc.
La lista de los gozos que vivimos son muchos. La vida es muy
bella, siempre nos sorprende. Por eso debemos aprender a buscar a Dios también en
estos momentos en los que nuestro corazón se llena de la alegría de vivir. A
veces nos dirigimos al Señor por situaciones complejas, dificultades,
problemas, dolores y sufrimientos. Pero no nos damos cuenta que en todo lo que
vivimos esta la huella de Dios. Especialmente se encuentra la marca de Dios es
las grandezas de la vida. De hecho, nuestra vida apunta a vivir en plenitud
estos momentos de gozo en la eternidad. ¿Cómo orar en estas circunstancias de
tanta plenitud? ¿Cómo elevar una oración a Dios para darle gracias?
Es a través de la oración de acción de gracias y es importante dar gracias a Dios, aprender a buscarlo en esos momentos, momentos donde nuestro corazón se llena de la alegría de vivir.
La oración de acción de gracias es un modo de orar de la gente sencilla.
Primeramente hablamos de un: AGRADECIMIENTO SINCERO
Para que el agradecimiento sea sincero, primero la persona debe
aprender a reconocer que ella no es el origen de sus alegrías. Quien cree que
por sus propios méritos ha triunfado, ha tenido logros, no será agradecido. Solo
puede ser agradecido quien sabe que Dios es el que lo ha llenado con sus dones
y que gracias a eso y solo por eso ha alcanzado la victoria.
La persona que sabe reconocer en Dios todo el bien de su vida
agradece de manera sencilla y espontánea. No requiere de muchas palabras ni de
tiempos reservados para ello. En el momento de la alegría, podemos decir con
sinceridad de corazón: “Gracias, Señor”, “Todo el mérito es tuyo”, “Te lo debo
a ti”, “Te lo regalo”. Estas frases hacen que el corazón no se apodere de lo
que no le pertenece. Como nos dice el apocalipsis: “Eres digno, Señor y Dios
nuestro, de recibir la gloria, el honor y el poder, porque tú has creado el universo; por tu voluntad, existe
y fue creado” (cf. Ap 4, 11).
La oración de acción de gracias: ENSANCHA EL CORAZÓN
Este tipo de agradecimiento ensancha el corazón. La felicidad
que experimenta el alma no se queda reducida a sí misma. Sino que el
agradecimiento hace partícipe al mismo Dios de este gozo. Y entonces la
felicidad, en lugar de mantenerse encerrada en uno mismo, llega hasta los
límites del Cielo. Ahí Dios Nuestro Señor, junto con los ángeles del Cielo y
los santos, se alegran de nuestra alegría. Esto hace que el corazón crezca y
que nuestro gozo sea más grande.
La oración de acción de gracias es el momento en los que nos
dejamos invadir por el gozo, por la alegría, por la vida, por la plenitud y nos
hacen experimentar un poco de lo que viviremos en el cielo.
Deberíamos de ser los seres humanos más alegres. Nuestro
testimonio de gozo verdadero y de alegría que se traducen en alabanza y acción
de gracias es lo más valioso para el mundo. Nadie quisiera ser cristiano si no
ve en nosotros la plenitud que tanto desea su corazón.
Esta oración caracteriza la oración de la Iglesia que, al
celebrar la Eucaristía manifiesta y se convierte cada vez más en lo que ella es
y, sus miembros, que es cuerpo, con su acción de gracias participa la de su
cabeza.
Agradeciendo somos
signos de misericordia y de bendiciones, derramamos en nosotros y en todo
lo creado un torrente de bendiciones que surgen del corazón, las bendiciones
van a actuar purificando el amor, esparciendo y regalando gozo y paz interior,
dando perseverancia en el bien, coherencia de vida y principios y poder para
superar dificultades.
Si cultivamos el agradecimiento atraemos la felicidad y la bondad sobre lo creado,
nosotros mismos, nuestras familias, enemigos, Iglesia y pastores, sobre todo,
absolutamente todo.
El ser personas agradecidas nos desintoxica de lo negativo, del no puedo, del mal espíritu, de
rencores, envidias, celos, agresiones, estas pueden ser de pensamientos, de
palabras y obras.
El ser perseverante en la oración de gracias nos enriquece el espíritu regalándonos la
alegría en el ser y quehacer diario. Dándonos equilibrio psíquico, dándonos la
paz interior; animándonos a la generosidad en el servicio; liberándonos de
tenciones del corazón y moviéndonos al verdadero amor.
Vivir en mí la acción de gracias me regala armonía con Dios, conmigo mismo, con los demás.
También lleva en sí
= confianza, optimismos, bienestar interior y exterior, luz interior,
fraternidad que acompaña, anima, crea lazos de verdad y libertad.
La acción de gracias se hace viva experiencia del Amor de Dios en los Sacramentos:
Bautismo: agradecemos y alabamos al Padre que
nos hace sus hijos.
Confirmación: agradecemos al Esp. Sto que nos da sus
dones.
Reconciliación: agradecemos a Jesús que nos concede
su gracia: del perdón
Eucaristía: a la trinidad que nos plenifica y
transforma.
Orden Sagrado: al poder de Dios en sus elegidos.
Matrimonio: al amor de Dios uno y trino en los
esposos.
Unción de los enfermos: al Dios de la vida y salud
AGRADECER, COMO ALABAR Y BENDECIR SON SIGNOS EVIDENTES Y VISIBLE DE QUIENES VIVEN CON EL CORAZÓN PUESTO EN DIOS.
Todo acontecimiento y toda necesidad pueden convertirse en ofrenda de acción de gracias.
Pongamos en nuestra balanza de la vida todo lo bueno y malo que
vivimos, que hemos compartido, hicimos, porque toda alegría y toda pena, todo
acontecimiento y toda necesidad pueden ser motivo de oración de acción de
gracias, la cual, participando de la de Cristo, debe llenar nuestra vida entera.
Como dice Col. 4,2 “Sed perseverantes en la oración, velando en ella con acción de
gracias”
Jesús, un hombre profundamente agradecido.
Jn 6,11, "Tomó entonces Jesús los panes y, después de
dar gracias, los repartió entre los que estaban recostados y lo mismo los
peces, todo lo que quisieron."
Jn, 11, 42 Jesús levantó los ojos al cielo y
exclamó: "Te doy gracias, Padre, porque me has escuchado.
Comparto con ustedes esta oración que, quiere Dios, les ayude
a dar gracias y así ser hombres, cristianos más agradecidos.
Dejemos pues que el Espíritu Santo en nosotros nos enseñe,
ayude, nos lleve a dar gracias a nuestro
Padre.
Espíritu divino, ven a
mi alma. Poséela y elévala en oración de acción de gracias al Padre. Ora en mí y
agradécele en mí?
Dios mío, creador mío,
redentor mío, te doy gracias por mi vida, por mis alegrías, por mis tristezas.
Todo te lo debo a ti y todo es para ti. Te doy gracias con mi vida. Que mi vida sea siempre una
acción de gracias agradable en tu presencia. Esto es lo más grande que te puedo
dar. Acéptalo Señor.
Amén.
El Señor nos
habló de la importancia de volver a simplemente decirle...
"GRACIAS". Esta palabra tan
sencilla tiene tanto poder y conmueve el corazón del Padre cuando lo decimos.
Colosenses
3, 17.
Tobías 12,
6-7
Lucas 17,
11-19
Del Salmo
117
Como
dice Col. 4,2 “Sed perseverantes en la
oración, velando en ella con acción de gracias”
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