¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
domingo 11 Marzo 2012
Tercer Domingo de Cuaresma. Santo(s) del día : San Eulogio de Córdoba
Evangelio según San Juan 2,13-25.
Se acercaba la Pascua de los judíos. Jesús subió a Jerusalén y encontró en el Templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas y a los cambistas sentados delante de sus mesas. Hizo un látigo de cuerdas y los echó a todos del Templo, junto con sus ovejas y sus bueyes; desparramó las monedas de los cambistas, derribó sus mesas y dijo a los vendedores de palomas: "Saquen esto de aquí y no hagan de la casa de mi Padre una casa de comercio". Y sus discípulos recordaron las palabras de la Escritura: El celo por tu Casa me consumirá. Entonces los judíos le preguntaron: "¿Qué signo nos das para obrar así?". Jesús les respondió: "Destruyan este templo y en tres días lo volveré a levantar". Los judíos le dijeron: "Han sido necesarios cuarenta y seis años para construir este Templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?". Pero él se refería al templo de su cuerpo. Por eso, cuando Jesús resucitó, sus discípulos recordaron que él había dicho esto, y creyeron en la Escritura y en la palabra que había pronunciado. Mientras estaba en Jerusalén, durante la fiesta de Pascua, muchos creyeron en su Nombre al ver los signos que realizaba. Pero Jesús no se fiaba de ellos, porque los conocía a todos y no necesitaba que lo informaran acerca de nadie: él sabía lo que hay en el interior del hombre. Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Hizo un látigo de cuerdas y los echó a todos del Templo, junto con sus ovejas y sus bueyes; desparramó las monedas de los cambistas, derribó sus mesas
Leer el comentario del Evangelio por : Orígenes (v. 185-253), sacerdote y teólogo Comentario al Evangelio de Juan, 10
Al tercer día resucitaré
Es grande, el misterio de nuestra resurrección, y extremadamente difícil de sondear. Es anunciado en muchos textos de la Escritura, pero sobre todo en Ezequiél: "El Espíritu del Señor me depositó en un valle lleno de huesos humanos...; estaban completamente secos. El Señor me dijo: Hijo de hombre, ¿estos huesos vivirán? Respondí: Señor, tú lo sabes. Me dijo: profetiza sobre estos huesos. Les dirás: Huesos secos, escuchad la palabra del Señor" (Ez 37,1-4)...
Entonces, cuáles son estos huesos a los que les dice: "Escuchad la palabra del Señor" si no el Cuerpo de Cristo, sobre el que el Señor decía: "Todos mis huesos están dislocados" (Sal. 21,15)... Y así como se efectuó la resurrección del cuerpo verdadero y perfecto de Cristo, un día los miembros de Cristo... serán reunidos, hueso con hueso, juntura con juntura. Nadie privado de esta juntura, alcanzará "el hombre perfecto, a la medida del cuerpo de Cristo en su plenitud" (Ef 4,13). Entonces "todos los miembros del cuerpo, aunque muchos, formarán un solo cuerpo" (1Cor. 12,12)...
Digo esto a propósito del Templo sobre el que el Señor dijo: "El celo por tu casa me devora" (Sal. 68,10), y a propósito de los judíos que le pedían les mostrase un signo, y en fin a propósito de su respuesta:... "Destruyan este Templo, y en tres días lo levantaré". Porque hace falta que sea expulsado de este templo, que es el Cuerpo de Cristo, todo lo que niega la razón y lo que depende del comercio, para que de ahora en adelante este templo no sea más una casa de vendedores, Hace falta además... que después de su destrucción, por los que niegan la palabra de Dios, sea levantado al tercer día... Gracias a la purificación de Jesús, sus discípulos, habiendo abandonado todo lo que no es razonable y toda forma de comercio y a causa del celo del Verbo, la Palabra de Dios, que está presente en ellos, sus discípulos "serán destruidos" para "ser levantados" por Jesús en tres días... Porque hacen falta tres días enteros para que esta reconstrucción se termine. Por eso, podemos decir de una parte, que la resurrección se efectuó y por otra parte, que tiene que venir: verdaderamente "hemos sido sepultados con Cristo " y " con Él nos levantaremos " (cf Rm 6,4)... «Todos serán vivificados en Cristo, pero cada uno en su puesto: primero, Cristo, como primicia, después, todos los que son de Cristo en su venida" (1Cor 15,22s).
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