El Adviento: semanas en que viviremos un tiempo fuerte que nos sirven para meditar sobre la venida final del Señor, cuando ocurra el fin del mundo; para reflexionar concretamente sobre el nacimiento de Jesús y su irrupción en la historia del hombre en Navidad.
El signo que representa este tiempo es la corona de adviento.
El Papa, una y otra vez, nos invita a “estar despiertos y orar”, como dos actitudes claves para vivir este tiempo de espera y de profunda esperanza.
Es un tiempo propicio para cultivar y resignificar la “cultura del encuentro”, con Jesús y con nuestros hermanos. El Adviento, nos recuerda Francisco, nos invita a un esfuerzo de vigilancia, mirando más allá de nosotros mismos, alargando la mente y el corazón para abrirnos a las necesidades de la gente, de los hermanos y al deseo de un mundo nuevo.
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