¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
domingo 21 Noviembre 2010. Jesucristo, Rey del Universo - Solemnidad
Santo(s) del día : Presentación de Nuestra Señora
Evangelio según San Lucas 23,35-43.
El pueblo permanecía allí y miraba. Sus jefes, burlándose, decían: "Ha salvado a otros: ¡que se salve a sí mismo, si es el Mesías de Dios, el Elegido!". También los soldados se burlaban de él y, acercándose para ofrecerle vinagre, le decían: "Si eres el rey de los judíos, ¡sálvate a ti mismo!". Sobre su cabeza había una inscripción: "Este es el rey de los judíos". Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo: "¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros". Pero el otro lo increpaba, diciéndole: "¿No tienes temor de Dios, tú que sufres la misma pena que él? Nosotros la sufrimos justamente, porque pagamos nuestras culpas, pero él no ha hecho nada malo". Y decía: "Jesús, acuérdate de mí cuando vengas a establecer tu Reino". El le respondió: "Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
San Gregorio de Nisa (hacia 335-395), monje y obispo. 5º sermón sobre la Pascua; PG 46, 683
«Pilatos dijo...: 'Aquí tenéis a vuestro rey' » (Jn 19,14)
¡Bendito sea Dios! Celebremos al Hijo único, Creador de los cielos, que ha vuelto a subir a ellos después de haber descendido hasta lo más profundo de los infiernos y ahora cubre la tierra entera con los rayos de su luz. Celebremos la sepultura del Hijo único y su resurrección como vencedor, gozo del mundo entero y vida de todos los pueblos...
Todo esto nos fue dado cuando el Creador, rechazando la ignominia, se levantó de entre los muertos y, en su esplendor divino transfiguró lo perecedero en imperecedero. ¿Cuál es la ignominia que rechazó? Nos lo dice Isaías: «Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y evitado por los hombres» (53, 2-3). ¿Cuándo es que estuvo sin gloria? Cuando llevó sobre sus espaldas el madero de la cruz como trofeo de su victoria sobre el diablo. Cuando pusieron sobre su cabeza una corona de espinas, a él que corona a sus fieles. Cuando fue revestido de púrpura el que reviste de inmortalidad a los que son renacidos del agua y del Espíritu Santo. Cuando clavaron en el madero al señor de la muerte y de la vida.
Pero el que estuvo sin gloria fue transfigurado en la luz, y el que es el gozo del mundo se despertó con su cuerpo... «¡El Señor es rey, vestido de belleza!» (Sl 92,1). ¿De qué belleza se revistió? De incorruptibilidad, de inmortalidad, de convocador de los apóstoles, de corona de la Iglesia... Pablo se hace testigo de ello, escuchémosle: «Es necesario que este ser corruptible se revista de incorruptibilidad; y que este ser mortal se revista de inmortalidad» (1C 15,53). También lo dice el salmista: «Tu trono está firme desde siempre y tú eres eterno; tu reino dura por los siglos; el Señor reina eternamente» (Sl 92,2; 145,13). Y también: «El Señor reina, la tierra goza, se alegran las islas innumerables» (Sl 96,1). ¡A él la gloria y el poder, amén!
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