lunes, 25 de abril de 2011

El Papa pidió por la paz en Libia y Medio Oriente

Benedicto XVI encabezó, con cardenales y obispos, la misa del domingo de Pascua ante 100 mil fieles en la Plaza de San Pedro.
El papa Benedicto XVI hizo ayer, domingo de Pascua, un fuerte llamamiento a favor del “diálogo y la diplomacia en Libia”, y pidió “solidaridad y acogida” para los africanos que huyen de un continente azotado por guerras y conflictos.
“Que en Libia la diplomacia y el diálogo ocupen el lugar de las armas”, clamó el Papa antes de impartir su bendición “Urbi et Orbi” (a la ciudad y al mundo), ante más de 100.000 fieles congregados en la plaza de San Pedro.
En su mensaje, pidió que “la paz y la dignidad humana venzan a las tinieblas de la división, del odio y la violencia” en Oriente Medio, y reclamó solidaridad para los inmigrantes y refugiados africanos. “Que llegue la solidaridad de todos a los numerosos prófugos y refugiados que provienen de diversos países africanos”, exhortó. “Que los hombres de buena voluntad abran el corazón a la acogida, para que de manera solidaria se puedan aliviar las necesidades urgentes de tantos hermanos”, dijo.
Vestido con hábitos litúrgicos dorados, en señal de fiesta, el Papa encabezó ante cardenales y obispos la misa del domingo de Pascua en una plaza adornada con miles de flores.
A una semana de la beatificación de Juan Pablo II, Benedicto XVI retomó dos temas que caracterizaron el largo pontificado de su predecesor, la defensa de la paz a cualquier precio y la solidaridad con los más débiles.
El llamamiento papal estaba dirigido indirectamente a los líderes políticos de Europa, quienes apoyaron la decisión de la ONU de intervenir en Libia. También atañe a los dirigentes europeos que han multiplicado sus declaraciones xenófobas, al punto de que estudian medidas para limitar el ingreso y la circulación en el viejo continente de miles de inmigrantes.
Las revueltas a inicios del año en Túnez y Egipto así como la guerra en Libia obligaron a decenas de miles de personas a huir de esos países, la mayoría en barcazas, hacia Europa.
El desmantelamiento de los campos de refugiados en Libia, donde vivían hacinados unos 10.000 etíopes, somalíes y eritreos que huían de conflictos en sus propios países, creó una verdadera emergencia humanitaria.
En su mensaje, el Papa reconoció que si bien en el cielo “todo es paz y regocijo, en la tierra, lamentablemente no es así. En nuestro mundo, el aleluya pascual contrasta todavía con los lamentos y el clamor que provienen de tantas situaciones dolorosas: miseria, hambre, enfermedades, guerras y violencias”.



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