Al recibir hoy a los participantes de la asamblea plenaria del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, el Papa Benedicto XVI resaltó que ante los esfuerzos de algunos de expulsar la fe de la vida pública, debe recordarse que "ser cristiano no es una especie de traje que se usa en lo privado".
En su discurso a los miembros del dicasterio instituido por él en octubre de 2010, el Santo Padre destacó que el anuncio que siempre ha proclamado la Iglesia "hoy necesita ser renovado para convencer al hombre moderno, a menudo distraído e insensible. Por eso, la nueva evangelización debe tratar de encontrar las vías para que sea más eficaz el anuncio de la salvación, sin el cual la vida es contradictoria y carece de lo esencial".
"Incluso a aquellos que siguen unidos a las raíces cristianas, pero viven una relación difícil con la modernidad, es importante hacerles entender que ser cristiano no es una especie de traje que se usa en privado o en ocasiones especiales, sino algo vivo y totalizador, capaz de asumir todo lo que hay de bueno en la modernidad".
Benedicto XVI subrayó luego que "el término ‘nueva evangelización’ recuerda la exigencia de un nuevo modo de anuncio, especialmente para aquellos que viven en un contexto como el actual, donde el desarrollo de la secularización ha dejado lastres profundos en los países de tradición cristiana".
"La crisis que vivimos trae consigo los rasgos de la exclusión de Dios de la vida de la gente, una indiferencia general ante la fe cristiana, hasta el intento de marginarla de la vida pública".
"Además, a menudo se verifica el fenómeno de personas que desean pertenecer a la Iglesia, pero que están fuertemente determinadas por una visión de la vida que contrasta con la fe".
El Papa destacó luego que "anunciar a Jesucristo único Salvador del mundo, hoy es más complejo que en el pasado, pero nuestra tarea sigue siendo la misma que al comienzo de nuestra historia. La misión no ha cambiado, así como no deben cambiar el entusiasmo y la valentía que movieron a los apóstoles y a los primeros discípulos".
Seguidamente expresó el deseo de que en los trabajos de la plenaria de estos días, los miembros y consultores esbocen "un proyecto para ayudar a toda la Iglesia y a las diversas Iglesias particulares en el compromiso de la nueva evangelización; un proyecto donde la urgencia de un renovado anuncio se haga cargo de la formación, en particular para las nuevas generaciones, y se conjugue con la propuesta de signos concretos para que la respuesta de la Iglesia en este peculiar momento sea clara".
Finalmente el Santo Padre señaló que "si, por una parte, toda la comunidad está llamada a reforzar el espíritu misionero para ofrecer el anuncio nuevo que esperan los hombres de nuestro tiempo, no se puede olvidar que el estilo de vida de los creyentes necesita una verdadera credibilidad, tanto más convincente cuanto más dramática es la condición de las personas a las que se dirigen".
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