martes, 31 de enero de 2012

EL PRIMER TEMA FUE, ¿ ME AMAS?




EVANGELIO: Juan 21,15. Diálogo de Jesús con Pedro
 Después de comer, Jesús dijo a Simón Pedro: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?
" Él le respondió: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis corderos". 

 Nosotros en nuestras vidas vivimos, experimentamos distintos, varios tipos de amores: amor a los amigos, a la familia, al hermano, etc. Y cómo nos fue?..... La Palabra de Dios nos dice:” No hay amor más grande que dar la vida”. Nosotros alguna vez preguntamos o nos preguntaron: ¿me amas? Y ¿que paso?....
 Con respecto al amor cada uno tiene una definición y cuando nos hicieron o hicimos esa pregunta debemos recordar cual fue el contexto, en que situación… y se vive un diálogo donde una de las partes se siente interpelado y esa pregunta le causa tristeza y es entonces, que hasta que no haya una respuesta, seguimos insistiendo en la pregunta, porque uno quiere saber si nos aman, cuanto nos aman.
Y si vamos a la Palabra, vemos que así, como a nosotros, a Pedro le pasa lo mismo con Jesús y podemos leerlo en JN, 21, 15
Veremos  que Jesús elije el  momento adecuado para la charla, se da después de una comida. Podríamos decir que es la charla de sobremesa y muy importante para ambos, momento en que uno está saciado, está relajado, tomamos un café. Cómo dice el dicho: panza llena corazón contento. Imaginemos el contexto: caminando solo o frente a los demás… Fue entonces que en frio Jesús le pregunta a Pedro: ¿me amas? Me imagino la reacción de Pedro, habrá quedado descolocado, soqueado, y al ver que no reaccionaba Jesús la pregunta se la hace 3(tres) veces. Y ahí Pedro le responde: “sí, tu sabes que te quiero”. Pero recordemos que Jesús usa la palabra amas y Pedro le responde con un quiero, veamos la diferencia:
Amas: es una palabra que viene de amor y amor viene de amo, y amo significa dueña de alguna cosa….
Quiero: es desear o apetecer, es la determinación o voluntad de ejecutar una cosa.
(Relato: si me amas, no me quiera).

SI ME AMAS, NO ME QUIERAS!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
 Si me amas, no me quieras!!!!!!!!!
Si me amas, no me quieras, algo difícil de explicar, verdad?, pero es muy sencilla la formula, siempre y cuando tu, corazón ,estés en la mejor disposición de entender desde el fondo de su ser, le será fácil, lo que trato de decirte bello y noble corazón, que si me amas, no me quieras, ya que si me amas de verdad este amor será infinito, no tendrá fronteras, es libre, sin ataduras, pero si me quieres, ese amor no perdurará mucho en el tiempo ya que su amor no es eterno……………………….TE AMO MI CORAZÓN
Esta es una conversación que tú y yo podemos leer ahora, y resto de discípulos pudieron oír, pero seguro que solo Pedro y Jesús entendían en su totalidad su trasfondo, todo lo que implicaba esa conversación, y toda su importancia. Esa conversación era fruto de una vivencia en común, de personas que han pasado juntas situaciones difíciles. En Lucas 22  podemos leer que el Señor le esta dando a Pedro un anticipo de lo que va a pasar: * Satanás te va a zarandear
              *Vas a caer
              *Te vas a levantar
               *Vas a pastorear
 Ahora en esta conversación con Jesús  (Jn 21,15) tenía para él, Pedro, todo el sentido.
El Señor estaba dando a Pedro la oportunidad de volverle a decir con su boca que le amaba y  que el Señor después de esta confesión pudiera decirle que apacentara  sus ovejas, en definitiva, le estaba diciendo a Pedro: Pedro, me eres útil!!
- Jesús, una vez arreglado el pasado (el asunto espinoso de la negación), le encarga el presente (en seguida Pedro iba a pastorear la iglesia de Jerusalén), y le muestra el futuro. También lo que podemos rescatar es que Jesús lo llama por su nombre a Pedro. Y  que quiere Jesús con esta pregunta?

 *Jesús quería que 100% de la atención de Pedro. (Antes tenia hambre el).
                                          *Sanar en el amor  el corazón de Pedro
                                          *Que Pedro se sienta  perdonado por haberlo negado, es decir, restaurar el amor por esa negación.
                                           *Y mandarlo a servir. Le hace un encargo.
                                            * Poder empezar a edificar en PEDRO. Dios tiene que derribar toda autosuficiencia en su vida.
                                             *Esa dependencia continua del Señor es lo que quería el Señor para Pedro.
                                              * Pedro nunca perdió la fe.
                                             * Jesús se le aparece RESUCITADO como que le hace ver el poder de Dios y la Misericordia, como que Pedro se quedo con el Cristo crucificado
                                              * Cristo se lo pregunta tres veces porque quiere escuchar de sus mismos labios que le ama de verdad, se lo pregunta tres veces porque busca confirmarle en el amor.
                                                    * Cristo conoce nuestra debilidad en el amor y así como alguno le entregó nefastamente, Pedro se arrepintió y pidió perdón,  supo corresponder al amor de su maestro levantándose de su caída.
Nosotros como Pedro, estamos heridos en el amor, ya sea por una negación, una traición, un rechazo, etc. Pero  viene EL SEÑOR, y nos pregunta: si a pesar  de todo  eso y aún más  lo amamos, por eso le dice a Pedro: “¿más que a estos? “. Y si le decimos SI  ahí el Señor comienza a obrar: sanando, perdonando. Para que llenos de EL podamos proclamarlo, cumplir con nuestra misión, con lo que EL nos pide.  Esa dependencia continua del Señor es lo que quería el Señor para Pedro y quiere para nosotros: Una  línea: Más reflexivo, mas asentado, menos autosuficiente, más humilde. Esto es lo que Dios hace en nuestras vidas en cada uno de nosotros en nuestro caminar con El.
Una de las cosas que le pueden pasar a un cristiano cuando cae en mayor o menor grado es que se siente: Alejado de Dios, abandonado por Dios, inútil para Dios, condenado...Y esto está escrito porque Dios sabía que al igual que Pedro iba a ver muchos cristianos paralizados. Al igual que el Señor le habilitó a Pedro dándole un encargo, el Señor les dice: ME ERES ÚTIL !!
Hay cosas que el Señor nos hace pasar que no tiene sentido para nosotros, y preguntamos: ¿Por qué? Pasan los años, ponemos  la vista atrás y entendemos. Y en todo este tiempo, era el Señor el que nos sostenía.
Muchas veces no sabemos dónde estamos, ni dónde nos quiere llevar el Señor; no sabemos nada. Y mientras dura este proceso ¿que es lo que debemos tener? Fe. Debemos saber que: TODO LO QUE NOS PASA ES PORQUE DIOS QUIERE.
El, me amas? Para nosotros significa: Dios te va a usar para servirle. Ya que El servicio es fruto del amor por el Señor.
  Veamos en el siguiente punto la importancia del amor hacia DIOS.
.    El amor a la Persona de CRISTO debe estar presente en nuestras vidas, es imposible ser salvo si uno no ama a JESUCRISTO.
   El amor a Dios es el Gran Mandamiento, y es nuestro deber amar a nuestro SEÑOR. Nuestro Salvador JESUCRISTO respondió esa pregunta en Mateo 22:36-37:
.    Un creyente puede que no entienda todavía la Doctrina Bíblica muy bien, pero si uno le pregunta si ama a JESUCRISTO, la respuesta es un si. Si le amamos, debemos obedecerlo. Por eso, El amor y la fidelidad a Dios son sinónimos, y no se pueden SEPARAR. El ¿me amas? Es un llamado a servir, a pastorear.
 Si nos examinamos a nosotros mismo, ¿cómo veremos el amor nuestro hacia Dios? ¿Qué dicen nuestros hechos? El arrepentimiento genuino y la conversión debe producir un cambio ¿ya lo has hecho?
Después de su muerte y su resurrección, Jesús está reunido con sus discípulos a la orilla del mar. Han desayunado, y Jesús empieza a conversar con Pedro. Jesús le pregunta: ¿Pedro, me amas? ¿De veras me amas más que estos otros discípulos? Pedro ya no tiene la misma confianza de antes. El responde, Tú sabes que te amo, pero ya no está dispuesto a decir que su amor sobrepasa al de los otros discípulos.
Jesús, tiernamente le da a Pedro 3 oportunidades para declarar su amor por Cristo, así como Pedro había negado 3 veces a su Señor. Y como respuesta a las afirmaciones que Pedro da de su amor, Jesús declara nuevamente la gran responsabilidad que se le ha confiado a Pedro. En vez de verse descalificado por su falla, Pedro todavía tiene la responsabilidad de alimentar el rebaño de Cristo.  Todavía será él quien predica el sermón en el cual se establece la Iglesia, el sermón en el día de Pentecostés en el que habitantes de muchas tierras oyen el evangelio en su propio idioma.
La falla de Pedro no es final. Y de esto se trata la gracia.
Cristo responde a nuestras fallas de la misma manera en que respondió a la de Pedro. El no requiere gente perfecta. El no nos dice, Ya te lo dije, cuando le fallamos. Así como Pedro falló, todos le hemos fallado a nuestro Señor de alguna manera u otra. Ninguno de nosotros es perfecto.
Pero Jesús llega a nosotros, así como llegó a Pedro, El nos ofrece perdón y restauración. El nos ofrece la oportunidad de serle útiles en servicio.
Quizás  tú le fallaste al Señor. Puede ser que tú te sientes incapaz de servirlo, y no puedes aceptar su amor.
Pero no importa cómo le has fallado al Señor. En amor, El desea perdonarte. Ningún pecado es imperdonable, si venimos a Cristo en arrepentimiento.
La actitud que Jesús tomó con Pedro es la misma actitud que El toma con cualquier seguidor suyo que ha fallado. Así que, entrégate al amor de Dios. El quiere restaurarte y  usarte.
Si nunca has aceptado a Cristo, no esperes más. Hazlo hoy.        Cuento: papito, ¿cuánto me amas?
Cuento: papito ¿cuanto me amas?
El día que mi María José nació, en verdad no sentí gran alegría, porque la decepción que sentía, parecía ser más grande que el gran acontecimiento que representa tener una hija. ¡Yo quería un varón! A los dos días de haber nacido, fui a buscar a mis dos mujeres, una lucía pálida y agotada y la otra radiante y dormilona.

En pocos meses me deje cautivar por la sonrisita de mi María José y por la infinita inocencia de su mirada fija y penetrante, fue entonces cuando empecé a amarla con locura. Su carita, su sonrisita y su mirada no se apartaban ni por un instante de mis pensamientos, todo se lo quería comprar, la miraba en cada niño o niña, hacia planes sobre planes, todo sería para mi María José.

Este relato era contado a menudo por Randolf, el padre de María José y yo también sentía gran afecto por la niña que era la razón más grande para vivir de Randolf según decía él mismo. Una tarde, estaba mi familia y la de Randolf haciendo un picnic a la orilla de un río cerca de casa y la niña entabló una conversación con su papá, todos escuchábamos: 

- Papi... cuando cumpla quince años ¿Cuál será mi regalo?
- Pero mi amor, si apenas tienes diez añitos, ¿No te parece que falta mucho para esa fecha? 
- Bueno papito,... tú siempre dices que el tiempo pasa volando, aunque yo nunca lo he visto por aquí.
La conversación se extendía y todos participamos de ella. Al caer el sol regresamos a nuestras casas. Una mañana me encontré con Randolf enfrente del colegio donde estudiaba María José, quien ya tenía catorce años. Randolf se veía muy contento y la sonrisa no se apartaba de su rostro. Con gran orgullo me mostraba las calificaciones de María José, eran notas impresionantes, ninguna bajaba de diez puntos y los estímulos que le habían escrito sus profesores eran realmente conmovedores, felicité al dichoso papá.
María José ocupaba toda la alegría de la casa, en la mente y en el corazón de la familia, especialmente en el de su papá. Fue un Domingo muy temprano cuando nos dirigíamos a misa, cuando María José tropezó con algo, eso creíamos todos y dio un traspié, su papá la agarró de inmediato para que no cayera... Ya instalados en la Iglesia, vimos como María José fue cayendo lentamente sobre el banco y casi perdió el conocimiento.
La tomamos en brazos, mientras su papá buscaba un taxi hacia el hospital. Allí permaneció por diez días y fue entonces cuando le informaron que su hija padecía una grave enfermedad que afectaba seriamente su corazón, pero no era algo definitivo, que deberían practicarle otras pruebas para dar un diagnóstico firme.
Los días iban pasando, Randolf renunció a su trabajo para dedicarse al cuidado de María José, su madre quería hacerlo pero decidieron que ella trabajaría, pues sus ingresos eran superiores a los de él. Una mañana Randolf se encontraba al lado de su hija, cuando ella le preguntó:
- ¿Voy a morir, no es cierto? ¿Te lo dijeron los doctores? 
- No mi amor... no vas a morir, Dios que es tan grande, no permitiría que pierda lo que más he amado sobre este mundo, respondió el padre.
- ¿Las personas cuando mueren van a algún lugar? ¿Pueden ver desde lo alto a su familia? ¿Sabes si pueden volver?
- Bueno hija... en verdad nadie ha regresado de allá a contar algo sobre eso pero si yo muriera, no te dejaría sola, estando en el más allá buscaría la manera de comunicarme contigo, en última instancia utilizaría el viento para venir a verte.
- ¿Al viento? ¿Y como lo harías?
- No tengo la menor idea hijita, solo sé que si algún día muero, sentirás que estoy contigo, cuando un suave viento roce tu cara y una brisa fresca bese tus mejillas.
Ese mismo día por la tarde, llamaron a Randolf, el asunto era grave, su hija estaba muriendo. Necesitaban un corazón, pues el de ella no resistiría sino unos quince o veinte días más.
¡UN CORAZON! ¿Dónde hallar un corazón? ¿Lo venderían en la farmacia acaso, en el supermercado o en una de esas grandes tiendas que propagan por radio y televisión? ¡Un corazón! ¿Dónde Dios mío? 
Ese mismo mes, María José cumpliría sus quince años. Y fue el viernes por la tarde cuando consiguieron un donante, una esperanza iluminó los ojos de todos, las cosas iban a cambiar. El domingo por la tarde ya María José estaba operada, todo salió como los médicos lo habían planeado.
¡Éxito total! Sin embargo, Randolf todavía no había vuelto por el hospital y María José lo extrañaba muchísimo, su mamá le decía que ya todo estaba muy bien y que su papito sería el que trabajaría para sostener la familia.
María José permaneció en el hospital por quince días que más, los médicos no habían querido dejarla ir hasta que su corazón estuviera firme y fuerte y así lo hicieron. Al llegar a casa todos se sentaron en un enorme sofá y su mamá con los ojos llenos de lágrimas le entrego una carta de su padre:
"María José, hijita de mi corazón: Al momento de leer mi carta, ya debes tener quince años y un corazón fuerte latiendo en tu pecho, esa fue la promesa que me hicieron los médicos que te operaron. No puedes imaginarte ni remotamente cuanto lamento no estar a tu lado en este instante. Cuando supe que ibas a morir, decidí dar respuesta a una pregunta que me hiciste cuando tenías diez añitos y a la cual no respondí. Decidí hacerte el regalo más hermoso que nadie jamás haría por ti hija mía... Te regalo mi vida entera sin condición alguna, para que hagas con ella lo que quieras. ¡¡Vive hija!! ¡¡Te amo con todo mi corazón!!"
María José lloró todo el día y toda la noche. Al día siguiente fue al cementerio y se sentó sobre la tumba de su papá; lloró como nadie lo ha hecho y susurró: "Papi... ahora puedo comprender cuanto me amabas, yo también te amaba y aunque nunca te lo dije, ahora comprendo la importancia de decir "Te Amo" y te pediría perdón por haber guardado silencio tantas veces".
En ese instante las copas de los árboles se mecieron suavemente, cayeron algunas hojas y florecillas, y una suave brisa rozó las mejillas de María José, alzó la mirada al cielo, intento secar las lágrimas de su rostro, se levantó y emprendió regreso a su hogar.

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