Evangelio Mt 28, 16-20
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Después de la resurrección del Señor, los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña donde Jesús los había citado. Al verlo, se postraron delante de él; sin embargo, algunos todavía dudaron. Acercándose, Jesús les dijo: “Yo he recibido todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que Yo les he mandado. Y Yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo”.
Palabra de Dios.
“LUGAR DE ENCUENTRO”
“Revalorizar el sentido de la Misa como cumbre y fuente de la actividad de la Iglesia, para prolongar el culto divino en nuestra vida”
El Concilio Vaticano II nos dice: “La Liturgia es la cumbre a la cual tiende la actividad de la Iglesia y al mismo tiempo la fuente de donde mana toda su fuerza. Pues los trabajos apostólicos se ordenan a que, una vez hechos hijos de Dios por la fe y el bautismo, todos se reúnan para alabar a Dios en medio de la Iglesia, participen en el sacrificio y coman la cena del Señor.
Por su parte, la Liturgia misma impulsa a los fieles a que, saciados "con los sacramentos pascuales", sean "concordes en la piedad"; ruega a Dios que " conserven en su vida lo que recibieron en la fe ", y la renovación de la Alianza del Señor con los hombres en la Eucaristía enciende y arrastra a los fieles a la apremiante caridad de Cristo. Por tanto, de la Liturgia, sobre todo de la Eucaristía, mana hacia nosotros la gracia como de su fuente y se obtiene con la máxima eficacia aquella santificación de los hombres en Cristo y aquella glorificación de Dios, a la cual las demás obras de la Iglesia tienden como a su fin.” (SC 10)
v. 16: La reunión de los discípulos se da, como tantas otras, en una montaña. La montaña en la concepción judía era el lugar de encuentro con Dios, para Jesús es el lugar de la oración con su Padre, el lugar de los grandes discursos y enseñanzas.
No es ilógico pensar que este encuentro de despedida de Jesús con sus discípulos tenga una connotación casi litúrgica, celebrativa, oracional. Es el acto de culto final de Jesús a su Padre Dios, y desde allí se da también el envío misionero.
El anhelo humano de salvación de volver a la casa paterna de mi papá Dios, se realiza por primera vez como resucitados en la persona de Jesús, entra al cielo nuestra humanidad redimida.
v. 17: Se postraron... tiene el sentido de adoración, Jesús no es solo un hombre, es Dios que se hace carne y habita entre nosotros (Jn 1, 14) es la imagen del Dios invisible (Col 1, 15); es un signo de Fe, una muestra externa que debe ir acompañada de la convicción interna.
Algunos todavía dudaron... Como pasa algunas veces, no somos tan fuertes como quisiéramos. En algunos momentos de la vida nos hace falta más Fe, nos quejamos de no tenerla, pero si vemos a estos once que estuvieron tan cerca de Jesús desde siempre, que se encontraron cara a cara con él después de su muerte y le tocaron sus llagas y heridas, ¿no nos consuela un poco y nos anima a seguir perseverando en la oración y la súplica?
v. 18: Todo poder en el cielo y en la tierra... Ante las dificultades de todos los días, ante los problemas cotidianos, Jesús nos dice que él tiene PODER. ¿Qué es el poder? Poder es tener la capacidad y la fuerza para cambiar algo, para hacerlo distinto. Cuando nos faltan fuerzas o no sabemos hacer algo, decimos... “no puedo”; en cambio si tengo la capacidad y la fuerza digo... “no quiero”. Jesús tiene poder, y lo más hermoso de todo, también “quiere”. Creamos en él para que su poder nos cambie la vida, la haga más feliz, ¿qué estamos esperando?
v.19: hagan... Dentro de la vida del cristiano hay varias certezas, una de ellas es que Dios me tiene confianza, cree en mí. Para Jesús no debe haber sido fácil confiar en que esos discípulos un poco incrédulos serían capaces de hacer bien la tarea. El les da su poder, confía en que será bien usado, en que esos once serán capaces de poner todas las ganas en hacer lo que él les ha pedido. ¿Cómo usamos el poder que Dios nos ha dado?
Vayan y hagan...están en imperativo. Son una orden, no dice si quieren, si pueden, tal vez, quizá, si tengo tiempo, no deja lugar a excusas. Todo cristiano tiene el poder de Dios para predicar su palabra para ir y hacer lo que Jesús le ha mandado, no sugerido.- ¿Voy a predicar la palabra de Dios a los hermanos? ¿Qué estoy esperando para hacerlo bien?
...que todo los pueblos sean mis discípulos... ¿Leí bien? ¿Dijo todos? Que problema tenemos en la Iglesia, Jesús nos mandó a todos, no a algunos, no a los que quiero, no a la gente como yo, que me entiende, que me quiere, que vive a mi lado... ¡Es a todos! Al malo como al bueno, al vago como al trabajador, al rico como al pobre, al perfecto como al imperfecto... etc. No nos quedemos con que yo ya cumplí, la orden y el deseo de Jesús es que todos los hombres se salven; si Él nos ha dado el poder y la gracia en nuestro bautismo de ser sus discípulos y testigos, seamos fieles a ese don y lo pongamos en práctica.
v. 20: Yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo... ¡Qué grande es mi Señor! Se va, pero se queda. No está, pero vuelve a nosotros. Tantas veces nos sentimos solos, desamparados, temeroso de la vida, sin un rumbo, un camino que seguir. Hoy Jesús nos dice: ¡Estoy contigo! ¡No me he ido! ¡No te he dejado nunca!
No tenemos que tener miedo, Él está para siempre con
nosotros. Nosotros, ¿estamos con Él?