Los 193 países miembros de la FAO se comprometieron ayer en Roma, en la Cumbre Mundial sobre Seguridad Alimentaria, a reducir a la mitad para 2015 el número de personas que sufren hambre en todo el planeta. Sin embargo, la declaración final fue tildada de insuficiente por los latinoamericanos, ya que no prevé nuevos fondos necesarios para combatir la ola de hambrunas.
El último informe de Naciones Unidas indicó que hay 1.000 millones de personas que no están bien alimentadas."Nos comprometemos (...) para que deje inmediatamente de aumentar -y se reduzca considerablemente-el número de personas que sufren a causa del hambre, la malnutrición y la inseguridad alimentaria", sostiene el texto.
"Nos comprometemos a adoptar medidas encaminadas a erradicar de manera definitiva el hambre lo antes posible", agrega el documento, que reitera la necesidad de alcanzar para el año 2015 las metas del primer Objetivo de Desarrollo del Milenio de reducir a la mitad el número de personas -cerca de 500 millones- que padecen hambre.
"Nos alarma que las personas aquejadas por el hambre y la pobreza sean ahora más de 1.000 millones. Esta situación constituye una lacra inaceptable", sostiene la declaración, sin fijar una fecha concreta para erradicar el hambre ni otorgar fondos especiales para lograrlo.
La cumbre, convocada oficialmente "para dar un nuevo impulso a la lucha contra el hambre y la desnutrición", tenía como objetivo establecer una nueva estrategia para frenar el aumento del número de personas que sufren la escasez de alimentos en el mundo, que pasó de 850 millones en 2008 a 1.020 millones este año.
Unos 60 jefes de Estado y de Gobierno, entre ellos los presidentes de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y de Chile, Michelle Bachelet, junto al papa Benedicto XVI asistieron a la jornada inaugural, marcada por la ausencia de los líderes de las mayores potencias industrializadas.
La ausencia de fondos adicionales para combatir el hambre es notable, si se tiene en cuenta que el director general de la FAO, el senegalés Jacques Diouf, había pedido inversiones por 44.000 millones de dólares al año para los cerca de 2.000 millones de campesinos de los países pobres con el fin de reactivar el sector
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