martes, 3 de noviembre de 2009

SALTA: Gran concurrencia en Rosario de Lerma a la "Marcha Blanca"


En contrapunto con el festejo de Halloween.
Vestidos de Santa María, el Divino Niño o San Expedito, la noche se enfervorizó al paso de la llamativa movilización.
Rosario de Lerma se vistió anoche de blanco por varias horas. Una multitud, calculada en tres mil personas por efectivos policiales, acompañaba la promocionada "Marcha Blanca de Todos los Santos" por las calles céntricas.

Las expresiones alusivas a los santos y el significado de su evangelización quedaron plasmada en esta convocatoria, realizada por segundo año consecutivo por un grupo de vecinos del taller artístico "Bujo Shop" del plástico Javier López.
Todos participaron
Recordemos que esta marcha había sido convocada para aminorar el "efecto Halloween" en esta ciudad vallista.
Así, señoras mayores sorprendieron con sus atuendos de Santa Marta o Santa Rita. Los más pequeños eligieron en su mayoría al Divino Niño y se pudo ver por ahí un San Expedito muy bien personificado. Tampoco faltó el patrono del pan y del trabajo, San Cayetano. Este vecino se las ingenió para repartir espigas de trigo a los presentes.
Todos participaron, personificando la figura de un santo o simplemente ataviados con prendas color blanco, de pies a cabeza.
Noche cálida
El clima acompañó la realización de esta marcha cristiana. La noche estuvo cálida en el pueblo.
Por momentos la gente se enfervorizaba cuando la marcha pasaba por los frentes de las casas.
Muestras de respeto y aplausos siguieron el paso del gentío. La policía montó un operativo de seguridad a lo largo del trayecto, de alrededor de quince cuadras, con uniformados motorizados.
Al llegar a la parroquia Nuestra Señora del Rosario, el cura párroco Carlos Carrasco repartió bendiciones a los participantes de la "Marcha Blanca de todos los Santos".
"Estoy sorprendido por el entusiasmo de la gente y sus participación. Esta es una manera de evangelizar en momentos en que la sociedad se encuentra totalmente falta de valores y puede ser objeto de ideas retrógradas culturalmente", sentenció el religioso.
Unas 3 mil personas participaron de la marcha, organizada para contrarrestar los efectos de Halloween.En el atrio de la iglesia otra multitud esperaba a los integrantes de la marcha para seguir todos juntos hacia el Parque Evita, donde se realizaría el espectáculo y la entrega obsequios.
Llamó la atención como algunos comercios, sobre todo del rubro cotillón y regalos, saludaban a la marcha de los santos, mientras del interior de los locales salían algunos chiquitines vestidos de brujos o algún excéntrico demonio de Halloween.
Respecto de cómo se ha difundido comercialmente en este último tiempo la noche de Halloween en esta ciudad, el cura Carrasco manifestó que "no es ha una cuestión comercial a lo que nos enfrentamos. Es cómo lo nefasto termina destruyendo hogares. No es sólo Halloween, es la política, las expresiones culturales y todo aquello que nos quieren imponen como moda y termina siendo negativo para la familia", sostuvo.
Al finalizar la actividad, bien entrada la noche, se repartieron golosinas y obsequios a los participantes. Todos aquellos que colaboraron con esta denominada movida católica recibieron su premio.
Aunque la noche se prestaba para celebraciones de todo tipo, en los locales bailables, bares y pub no se apreció festejos de la celebración de Halloween.
Solamente se pudo observar por ahí a uno que otro nene, acompañados de sus padres paseando por los paseos y veredas de esta ciudad.
La "Marcha Blanca de todos los Santos" logró su objetivo de inculcar en la población preservar nuestra arraigada cultura religiosa.
En su mayoría los participantes se vistieron como santos, o bien ataviados con prendas de color blanco.Por lo menos este año, por esta parte de la provincia, la veneración de origen celta de la noche de brujas o el conocido Halloween norteamericano tan promocionado a nivel comercial, no tuvo mayores adeptos. Quizás fue en uno de los pocos lugares de este globalizado mundo.

La "Marcha Blanca" intenta revivir en los vecinos de Rosario de Lerma el sentido de la religiosidad cristiana, en la noche previa al Día de Todos los Santos como solemnidad cristiana, instituida en honor a los santos, conocidos y desconocidos, según lo instauró el papa Urbano IV en el año 840, para compensar cualquier falta a las fiestas de los santos durante el año por parte de los fieles.

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