Quiero encarar dos puntos para dar inicio al pensamiento del Evangelio. Primeramente quiero hacer alusión a la palabra creer y me pregunto: en que he creído sin haber visto? Quizás en que me dijeron que soy hija de una mujer que solo me dijo que es mi madre y no me ocupe de indagar si es verdad. O si vamos a la sociedad, quizás hemos creído sin ver cuando nos dijeron que el hombre había llegado a la luna y confiamos, creímos en lo que la prensa nos mostraba. Pero, habrá sido verdad o fue una obra maestra de ese tiempo? pero la verdad es que creímos en lo que nos mostraron.
EL siguiente punto es tratar la palabra comunidad, ya que, como cristianos- católicos decimos que formamos una comunidad y la pregunta es: ¿cómo es? O ¿que es? Esta palabra tiene que ver con “la persona y la sociedad”, dónde se ve el carácter comunitario de la vocación humana: Dios- la conversión y la sociedad.
Podemos decir que con la participación de la vida social está compuesto por la autoridad, el bien común, y la responsabilidad, sin olvidar la participación. También hacemos hincapié en o con la justicia social, donde debemos tomar en cuenta el respeto de la persona humana, la igualdad y la diferencia entre los hombres, y la solidaridad humana.
Si vamos a la palabra leemos en Juan 20,19-31
Al atardecer de ese mismo día, el primero de la semana, estando cerradas las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, por temor a los judíos, llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: «¡La paz esté con ustedes!» Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor. Jesús les dijo de nuevo: « ¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes» Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió: «Reciban el Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan» Tomás, uno de los Doce, de sobrenombre el Mellizo, no estaba con ellos cuando llegó Jesús. Los otros discípulos le dijeron: « ¡Hemos visto al Señor!» El les respondió: «Si no veo la marca de los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré» Ocho días más tarde, estaban de nuevo los discípulos reunidos en la casa, y estaba con ellos Tomás. Entonces apareció Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio de ellos y les dijo: « ¡La paz esté con ustedes!» Luego dijo a Tomás: «Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: Métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe» Tomás respondió: «¡Señor mío y Dios mío!» Jesús le dijo: «Ahora crees, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!» Jesús realizó además muchos otros signos en presencia de sus discípulos, que no se encuentran relatados en este Libro. Estos han sido escritos para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y creyendo, tengan Vida en su Nombre.
La Palabra nos dibuja de que Jesús eligió un día y un tiempo: al atardecer del primer día de la semana. El se aparece, entra con las puertas cerradas, sorprendiendo a sus discípulos, a sus apóstoles, quienes estaban temerosos, y EL se pone n medio de ellos y les regala su Paz, le muestra sus manos y su costado, esta situación los llena de alegría a los comensales y se ve que seguían temerosos porque por segunda ves les regala la Paz, pero esta vez será con un fin: enviarlos, como a El lo envió el Padre. Para que se pudiera cumplir con ese envió El sopla sobre ellos y en se soplo les regala el Espíritu Santo que le dará el poder de perdonar los pecados o de retenerlos, es decir, a mi pensar, que eso último va a significar que si nosotros perdonamos seremos perdonados. Me detengo en la imagen de Tomás, un hombre que necesitaba ver para creer y no cree en las palabras de quienes vieron a Jesús resucitado. A veces somos y actuamos así. No obstante lo que está escrito, dice, es para que creamos y en ese creer tengamos vida en su nombre. Recordemos que cuando Jesús fue arrestado, todos se dieron a la fuga, pero seguían juntos por los ritos judíos que debían cumplir al morir una persona. Siempre se encontraban con las puertas cerradas como signo de precaución. Esa paz que regala junto al Espíritu Santo será signos de vida, El nos d á la vida, y es una vida espiritual. Ese perdón del que hace alusión nos hace reflexionar de que Cristo murió para quitar los pecados y Resucitado deja el poder de perdonar: la prioridad es reconocer el perdón de los pecados. Por otro lado, para que nazca el amor se debe experimentar la presencia del pecado y el perdón que hará florecer todo. Sin olvidar que con el Espíritu Santo conoceremos la perfecta reconciliación con Dios, con los hermanos, y con uno mismo. Si hemos leído atentamente el Evangelio observaremos que la palabra SEÑOR está escrita siete veces, aquí los apóstoles aplicaron a Jesús el nombre divino de ¡EL SEÑOR! Si vamos al versículo 30 de éste capitulo diremos que tiene como propósito dar testimonio de la divinidad de Jesús. Jesús sopló y nos regalo el Espíritu Santo que nos dará paz, afianzará nuestra fe, nos enviará a proclamar el mensaje de vida, nos enseñará y nos ayudará a perdonar, y como es dador de vida nos dará vida, llegando a ser otros resucitados. También quitará nuestros miedos y nuestros temores y llegaremos a ser una comunidad…
Cristo ha infundido un nuevo Espíritu y es el Espíritu de resucitado, de esperanza, de fe, de amor y solo de El brotará esa comunidad grande en fe, en esperanza, y en amor. Cristo sopló, que ese soplo nos haga vivir la gracia del Espíritu Santo, la paz, la fe, el envío, el perdón, y nos haga sentir vivos y resucitados…
Si vamos a la palabra leemos en Juan 20,19-31
Al atardecer de ese mismo día, el primero de la semana, estando cerradas las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, por temor a los judíos, llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: «¡La paz esté con ustedes!» Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor. Jesús les dijo de nuevo: « ¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes» Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió: «Reciban el Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan» Tomás, uno de los Doce, de sobrenombre el Mellizo, no estaba con ellos cuando llegó Jesús. Los otros discípulos le dijeron: « ¡Hemos visto al Señor!» El les respondió: «Si no veo la marca de los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré» Ocho días más tarde, estaban de nuevo los discípulos reunidos en la casa, y estaba con ellos Tomás. Entonces apareció Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio de ellos y les dijo: « ¡La paz esté con ustedes!» Luego dijo a Tomás: «Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: Métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe» Tomás respondió: «¡Señor mío y Dios mío!» Jesús le dijo: «Ahora crees, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!» Jesús realizó además muchos otros signos en presencia de sus discípulos, que no se encuentran relatados en este Libro. Estos han sido escritos para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y creyendo, tengan Vida en su Nombre.
La Palabra nos dibuja de que Jesús eligió un día y un tiempo: al atardecer del primer día de la semana. El se aparece, entra con las puertas cerradas, sorprendiendo a sus discípulos, a sus apóstoles, quienes estaban temerosos, y EL se pone n medio de ellos y les regala su Paz, le muestra sus manos y su costado, esta situación los llena de alegría a los comensales y se ve que seguían temerosos porque por segunda ves les regala la Paz, pero esta vez será con un fin: enviarlos, como a El lo envió el Padre. Para que se pudiera cumplir con ese envió El sopla sobre ellos y en se soplo les regala el Espíritu Santo que le dará el poder de perdonar los pecados o de retenerlos, es decir, a mi pensar, que eso último va a significar que si nosotros perdonamos seremos perdonados. Me detengo en la imagen de Tomás, un hombre que necesitaba ver para creer y no cree en las palabras de quienes vieron a Jesús resucitado. A veces somos y actuamos así. No obstante lo que está escrito, dice, es para que creamos y en ese creer tengamos vida en su nombre. Recordemos que cuando Jesús fue arrestado, todos se dieron a la fuga, pero seguían juntos por los ritos judíos que debían cumplir al morir una persona. Siempre se encontraban con las puertas cerradas como signo de precaución. Esa paz que regala junto al Espíritu Santo será signos de vida, El nos d á la vida, y es una vida espiritual. Ese perdón del que hace alusión nos hace reflexionar de que Cristo murió para quitar los pecados y Resucitado deja el poder de perdonar: la prioridad es reconocer el perdón de los pecados. Por otro lado, para que nazca el amor se debe experimentar la presencia del pecado y el perdón que hará florecer todo. Sin olvidar que con el Espíritu Santo conoceremos la perfecta reconciliación con Dios, con los hermanos, y con uno mismo. Si hemos leído atentamente el Evangelio observaremos que la palabra SEÑOR está escrita siete veces, aquí los apóstoles aplicaron a Jesús el nombre divino de ¡EL SEÑOR! Si vamos al versículo 30 de éste capitulo diremos que tiene como propósito dar testimonio de la divinidad de Jesús. Jesús sopló y nos regalo el Espíritu Santo que nos dará paz, afianzará nuestra fe, nos enviará a proclamar el mensaje de vida, nos enseñará y nos ayudará a perdonar, y como es dador de vida nos dará vida, llegando a ser otros resucitados. También quitará nuestros miedos y nuestros temores y llegaremos a ser una comunidad…
Cristo ha infundido un nuevo Espíritu y es el Espíritu de resucitado, de esperanza, de fe, de amor y solo de El brotará esa comunidad grande en fe, en esperanza, y en amor. Cristo sopló, que ese soplo nos haga vivir la gracia del Espíritu Santo, la paz, la fe, el envío, el perdón, y nos haga sentir vivos y resucitados…
Que podamos, en esta semana reflexionar sobre: sobre la importancia del Esp. Sto. la paz, la fé, el ser enviados, sobre el perdón y el sentirnos, vivos otros resucitados.....
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