lunes, 21 de octubre de 2013

¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68



Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (18,1-8):

En aquel tiempo, Jesús, para explicar a sus discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse, les propuso esta parábola: «Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres. En la misma ciudad había una viuda que solía ir a decirle: "Hazme justicia frente a mi adversario." Por algún tiempo se negó, pero después se dijo: "Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar pegándome en la cara."» 
Y el Señor añadió: «Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?»

Palabra del Señor

“PERSEVERA Y TRIUNFARÁS”


“Reconocer que necesitamos perseverar en la oración; para que, a través de ella, descubramos el amor de Dios que nos hace verdaderamente libres”.

La viuda insistente es un buen ejemplo de lo que nosotros debemos ser y de cómo nuestra perseverancia nos ayudaría a alcanzar lo que necesitamos. El poder de Dios es muy grande, eso lo sabemos todos, el problema es que nunca tenemos la paciencia para que ese poder este de nuestra parte. Aunque suene ilógico, a Dios le gusta que insistamos en lo que necesitamos. 

Desarrollar hábitos de oración tiene que ser una ACTITUD para nosotros y no una ESTRATEGIA.

La ACTITUD es nuestro modo de ser, es el estilo de vida que hemos elegido tener para ser en el mundo. La actitud de “orar siempre sin desanimarse” no es una ESTRATEGIA, no es algo que hacemos eventualmente para “zafar” de una situación. Cuando elaboramos estrategias lo que estamos haciendo es no tomarnos en serio eso de que la oración perseverante tiene que formar parte de nuestra vida de siempre y no solo en casos de necesidad.

Si usted ha descubierto que, no importa la necesidad, su oración es constante ya puede decirse que es como la viuda de la parábola. En cambio si usted solo hace oración, por más insistente que sea, cuando “necesita algo”, usted no ha salido de la estrategia, todavía la oración no forma parte de su manera de ser, no es un estilo de vida oracional el que usted lleva.



Los grandes orantes no se ocupan de “pedir” cosas solamente, o no se toman en serio eso de insistir “solo” cuando se necesita algo… los grandes orantes se saben amigos de Dios y en su modo de ser la oración perseverante es parte esencial. No hace falta necesitar algo para orar, hace falta tener la actitud de hacerlo, y no le quepa la menor duda de que si su oración es perseverante, como actitud (vale la pena decirlo de nuevo), no habrá demora divina que le incomode, ni preocupación que lo saque de la paz de los iluminados. Solo se trata de orar, y de orar perseverantemente. Amén.

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