sábado, 28 de diciembre de 2013

¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68

CUARTO DE ADVIENTO – 22 de Diciembre de 2013.
“COBIJEMOS a JESÚS Y MARÍA en nuestra casa CON LA ESPERANZA DE LA SALVACIÓN”

): Lectura del santo Evangelio según san Mateo 1, 18–24:

Este fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo.
“Dios escribe derecho en renglones torcidos”, dice el antiguo refrán. La Palabra de Dios que hoy escuchamos pareciera darle la razón. María ha quedado embarazada y, aunque ya está comprometida con José, todavía no vivían juntos, por lo tanto no tenían relaciones sexuales –Lucas lo manifiesta con claridad en la respuesta de María al Ángel: “¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?” (Lc 1, 34)-. El Espíritu Santo plenificó la maternidad de María, haciéndola engendrar al Salvador del mundo, Esperanza para toda la humanidad. José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto.

El pobre de José no tenía conocimiento de lo que estaba sucediendo con su comprometida y cuando se enteró… Lo más probable es que se sintiera burlado o por lo menos no amado por María. Tal parece ser la situación porque decide abandonarla en secreto…

Dice la palabra que era un hombre Justo… y no sólo porque su camino se realizara en la JUSTICIA, sino porque, para la Biblia, ser justo es lo más parecido a “estar lleno de gracia”. Es decir que se juntaron “el hambre y las ganas de comer”, dos santos estaban siendo protagonistas de un acontecimiento que traería la ESPERANZA y la SALVACIÓN definitiva.

Mientras pensaba en esto, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: "José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo.

La Palabra hace una pausa… José es mostrado como alguien que está reflexionando sobre el asunto. Esto nos muestra que era un hombre cabal, pensante. No se tomó las cosas a las apuradas, no salió ha hacer las cosas atolondradamente. Parece que José era bastante sereno y pacífico, es decir, para nada impulsivo.

Pero con la razón no basta…. Toda cosa para ser entendida necesita la presencia de Dios. el Ángel habla en sueños con José y le explica las cosas como son… ni en broma José hubiera llegado a solucionar su dilema con la sola razón. Convendría que aprendiéramos de él y nos pusiéramos en oración cada vez que necesitamos resolver alguna dificultad o tomar decisiones para nuestra vida. Las cosas serían más sencillas y saldrían mejor que hasta ahora.

Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados".

Escuchemos lo que el Catecismo de la Iglesia Católica nos dice sobre el Santísimo Nombre de Jesús:

430 Jesús quiere decir en hebreo: "Dios salva". En el momento de la anunciación, el ángel Gabriel le dio como nombre propio el nombre de Jesús que expresa a la vez su identidad y su misión. Ya que “¿quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?”, es Él quien, en Jesús, su Hijo eterno hecho hombre, “salvará a su pueblo de sus pecados” (Mt 1,21). En Jesús, Dios recapitula así toda la historia de la salvación en favor de los hombres.

432 El nombre de Jesús significa que el Nombre mismo de Dios está presente en la persona de su Hijo hecho hombre para la redención universal y definitiva de los pecados. El es el Nombre divino, el único que trae la salvación y de ahora en adelante puede ser invocado por todos porque se ha unido a todos los hombres por la Encarnación de tal forma que “no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que nosotros debamos salvarnos” (Hch 4,12).

433 El Nombre de Dios Salvador era invocado una sola vez al año por el sumo sacerdote para la expiación de los pecados de Israel, cuando había asperjado el propiciatorio del Santo de los Santos con la sangre del sacrificio. El propiciatorio era el lugar de la presencia de Dios. Cuando san Pablo dice de Jesús que “Dios lo exhibió como instrumento de propiciación por su propia sangre” (Rm 3,25), significa que en su humanidad “estaba Dios reconciliando al mundo consigo” (2 Co 5,19).

744 En la plenitud de los tiempos, el Espíritu Santo realiza en María todas las preparaciones para la venida de Cristo al Pueblo de Dios. Mediante la acción del Espíritu Santo en ella, el Padre da al mundo el Emmanuel, "Dios con nosotros" (Mt 1,23).

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