martes, 1 de diciembre de 2020

LUCAS, 11,1 - 4.

 


Hoy, señor Jesús, estoy aquí presente, estoy en tú presencia Eucarística; y al leer y meditar tú Palabra, te pido que así como tú orabas, en cierto lugar, me des la gracia el carisma de la oración para encontrarme contigo, para escucharte en el silencio de mi alma, de mi corazón, de mi ser.

Hoy, te pido como aquel Discípulo, que me enseñes con tu Espíritu a orar. Quiero orar como lo hicieron los Santos y Santas de tu Iglesia. Quiero en la oración reconocer  y descubrir que Dios es mi Padre; quiero santificar tu Nombre y el de Dios; quiero vivir en mi vida  tú Reino. Por eso Señor, envía tu Reino, pido tu Reino, que nunca me falte el pan de cada día, el pan de la oración, del amor. Dame Señor, cada día, el pan que me hace falta, que necesito.

Dame Señor, la gracia del perdón para poder perdonar  como Tú perdonas, me has perdonado. Señor, dame la gracia de la oración para no  caer, para no aceptar la tentación, para poder vencer el mal y librarme de todo mal.

Dame la gracia Señor, de que éste encuentro contigo, de que la oración en mí no se transforme  en una rutina, sin pasión; que sea en mí una necesidad una pasión la vida de oración. Enséñame a orar Señor, ayúdame a orar para que pueda relacionarme con mi padre, para relacionarme con el prójimo y así sentirnos hermanos y también logre relacionarme conmigo misma.

Gracias Señor, y bendita sea la oración, porque puedo hablar contigo. Bendito seas Señor, porque sé que si hablo contigo las cosas pasarán, porque sé que cualquier necesidad  la encontraré orando.

BENDITA SEA LA ORACIÓN PORQUE ME LLEVA A LA SANTIDAD....

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