domingo, 5 de agosto de 2012

EL EVANGELIO Y SU PENSAMIENTO (5/8/12)

¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68


Evangelio según San Juan 6,24-35. 
Cuando la multitud se dio cuenta de que Jesús y sus discípulos no estaban allí, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús. 
Al encontrarlo en la otra orilla, le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo llegaste?". 
Jesús les respondió: "Les aseguro que ustedes me buscan, no porque vieron signos, sino porque han comido pan hasta saciarse. 
Trabajen, no por el alimento perecedero, sino por el que permanece hasta la Vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre; porque es él a quien Dios, el Padre, marcó con su sello". 
Ellos le preguntaron: "¿Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios?". 
Jesús les respondió: "La obra de Dios es que ustedes crean en aquel que él ha enviado". 
Y volvieron a preguntarle: "¿Qué signos haces para que veamos y creamos en ti? ¿Qué obra realizas? 
Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: Les dio de comer el pan bajado del cielo". 
Jesús respondió: "Les aseguro que no es Moisés el que les dio el pan del cielo; mi Padre les da el verdadero pan del cielo; 
porque el pan de Dios es el que desciende del cielo y da Vida al mundo". 
Ellos le dijeron: "Señor, danos siempre de ese pan". 
Jesús les respondió: "Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed. 


Leer el comentario del Evangelio por Beata Teresa de Calcuta (1910-1997), fundadora de las Hermanas Misioneras de la Caridad 


La Palabra para ser hablada, cap. 6 (trad. Jesús, aquel al que invocamos, p. 85)
“Yo soy el pan de vida. El que venga a mí, nunca más tendrá hambre”
        En las Escrituras, se cuestiona la ternura de Dios por el mundo, y leemos que "Dios amó tanto al mundo, que le entregó a su Hijo" Jesús (Jn 3,16) para que sea como nosotros, y nos anuncie la buena noticia de que Dios es amor, que Dios os ama y me ama. Dios quiere que nos amemos unos otros, como él nos ha amado (cf Jn 13,34).

        Todos nosotros sabemos, mirando la cruz, hasta qué punto Jesús nos ha amado. Cuando miramos la Eucaristía, sabemos cuánto nos ama ahora. Por eso, él mismo se hizo "pan de vida" con el fin de satisfacer nuestra hambre con su amor, y luego, como si esto no fuera suficiente para él, se convirtió él mismo en hambriento, en indigente, en desalojado, con el fin de que vosotros y yo, pudiéramos satisfacer su hambre con nuestro amor humano. Porque para esto hemos sido creados, para amar y ser amados.

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