domingo, 5 de febrero de 2012

Brotarán ríos de agua viva...


EVANGELIO: Juan 21,15. Diálogo de Jesús con Pedro
 Después de comer, Jesús dijo a Simón Pedro: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?" Él le respondió: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis corderos".
Nosotros  en estos días fuimos descubriendo que el Señor por medio de la Palabra, nos fue hablando de su amor, de su perdón, de que quiere sanarnos con la cita de Jn .También que espera de nosotros un SI como el de Juan, el de María y que ese SI nos llama a cumplir con nuestros envío, nuestra misión.
Pero EL sabe, y nosotros también, que somos débiles, somos limitados, que nos cuesta levantarnos, nos cuesta hacer su voluntad, cumplir su mandamiento.
Y fue, entonces que por medio de Jesús, DIOS-Padre  hizo una promesa para cada uno de nosotros.es la promesa del Padre para ti, es decir, que esa promesa es para ti no para otro, para un animal.  Y si nos miramos vemos que también nosotros hemos, en nuestras vidas, realizado promesas, así también como dijimos SI,  y nos hicieron promesas, una promesa. Ej. Te prometo hacerlo, ir. Y  podemos ver al que promete y la promesa en si. Si vamos al diccionario leeremos que promesa es una expresión de la voluntad de dar a uno o hacer por el una cosa. También un ofrecimiento, augurio. Un ofrecimiento equivalente a un juramento.  En cambio prometer es obligarse a hacer,  a decir, a dar, a afirmar lo que se dice, es esperar… o mostrar gran confianza de lograrlo. Ofrecerse uno al servicio de Dios.
Como seres humanos, nos cuesta cumplir con las promesas o las cumplimos  a media. Pero Dios también nos hizo una promesa por medio de su Hijo. Y nosotros decimos que es “LA PROMESA DEL PADRE” que sí se cumplió el día que recibimos el Sacramento de el Bautismo y se confirmo en el día que recibimos el Sacramento de la Confirmación. Y la promesa del Padre es el Espíritu Santo y lo dice la Palabra en EZ 11, 19,20
“Yo les daré un solo corazón y pondré un espíritu nuevo dentro de ellos. Y quitaré de su carne el corazón de piedra y les daré un corazón de carne, 20 para que anden en mis estatutos, guarden mis ordenanzas y los cumplan. Entonces serán mi pueblo y yo seré su Dios. 21 Pero en cuanto a aquellos cuyo corazón va detrás de sus cosas detestables y abominaciones, haré recaer su conducta sobre su cabeza declara el Señor DIOS.”
Es la promesa para los que creen. También lo dice en Juan 16,5-15.
5 Pero ahora voy al que me envió, y ninguno de vosotros me pregunta: "¿Adónde vas?" 6 Más porque os he dicho estas cosas, la tristeza ha llenado vuestro corazón. 7 Pero yo os digo la verdad: os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, el Consolador no vendrá a vosotros; pero si me voy, os lo enviaré. 8 Y cuando El venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio; 9 de pecado, porque no creen en mí; 10 de justicia, porque yo voy al Padre y no me veréis más; 11 y de juicio, porque el príncipe de este mundo ha sido juzgado. 12 Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. 13 Pero cuando El, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir. 14 El me glorificará, porque tomará de lo mío y os lo hará saber. 15 Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que El toma de lo mío y os lo hará saber.
Y si vamos a la Palabra y tomamos la imagen de Pedro
CITA: JN 21,15 vemos a Pedro triste, dolido y caído, un Pedro que creía que Jesús ya no lo iba a aceptar, lo iba a amar. Pero Jesús lo levanta y le regala una gracia interior para que vaya a apacentar las ovejas, para que no caiga fácilmente, para que no se sienta solo. Solo con esa gracia iba a poder cumplir con su misión. Y en éste caso podemos hablar de la presencia del Espíritu Santo.
Pero nos cabe preguntarnos: ¿por qué la promesa de Padre?
                                    *porque sin Jesús en la tierra nos quedamos solos, desamparados.
                                    *Porque Jesús debía volver al Padre.
                                     * Porque es una promesa y El debía cumplirla.
                                                  * Porque Dios conoce, sabe de nuestras flaquezas, debilidades, caídas, de nuestra condición humana.
Otra pregunta que podemos hacernos es: ¿para que la promesa del Espíritu Santo?
                                                   * Para  como Pedro, junto a EL,  demos testimonio de Jesús.
                                                   * Para rebatir del mundo el pecado.
                                                    * Para volver al camino de justicia, de juicio.
                                                    * Para tener nueva vida, una vida de hijos de Dios.
Si vamos  a la Palabra, la presencia de Espíritu Santo está ilustrada en el obrar de los Apóstoles, dando origen, vida  a la Iglesia de Cristo. En la fuerza y el valor para llevar el mensaje, de padecer por el Evangelio. Gracias a la presencia de Espíritu Santo Pedro pudo llevar a cabo el envío de Jesús, pudo soportar, sobrellevar tribulaciones, persecución, y dar su vida cómo lo dio. María por la gracia del E. S. concibió al salvador. Y como ellos hay más ejemplos…
El hombre que está lleno del Espíritu Santo comienza una transformación, va a experimentar una nueva vida, va a comenzar a conocer a Dios desde la experiencia, va a comenzar a tomarle el gusto a la Palabra, veremos que tiene una nueva forma de oración, una nueva manera de orar que lo lleva a la alabanza. Y esa promesa es para ti (nombres) es para mi porque soy, somos débiles, porque solos no podemos, porque necesitamos paz y ser libres, necesitamos cambiar.
Lo que impide el actuar del Espíritu Santo en cada uno es el no sentirnos dignos, el temor que no invade, las dudas y poca fe que tenemos. También el orgullo que no lleva a decir no necesito de nadie, no sentirnos necesitados.  Y dice la Palabra en Jn 7,37-39.
Jesús en el último día de la fiesta
37” En el último día, el más solemne de la fiesta, Jesús se puso de pie y exclamó:
   — ¡Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba!38 De aquel que cree en mí, como dice[a] la Escritura, brotarán ríos de agua viva.
39 Con esto se refería al Espíritu que habrían de recibir más tarde los que creyeran en él. Hasta ese momento el Espíritu no había sido dado, porque Jesús no había sido glorificado todavía.”
El hombre debe tener esa necesidad de Dios, esa sed del agua viva, de nacer de nuevo. La necesidad del  E.S para poder perdonar, amar y ser amado, para ser saciados y sanados…. Y solo llamándolo se hace presente, si lo invocamos  obrará en nosotros….  También dice la Palabra:
"Jesús le contestó:”En verdad te digo: El que no renace del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. (Jn 3, 5)

No hay comentarios: