La vista es uno de los sentidos que tenemos como seres
vivos y también como seres humanos. Gracias a los ojos podemos ver y podemos
mirar. Pero la mirada es mucho más que un acto biológico, porque dice mucho de
nuestra forma de ser y de nuestra manera de pasar por la vida.
Hoy hablaremos de miradas, y ya desde el principio vamos a fijarnos en las veces
que utilizamos el verbo mirar: mira ése lo que hace, mirad cómo se hace esto,
¡mira lo que he encontrado!,… Y cuenta la Palabra:
TEXTO- CITA: Mt 20, 29-34: Los dos
ciegos.
Al salir ellos de Jericó, le
seguía una gran multitud. Y dos ciegos que estaban sentados junto al camino,
cuando oyeron que Jesús pasaba,
clamaron, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros!
Y la gente les reprendió para que callasen; pero ellos clamaban más, diciendo:
¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros! Y deteniéndose Jesús, los
llamó, y les dijo: ¿Qué queréis que os haga?Ellos le dijeron: Señor, que sean
abiertos nuestros ojos. Entonces Jesús, compadecido, les tocó los ojos, y en
seguida recibieron la vista; y le siguieron.
Imaginemos la siguiente dinámica: salen 5, 6, 7 personas de la sala
(cuando más grande es el grupo más personas pueden salir). Las que quedan dentro
observan una imagen. A continuación se tapa la imagen y se hace entrar a uno de
los que están fuera. Se pide a una persona de la sala que le describa la imagen
con todo detalle (puede mirar la imagen mientras la describe, el resto de
personas que irán entrando ya no la podrán mirar). Ésta, a su vez, se lo
explicará al siguiente que hagamos entrar, y así sucesivamente, de manera que
es una explicación en cadena en la que se pierden muchos detalles porque entre
unos y otros se van alterando.
Vamos cayendo en cuenta de que continuamente estamos
usando la mirada, a veces sólo para ver, otras para mirar con más profundidad,
pero siempre expresando algo de nosotros mismos a través de las miradas.
Las miradas dicen más que mil palabras. Son el espejo
más certero de la esencia del ser, del interior, de esa magia que se dibuja en
infinitas definiciones pero nunca logra ser capturada.
Miradas pícaras, sonrisa del alma, como las de un niño
haciendo travesuras.
Miradas que reflejan un ser muerto en vida como una
persona que perdió la esperanza.
Mirada cómplice como la de los enamorados que
mantienen un diálogo sin intercambiar palabras.
Mirada pensativa y solitaria como la de una persona
tratando de visualizar su futuro por un segundo o analizando una toma de decisiones
que evidentemente puede cambiar su vida.
Miradas que invitan a conocer un poco más a esa
persona sentada o parada en la otra esquina de la sala y que con sus ojos hace
ineludible su presencia.
Miradas que sonrojan si uno es capaz de adivinar
alguno de los pensamientos que por la pupila escapan.
Miradas frías y cortantes que imponen límites, un
freno a la inspiración de hacer algo.
Miradas analíticas y calculadoras de aquellos que
parecen querer sacar una radiografía, antecedentes, la hoja de vida con tan
sólo clavar la vista en su víctima.
Miradas insistentes que buscan incomodar, hacer
vulnerable a la persona que la mira.
Miradas profundas y apasionadas que se enlazan en un
juego y pasan los minutos, la gente, los acontecimientos y ellas no se dan por
enteradas.
Mirada triste que expresa el dolor y abatimiento de un
alma herida.
Miradas débiles de personalidades endebles y miradas
penetrantes de personalidades con carácter.
Miradas huidizas al encuentro con otra mirada.
Miradas que buscan el constante encuentro con otros
ojos que expresen sentimientos, pedacitos del ser, rinconcitos del alma.
¡Y cuánto más puede reflejar una mirada! cuánto dice
de un individuo, de un estado de ánimo, de un sentimiento expresado... Pero que
relegada se encuentra en un mundo donde las vías de comunicación privilegiadas
son las que no involucran el contacto físico ni el encuentro en persona ni el
intercambio con todos los sentidos comprometidos.
ACERCÁNDONOS A LA MIRADA DE
JESÚS
Llegados a este punto, haremos imaginariamente una dinámica más para la
que vamos a necesitar lupas (aunque no haya para todos, ya irá pasando de unos
a otros).
Les pedimos que agarren varios objetos suyos y que los observen
detenidamente con la lupa. Se trata de que descubran cosas que sin la lupa no
se habían dado cuenta de que estaban. Hacemos una breve puesta en común sobre
esto, y a continuación les hacemos la siguiente pregunta: Una persona cuya
mirada se parece a la de una lupa, ¿cómo la podríamos definir? (Atenta a los
detalles, profunda, ve más allá de lo que se percibe a simple vista,…)
Ahora yo tengo que preguntarme: ¿cómo es mi mirada?
Dejamos un espacio para que a nivel personal escriban su respuesta en una hoja
que tiene la imagen de un ojo.
(Ejemplos de miradas: superficial, profunda, vital,
crítica, verdadera, íntima, liberadora, bondadosa,…). A continuación se les
entrega la hoja que va en el anexo.
Nuestra mirada, quiere parecerse a la de Jesús de
Nazaret: profunda, capaz de captar el interior de cada uno, de cada corazón.
Jesús MIRA para entablar una relación, para compartir la vida, para ayudar.
Mira y ofrece su amistad.
Cuenta un relato que..........
El color del mundo
Un anciano
descansaba sentado en un viejo banco, a la sombra de un árbol, cuando fue
abordado por el conductor de un automóvil, que estacionó a su lado:
- ¡Buenos días!
- ¡Buen día! Respondió el anciano
- ¿El señor vive aquí?
- Si...., hace muchos años...
- Vengo de mudanza y me gustaría saber, cómo es el
pueblo de aquí. Como el señor vive aquí hace tanto tiempo, debe conocerlo muy
bien.
- Es verdad, - dijo el anciano. - Pero, por favor,
hábleme antes, de la ciudad de donde viene usted.
- ¡Ah! Es estupenda. ¡Maravillosa! Gente buena,
fraternal... Tengo allá, muchos amigos. Sólo la dejé, por imperativos de la
profesión.
- Pues bien, hijo mío. Esta ciudad es exactamente
igual. Le va a gustar vivir aquí.
El forastero agradeció y partió. Minutos después,
apareció otro automovilista y también se dirigió al anciano:
- He venido para vivir aquí. ¡Puede decirme cómo es
este lugar? El anciano, le hizo la misma pregunta:
- ¿Cómo es la ciudad de dónde viene?
- ¡Horrible! ¡Un pueblo orgulloso, lleno de
prejuicios, arrogante! ¡No tengo ni un amigo en aquel lugar horroroso!
- Lo siento mucho, hijo mío, pues aquí usted
encontrará el mismo ambiente...
Así somos nosotros.... vemos en el mundo y en las
personas, algo de lo que somos, de lo que pensamos, de nuestra manera de ser.
Si somos nerviosos, agresivos o pesimistas, así será el mundo y sólo
encontraremos problemas y conflictos. Pero si nuestra mirada es positiva, así
también será nuestra percepción del mundo.
Moraleja: es importante mirar bien, conocer los
detalles para transmitir los mensajes con la menor distorsión posible, las
distorsiones pueden hacernos daño y hacer daño a los otros.
A lo largo del día
alguien de nosotros utiliza el verbo mirar. Al final lo comentaremos. HAY DISTINTAS
MIRADAS, SITUACIONES… POR EJ.
¿CÓMO MIRA…? Un
niño Un adolescente Un joven Un
adulto Un anciano
¿CÓMO MIRA…? La
serpiente El águila El topo La
tortuga El ratón
¿CÓMO VEMOS A TRAVÉS DE…? Unas gafas de sol Unas gafas graduadas Unos prismáticos Un
microscopio Una lupa
Podemos pensar las siguientes preguntas (¿cómo ve una persona ciega? ¿Una persona que necesita anteojos
pero que no las lleva puestas?...).
“LO ESENCIAL ES INVISIBLE A LOS OJOS, SÓLO SE VE BIEN
CON EL CORAZÓN”
LA MIRADA DE JESÚS
Una forma de acercarnos a la mirada de Jesús es a
través de su relación con algunos personajes, y también acercándonos a las
citas bíblicas que hacen referencia a los ojos, la mirada,… Y en especial a las
miradas de JESÚS. Ella nos invita a ver mi vida a la luz de sus ojos. Por ej.
Cuando mira a Pedro (Jn ,42), su mirada de amor que pide y ofrece (Mc 10, 21).
Mirada apenada (Mc 3, 5). Mirada de asombro (Lc, 7,44). Mirada de llanto ( Jn,11,33-35)…..
A veces, para ayudarnos a nosotros mismos y ayudar a
los demás no hay que cambiar la vida, ni de ojos, hay que cambiar la mirada.
Ojos que ven distinto, mente que piensa distinto; corazón que ama distinto;
pies que caminan por senderos distintos.
Estamos invitados, te invito a: MÍRATE A TI MISMO/A:
¿CÓMO ME VEN LOS OTROS?
Pero no sólo miramos la realidad nosotros mismos,
otros nos miran,… ¿cómo nos ven?... Incluso nos estudian para manejarnos a su
antojo, al interés propio: la publicidad, el dinero, la comodidad, etc. A todo
esto tenemos que ser críticos. Preguntarnos, desde la estructura del ojo. ¿Cómo
me ven los otros?
¿Ante qué realidades podemos cerrar los ojos? PÁRPADO
¿Soy capaz de cambiar la “forma” de mi mirada?
CRISTALINO
¿Cuáles son mis “células especiales” que me ayudan a
formar las imágenes que voy elaborando de mi vida, de la gente, del mundo,…?
RETINA
¿Mis ojos ven todo lo que pueden? ¿O no me preocupo en
ir adaptando la cantidad de información que recibo? PUPILA.
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