domingo, 2 de agosto de 2009

PALABRA DEL XVIII DOMINGO DURANTE EL AÑO ( 02-08-09)



SAN JUAN, 6,24-36.




Cuando la multitud se diò cuenta de que Jesùs y sus discìpulos no estaban en el lugar donde el Señor habìa multiplicado los panes, subieròn a la barca y fuèron a Cafarnaùn en busca de Jesùs. Al encontrarlo en la otra orilla, le preguntaron: " Maestro, ¿ Cuàndo llegaste?", Jesùs respondiò: "Les aseguro que ustedes me buscan, no porque vieron signos, sino porque han comido pan hasta saciarse.

Trabajen, no por el alimento perecedero,sino por el que permanece hasta la vida eterna, el que les darà el Hijo del hombre; porque es èl a quien Dios, el Padre, marcò con su sello". Ellos le preguntaron: ¿ Què debemos hacer, para realizar la obra de Dios?". Jesùs les respondiò: " la obra de Dios es que ustedes crean en aquèl que èl ha enviado". Y volvieron a preguntarle:

"¿ Què signos haces para que veamos y creamos en tì?". ¿ Què obras realizas?" Nuestros padres comieron el manà en el desierto, como dice la Escritura: " les diò de comer el pan bajado del cielo". Jesùs respondiò: " les aseguro que no es Moises el que les dio el pan del cielo; mi Padre les da el verdadero pan del cielo: porque el pan de Dios es el que desciende del cielo y dà vida al mundo". Ellos le dijeron: "Señor, dànos siempre de ese pan".Jesùs les respondiò: " YO soy el pan de vida, El que viene a mi jamàs tendrà hambre; el que cree en mi jamàs tendrà sed".

Palabra de Dios.


LA BÙSQUEDA DEL ALIMENTO QUE DA VIDA.

El que viene a mì......

Desde el nacimiento nos acompañan varias formas de " hambre y sed": hambre y sed de atenciones, de cariño, de amistad,de amor verdadero, de verdad, de justicia, de tranquilidad, de paz , de felicidad...

Muchas veces corremos detras de ilusiones que nos " vende" la sociedad de consumo, la actual civilizaciòn del placer.

YO SOY EL PAN DE VIDA, dice Jesùs. Solo èl puede saciar nuestros anhelos profundos, los que se agitan en el fondo del corazòn, su Palabra y su Eucaristìa. Su Palabra que guia, y su Eucaristìa que alimenta y sana. Èstas tienen el poder de renovarnos en lo màs ìntimo de nuestro espìritu para que aparezca ese hombre nuevo que Dios sembrò en cada uno de nosotros.

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