Devoción centrada en los Misterios dolorosos de Cristo, su objetivo es: Acompañar a Jesús en el camino de la Cruz y llegar con El a la Resurrección.
Podemos meditar las
siguientes citas. (cf. Flp 2, 8) (Jn 12, 25; cf. Mt 16, 25; Mc 8, 35; Lc 9, 24;
17, 33;(Mt 16, 24). «El que se ama a sí mismo se pierde, y el que se aborrece a
sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna» «El que pretenda guardarse su vida, la
perderá; y el que la pierda, la recobrará»)……
Con todas estas expresiones, Jesús mismo
ofrece la interpretación del Vía crucis, nos enseña cómo hemos de rezarlo y
seguirlo: es el camino del perderse a sí mismo, es decir, el camino del amor
verdadero. Él ha ido por delante en este camino, el que nos quiere enseñar la
oración del Vía crucis.
Rezar el Vía Crucis
es acompañar a Jesús en su camino al calvario. También, pongámonos en el lugar
de Jesús en cada una de las estaciones para una mejor meditación.
El Vía crucis es una
devoción centrada en los Misterios dolorosos de Cristo, que se meditan y
contemplan caminando y deteniéndose en las estaciones que, del Pretorio al
Calvario, representan los episodios más notables de la Pasión.
La difusión del
ejercicio del Vía crucis ha estado muy vinculada a la Orden franciscana. Pero
no fue San Francisco quien lo instituyó tal como lo conocemos, si bien el
Pobrecillo de Asís acentuó y desarrolló grandemente la devoción a la humanidad
de Cristo y en particular a los misterios de Belén y del Calvario, que culminaron
en su experiencia mística en la estigmatización del Alverna; más aún, San
Francisco compuso un Oficio de la Pasión de marcado carácter bíblico, que es
como un «vía crucis franciscano», y que rezaba a diario, enmarcando cada hora
en una antífona dedicada a la Virgen. En todo caso, fue la Orden franciscana la
que, fiel al espíritu de su fundador, propagó esta devoción, tarea en la que
destacó especialmente San Leonardo de Porto Maurizio.
El Vía crucis consta
de 14 estaciones, cada una de las cuales se fija en un paso o episodio de la
Pasión del Señor. A veces se añade una decima quinta, dedicada a la
resurrección de Cristo. En la práctica de este ejercicio piadoso, las
estaciones tienen un núcleo central, expresado en un pasaje del Evangelio o
tomado de la devota tradición cristiana, que propone a la meditación y
contemplación uno de los momentos importantes de la Pasión de Jesús. Puede
seguirle la exposición del acontecimiento propuesto o la predicación sobre el
mismo, así como la meditación silenciosa. Ese núcleo central suele ir precedido
y seguido de diversas preces y oraciones, según las costumbres y tradiciones de
las diferentes regiones o comunidades eclesiales. En la práctica comunitaria
del Vía crucis, al principio y al final, y mientas se va de una estación a
otra, suelen introducirse cantos adecuados.
Ayudemos a meditar y
contemplar «los excesos del amor de Cristo, acompañando a María y acompañados
de ella
¿Quieres hacer tu Vía crucis personal?
Tu Vía Crucis
personal consiste, en decirle lo que tú sientas y quieras decirle a Jesús de
acuerdo a la estación que va tocando.
Ejemplo: La primera
estación dice que Jesús fue condenado a muerte por Pilatos.
Recordar, si alguna
vez condené a alguna persona injustamente. Cuando condenamos a alguien, no lo
condenamos a él. Estamos condenando a Jesús en esa persona.
Así, sucesivamente se
hará el Vía crucis personal.
Compartimos el Vía
crucis con sus estaciones para que veas la secuencia que lleva.
El Via
crucis tradicional consta de 14 estaciones:
Primera Estación:
Jesús es condenado a muerte.
Segunda Estación:
Jesús carga la cruz.
Tercera Estación:
Jesús cae por primera vez.
Cuarta Estación:
Jesús encuentra a su madre María.
Quinta Estación:
Simón el Cirineo ayuda a Jesús a llevar la cruz.
Sexta Estación:
Verónica limpia el rostro de Jesús.
Séptima Estación:
Jesús cae por segunda vez.
Octava Estación:
Jesús encuentra a las mujeres de Jerusalén.
Novena Estación:
Jesús cae por tercera vez.
Décima Estación:
Jesús es despojado de sus vestiduras.
Undécima Estación:
Jesús es clavado en la cruz.
Duodécima Estación:
Jesús muere en la cruz.
Decimotercera
Estación: Jesús es descendido de la cruz y puesto en brazos de su madre.
Decimocuarta
Estación: Jesús es sepultado.
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