Lectura del santo Evangelio según san Lucas 7, 31-35
Dijo el Señor: «¿Con quién puedo comparar a los hombres de esta generación? ¿A quién se parecen? Se parecen a esos muchachos que están sentados en la plaza y se dicen entre ellos: "¡Les tocamos la flauta, y ustedes no bailaron! ¡Entonamos cantos fúnebres, y no lloraron!" Porque llegó Juan el Bautista, que no come pan ni bebe vino, y ustedes dicen: "¡Ha perdido la cabeza!." Llegó el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: "¡Es un glotón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores!.
Dijo el Señor: «¿Con quién puedo comparar a los hombres de esta generación? ¿A quién se parecen? Se parecen a esos muchachos que están sentados en la plaza y se dicen entre ellos: "¡Les tocamos la flauta, y ustedes no bailaron! ¡Entonamos cantos fúnebres, y no lloraron!" Porque llegó Juan el Bautista, que no come pan ni bebe vino, y ustedes dicen: "¡Ha perdido la cabeza!." Llegó el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: "¡Es un glotón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores!.
" Pero la Sabiduría ha sido reconocida como justa por todos sus hijos.»
Palabra del Señor.
Reflexión
Jesús critica nuestra actitud de interpretar mal todo, aún las acciones de los Santos, como el caso de Juan el Bautista.
Porque el ayuno de San Juan de San Juan fue criticado por algunos como obra del demonio. En cambio a Jesús lo llamaron glotón. Y San Lucas, al relatar este pasaje del evangelio no tiene reparos en referir las acusaciones que se dijeron contra el Señor, para que nos quedasen como enseñanza las palabras de Jesús.
Muchas veces aún cuando un hecho sea bueno, y aparezca como bueno, igual lo criticamos, sospechando por ejemplo de la intención que se tiene al hacer el acto bueno.
El Evangelio nos pide que pensemos bien, y cuando no podamos justificar un acto, por lo menos tratemos de justificar las intenciones con que se realizó ese acto. Si no podemos hablar bien de una persona en público, entonces es preferible callar antes que criticarla.
Dios no delegó en nadie el poder de juzgar. El juzgar se lo reservó para él mismo. Y esto es así, porque para juzgar hay que tener el conocimiento total de la persona que realiza el acto, sus intenciones, sus móviles que la impulsan a obrar así, su criterio de las cosas y del acto que realizó; y nosotros no podemos saber de eso. Por eso la prudencia nos exige que no emitamos juicio sobre las intenciones en el obrar del prójimo.
Jesús nos vuelve a mostrar en este pasaje del evangelio, que aunque los hechos sean objetivamente buenos en sí, el hombre puede interpretarlos mal. Nuestra visión es pequeña, y la sabiduría de Dios es la que dispone las cosas.
Palabra del Señor.
Reflexión
Jesús critica nuestra actitud de interpretar mal todo, aún las acciones de los Santos, como el caso de Juan el Bautista.
Porque el ayuno de San Juan de San Juan fue criticado por algunos como obra del demonio. En cambio a Jesús lo llamaron glotón. Y San Lucas, al relatar este pasaje del evangelio no tiene reparos en referir las acusaciones que se dijeron contra el Señor, para que nos quedasen como enseñanza las palabras de Jesús.
Muchas veces aún cuando un hecho sea bueno, y aparezca como bueno, igual lo criticamos, sospechando por ejemplo de la intención que se tiene al hacer el acto bueno.
El Evangelio nos pide que pensemos bien, y cuando no podamos justificar un acto, por lo menos tratemos de justificar las intenciones con que se realizó ese acto. Si no podemos hablar bien de una persona en público, entonces es preferible callar antes que criticarla.
Dios no delegó en nadie el poder de juzgar. El juzgar se lo reservó para él mismo. Y esto es así, porque para juzgar hay que tener el conocimiento total de la persona que realiza el acto, sus intenciones, sus móviles que la impulsan a obrar así, su criterio de las cosas y del acto que realizó; y nosotros no podemos saber de eso. Por eso la prudencia nos exige que no emitamos juicio sobre las intenciones en el obrar del prójimo.
Jesús nos vuelve a mostrar en este pasaje del evangelio, que aunque los hechos sean objetivamente buenos en sí, el hombre puede interpretarlos mal. Nuestra visión es pequeña, y la sabiduría de Dios es la que dispone las cosas.
HOY LA IGLESIA HACE MEMORIA DE SAN CORNELIO, PAPA, Y SAN CIPRIANO, OBISPO; MÀRTIRES.
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